Ingenieros de Alabama trabajan para poner ensambladora de tractores en Mariel

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Horace Clemmons y Saul Berenthal ensamblarían en Mariel su versión "Oggún" de este senciillo Allis-Chalmers G de los años 40.

Horace Clemmons y Saul Berenthal ya recibieron permiso de Cuba y dicen que en Washington los están ayudando. Quieren ensamblar tractores sencillos y venderlos baratos a agricultores privados cubanos.

El diario The Washington Post dedica un reportaje a Horace Clemmons y Saul Berenthal, dos exingenieros de IBM y socios en la empresa Cleber LLC de Alabama que están intentando poner una pica en Flandes luego de ser aprobados por el Gobierno cubano para establecer en la nueva Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM) una pequeña planta de ensamblaje de tractores para venderlos a agricultores privados de la isla.

El Post señala que Clemmons y Berenthal, han estado trabajando con funcionarios de Cuba y los reguladores en Washington para convertir su plan de negocios aparentemente inverosímil en un proyecto piloto pionero de una nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

Mariel, dos proyectos aprobados. Ahora tres.

El Gobierno cubano sólo ha reconocido que ha dado permisos para radicarse en Mariel a una planta empacadora de carnes y una fábrica mexicana de pinturas, pero esta semana los dos socios de Cleber LLC informaron al diario de Alabama The Clarion que habían recibido una carta desde Cuba para comunicarles la aprobación de su proyecto.

La misiva, firmada por Idermis González Riera, directora de Coordinación y Trámite de la Oficina de la ZEDM, ratifica "que apoyamos favorablemente el interés preliminar de su empresa para convertirse en usuario de la Zona Especial de Desarrollo Mariel en la modalidad de cien por ciento de inversión extranjera (…) con el propósito del ensamblaje y manufacturación de tractores para su comercialización en Cuba, así como su exportación".

Aunque nunca antes han ensamblado tractores, el Post apunta que ese podría ser el menor de sus problemas considerando que el embargo económico y comercial de Estados Unidos es una ley que se mantiene firme y que aun las formas más elementales de negocios y comercio bilaterales, como la exportación de pollos congelados o los vuelos chárter, enfrentan un campo minado burocrático en ambos países.

No obstante, cuentan que los funcionarios de los Departamento del Tesoro y Comercio están cooperando con ellos y les han dicho que su plan podría ser aprobado, "siempre y cuando cumplamos con el espíritu de la ley". En Washington les han dicho que deben recibir una respuesta sobre su solicitud en un plazo de 180 días.

El plan de ensamblaje de tractores podría aprovechar una interpretación liberal de las nuevas normas de la Casa Blanca que ampliaron las exportaciones permitidas por leyes anteriores de alimentos y productos agropecuarios, medicinas y suministros médicos, para autorizar otras como las de materiales de construcción, herramientas y equipos para el sector privado y la actividad agrícola privada.

Berenthal dijo al Post que desean contratar a una cooperativa no gubernamental de entre 5 y 10 empleados para ensamblar los tractores, un acuerdo laboral que no parece posible bajo la nueva Ley de Inversión Extranjera de la isla que prevé que tales contrataciones se hagan a través de una agencia estatal.

Tractor Allis Chalmers modelo G de 1949.

Las piezas para los tractores serían importadas de Alabama, dijo Berenthal, aunque adelantó que esperan adquirirlas en Cuba.

Han contratado a una empresa de ingeniería para construir los primeros tractores basados en el diseño simple del Allis-Chalmers modelo G, que se fabricó en Estados Unidos de 1948 a 1955 "perfecto para fincas de 100 hectáreas".

Este fue especialmente diseñado para pequeñas granjas familiares que ya apenas existen en Estados Unidos, pero que siguen siendo la norma en la actividad agrícola privada de Cuba. Cada uno costaría en la isla unos $10.000 dólares y esperan bautizarlo "Oggún", como el orisha dueño de los metales en la santería afrocubana. Esperan llevar el prototipo a la feria anual de comercio de La Habana en noviembre.

Berenthal dijo que él y su socio están motivados, más que nada, por el deseo de ayudar a los pequeños agricultores de la isla, que dependen principalmente de viejos tractores de la era soviética y de bueyes para labrar la tierra.

Berenthal, de 70 años, se crio en Cuba y abandonó la isla con su familia en 1960 después de la revolución de Fidel Castro. Desde finales de los 90 comenzó a viajar a Cuba con frecuencia, y luego sirvió como guía a grupos de turistas judíos para visitar sinagogas de la isla.

Sus abuelos, que se establecieron en Cuba para escapar del Holocausto, están enterrados en el cementerio judío de la isla. "Todavía regreso allí cada vez que voy de visita", dijo. Cree que su proyecto de fabricar tractores de bajo costo y venderlos baratos en Cuba será un mitzvah: una buena obra.