Ofensiva contra los "coleros" no ataca la esencia del problema, señalan expertos

Desde que las abrieron el 20 de julio, cuando fue tomada esta foto, las tiendas que venden alimentos y artículos de primera necesidad en dólares han tenido largas colas custodiadas por policías y militares (Adalberto Roque/AFP).

La ofensiva del gobierno cubano contra los llamados “coleros” toma el rumbo equivocado y ataca la manifestación de un problema, no el problema mismo, de acuerdo con las reflexiones de los economistas cubanos Pedro Monreal y Mauricio de Miranda Parrondo.

Dejando el camino para tomar la vereda”, escribió Monreal sobre una nota del periódico holguinero Ahora a propósito de la creación de “grupos para enfrentar coleros y revendedores en Holguín”.

En su cuenta de Twitter, Monreal explicó que “la cola es una manifestación de inflación reprimida, y es inevitable la transferencia de precios entre mercados monetariamente segmentados”.

En este caso, los “mercados monetariamente segmentados” serían, de un lado, el único abastecido con alimentos y productos de primera necesidad, a la venta solo en moneda libremente convertible, y del otro el menos abastecido o desabastecido que vende en CUC y CUP.

“Si coexisten un mercado en divisas (MLC) relativamente abastecido y un mercado en monedas nacionales (CUP y CUC) donde hay escasez, no es razonable asumir que cada uno funcionaría con equilibrios segmentados y como compartimentos estancos”, observa Monreal.

La inflación reprimida y el nexo arbitrario entre esos mercados se deben a una oferta deficitaria y, sobre todo, al hecho de que “se ‘traba’ la respuesta de oferta” al no funcionar los precios, dice el economista en su serie de mensajes de Twitter, reportada primero por Diario de Cuba.

Y entonces la cola es inevitable.

“La inflación reprimida significa que, como la fijación de precios no actúa para estimular la oferta, la demanda efectiva supera la oferta disponible y esta última --cuando no se raciona-- es insuficiente, inestable y se agota rápido, es decir viene en ‘combo’ con una cola”, explica.

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“Atacando a los coleros solamente se está atacando la manifestación del problema”

Desde Colombia, donde trabaja como profesor de Economía en la Pontificia Universidad Javeriana Cali, el también economista cubano Mauricio de Miranda Parrondo dice coincidir con Monreal en que las colas son la manifestación de una inflación reprimida.

“Esto es así porque normalmente en un mercado, el precio sirve para permitir que se establezca […] un equilibrio entre la oferta y la demanda; entonces, cuando hay productos que son altamente demandados y hay una escasa oferta, lo lógico es que los precios suban”, dice el profesor.

El gobierno cubano establece sus precios teniendo ciertas consideraciones, entre las cuales incluyen consideraciones políticas, observa.

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“Con esto no estoy diciendo que la solución sea aumentar los precios, porque los precios están bastante lejos de la capacidad de adquisición de la población”, aclara. “Lo que sin duda está ocurriendo es que hay una gran escasez, y entonces esa escasez no se corrige aumentando los precios; por tanto, esa inflación no se muestra a través de los precios, sino que se muestra a través de la escasez”.

Y por supuesto, cuando hay escasez hay colas, y cuando hay colas hay coleros; esa es la realidad, indica De Miranda Parrondo.

“Porque tiene mucho que ver con la naturaleza humana, y siempre hay gente que trata de aprovecharse de los demás”, comenta. “Aquí nadie está defendiendo a los coleros. Sin embargo, lo importante es destacar que atacando a los coleros solamente se está atacando la manifestación del problema: para resolver el problema hay que atacar las causas, y las causas están en la escasez”.

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Entonces hay que resolver la escasez, y hay que hacer todo lo necesario para que la producción aumente, subraya.

“Y en el caso del sector agropecuario cubano, es evidente que hay ahí toda una serie de fenómenos estructurales que han impedido que levante”, continúa el economista. “Entonces, para acabar con la escasez hay que hacer todas las cosas que sea necesario hacer para que Cuba produzca pollo, produzca cerdo, produzca vegetales, produzca hortalizas, produzca frijoles, produzca arroz suficiente, porque hace mucho tiempo –tanto como el que yo no recuerdo— la agricultura cubana abastecía el mercado cubano. Creo que es hora de revisar todas las cosas que se hicieron mal y cambiarlas. Y hay que reconocer que se hicieron mal”.

Si hay una lección aprendida desde los Sumerios, comenta Monreal en Twitter, es que oferta y demanda siempre se conectan en un mercado.

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“Si no es en un mercado formal, ocurre en un mercado informal”, escribe. “Por supuesto que una oferta cotizada en MLC se convierte en una oferta en CUP/CUC”, y al conectarse los dos mercados “ocurre una devaluación de facto del CUC”, que si se repite como tendencia “indicaría que algo no está funcionando bien”.

En respuesta al comentario de un lector, el economista dijo que la prioridad “es facilitar el trabajo de productores privados y cooperativos que aportan la mayoría de la oferta de un grupo de importantes alimentos. No hay resultados concluyentes y por tanto habría déficit de oferta, pero puede gestionarse sin anti-coleros”.

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De Miranda Parrondo: “¿Qué tan efectiva sea la medida contra los coleros?"

¿Qué tan efectiva sea le medida contra los coleros?, se pregunta De Miranda Parrondo.

“Pues yo creo que eso es bastante relativo”, se responde. “Se puede hacer un despliegue como el que se está haciendo, pero el fenómeno no se va a eliminar”.