Perdieron las esperanzas, cayeron en un hueco negro y con el documento oficial, el pasaporte “rojo”, viajaron a México. Las tres doctoras cubanas dicen que el gobierno del presidente Jair Bolsonar las dejó a su suerte, “sin posibilidad de ejercer como médico, ni como nada”.
Cuatro meses después del cese del programa Más Médicos, se dieron cuenta de que no había nada que hacer en Brasil y aprovechando la tenencia del pasaporte oficial cubano que no requiere visado para ingresar en México, compraron boletos para la ciudad balneario de Cancún.
“Pensamos quedarnos con un gobierno que no mintiera y al final está mintiendo igual que el de Cuba”, dijo la doctora, Yaimara Otamendi, que estuvo año y medio en Brasil.
La semana pasada el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, en una comparecencia ante la Comisión de Asuntos Sociales del Senado, reconoció que los médicos cubanos quedaron en el limbo debido a que ya no pueden ejercer profesionalmente en el país y a que el Gobierno cubano los considera como desertores por no haber regresado a la isla.
Lee también Brasil elevará al congreso propuesta para que cubanos puedan trabajar como médicosEl ministro dijo que la situación de los médicos cubanos será tenida en cuenta: "Estamos analizado cómo esas personas pueden reencontrarse con su profesión y ser legalizados, para que puedan ejercer en Brasil, ya que ellos son víctimas de una negociación que fue hecha entre los dos países y no fueron responsables por un acto que los dejó en situación irregular".
Las doctoras dijeron que en los tres meses que estuvieron sin trabajo, tras la suspensión de Más Médicos, sobrevivieron gracias a la venta de artículos personales a precios irrisorios pero que sirvió para reunir el monto necesario y comprar sus respectivos paquetes turísticos a México, con permiso de estancia de 90 días.
Entre miles de migrantes que esperan entrar a EEUU
“Salimos el día 12 de marzo y desde el 15 estamos en Ciudad Juárez, lidiando con un embotellamiento migratorio sin precedente y una lista de espera para ingresar al puente fronterizo y solicitar asilo de más de 10, 000 personas”, relató la profesional que comparte habitación con sus dos colegas en, Onelis González y Yanet García, en un pequeño hotel de la localidad fronteriza por 38 dólares la noche.
“Mi número en la lista es el 9,315 y desde que llegamos no adelanta más allá de los 6, 000”, explica la doctora, desalentada porque se agotan los recursos.
Fuentes de la Casa del Migrante en Ciudad Juárez han informado que la lista de espera supera es del 10,211 personas y en los albergues para migrantes no hay capacidades.
“En los próximos días quedaremos sin dinero. Para dónde vamos”, se pregunta la doctora que ha recorrido sin suerte y con sus compañeras de viaje, hospedajes y albergues de las iglesias para asistir a los extranjeros que esperan su turno.
En la "misión"
Onelis recuerda los días de “colaboradora internacionalista”, cuando la dirección de la misión orientaba amplificar en las redes sociales los logros de la Revolución.
“Mandaban a difundir en Twitter las cosas de la revolución, mensajes de agradecimiento, el proceso de referendo constitucional”, dijo González.
“Además había que celebrar las fechas patrias, el cumpleaños de Fidel y cuando los coordinadores visitaban los municipios, había que recibirlos con la bandera cubana”.
Pero todo no quedaba ahí. Los jefes iban más allá, pedían pruebas de que la tarea había sido acometida.
“A veces no queríamos hacerlo y ellos decían, tienen que hacerlo y me mandan evidencia y te amenazaban con interrumpirte la misión”.
“Entretanto, a Cuba no podemos regresar, las promesas quedaron en el aire y aquí estamos a la espera, con la esperanza de que las autoridades de EE.UU. escuchen y nos otorguen el asilo político”, comentó Otamendi.