En respuesta a un editorial del diario The New York Times, un funcionario del Departamento de Estado norteamericano dijo en un correo electrónico a Martí Noticias que la administración del presidente Joe Biden “comprende y aprecia el debate sobre el uso de sanciones por parte del gobierno”.
El funcionario señaló que desde 2021, “la administración Biden ha tomado una variedad de pasos consistentes con el interés nacional de preservar y mejorar la efectividad de las sanciones en el conjunto de herramientas de política exterior”.
“Dicho esto, las sanciones son una en un conjunto de herramientas en sus esfuerzos más amplios hacia Cuba y Venezuela, incluso para promover la democracia, promover el respeto por los derechos humanos y apoyar a los pueblos de Cuba y Venezuela a ejercer las libertades fundamentales consagradas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos”, aseguró el funcionario.
Añadió que la política de Estados Unidos hacia Cuba y Venezuela se centra en promover la rendición de cuentas por violaciones y abusos de los derechos humanos, al mismo tiempo que salvaguarda la seguridad nacional y los intereses de política exterior de EEUU.
En el artículo, la Junta Editorial del New York Times considera que “las sanciones dirigidas al cambio de régimen a menudo incentivan el desafío, no la reforma”, añadiendo que “tienen un historial terrible, como lo demuestran los casos de Cuba, Siria y Venezuela”.
Señala que, "una vez que el Gobierno comienza a realizar revisiones sistemáticas de las sanciones existentes, es crucial garantizar que cualquier sanción impuesta pueda revertirse".
Califica como "el fracaso más flagrante" el embargo comercial indefinido contra el gobierno de Cuba que “el presidente John F. Kennedy impuso… en 1962 con el objetivo declarado de aislar al gobierno actual de Cuba y, por lo tanto, reducir la amenaza que representa su alineación con las potencias comunistas”,
“En los años transcurridos desde entonces, los presidentes estadounidenses han enviado mensajes muy diferentes sobre lo que se necesitaría para eliminar las sanciones. Barack Obama se movió para eliminar muchos de ellos en 2014, un esfuerzo que Donald Trump revirtió tres años después. El año pasado, Biden levantó algunas de las sanciones de la era Trump. Sin embargo, sólo una ley del Congreso puede poner fin al embargo”, dice el diario de New York.
La Junta Editorial opina que “para que las sanciones incentiven el cambio, en lugar de simplemente castigar las acciones del pasado, Estados Unidos debe estar preparado para levantar las sanciones, incluso contra los actores odiosos, si se cumplen los criterios establecidos”.
“Las sanciones, por atractivas que sean, rara vez funcionan sin objetivos específicos combinados con criterios para el levantamiento de las sanciones. Eso se aplica tanto a las sanciones actuales como a las futuras. Sin objetivos ni criterios de alivio, estas medidas, que se encuentran entre las más severas del arsenal de política exterior de Estados Unidos, corren el riesgo de ir en contra de los intereses y principios estadounidenses a largo plazo”, considera el editorial.