Nicolás Maduro enfrenta un vendaval de críticas en la arena internacional tras las elecciones presidenciales en Venezuela. Cada vez son más los países de América y Europa, principalmente, así como las organizaciones y líderes internacionales, que denuncian “fraude” en los comicios, o al menos no han convalidado la supuesta reelección del heredero político de Hugo Chávez.
Al presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) le va quedando en la región el respaldo a ultranza de los regímenes de Cuba y Nicaragua, y en menor medida el de Bolivia, Honduras y de unas pocas naciones satélites de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).
Para La Habana es clave la permanencia en el Palacio de Miraflores del dirigente chavista, por las “alianzas estratégicas” entre ambos países, pero el vehemente discurso del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, en defensa de Maduro, encuentra poco eco incluso entre antiguos “camaradas” de la izquierda latinoamericana. No obstante, Díaz-Canel no deja de divulgar propaganda y desinformación a favor de los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de Venezuela (TSJ), ambos controlados por el oficialismo.
El politólogo argentino Felipe Galli dijo a Martí Noticias que “Venezuela vendría a ser una suerte de cuello del cual Cuba, que es un régimen totalmente improductivo y parasitario, chupa una sangre que le permite vivir; en ese contexto nunca se van a separar, van a ser los que lo apoyen hasta el final”.
El 26 de agosto, al intervenir de manera virtual en la XI Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del ALBA-TCP, Díaz-Canel definió las circunstancias como “aciagas” (infaustas, desgraciadas), acusó a quienes defienden el voto opositor en Venezuela de intentar un “golpe de Estado” y se solidarizó “con nuestro compañero, Nicolás Maduro”.
En contraste con sus pronunciamientos, y los del gobernante nicaragüense Daniel Ortega, un grupo de 11 naciones americanas sostienen que solo una auditoría imparcial e independiente de los votos, que evalúe todas las actas, permitirá garantizar el respeto a la voluntad popular soberana y la democracia en Venezuela.
Chile, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay rechazaron en un comunicado conjunto, publicado el 23 de agosto, el anuncio del TSJ venezolano que certificó la supuesta reelección de Nicolás Maduro.
“Nuestros países ya habían manifestado el desconocimiento de la validez de la declaración del CNE, luego de que se impidió acceso a los representantes de la oposición al conteo oficial, la no publicación de las actas y la posterior negativa a realizar una auditoría imparcial e independiente de todas ellas”, se explica en la declaración.
Los firmantes manifestaron “profunda preocupación y rechazo por las violaciones a los Derechos Humanos perpetradas contra los ciudadanos que pacíficamente reclaman el respeto al voto de la ciudadanía y el restablecimiento de la democracia”.
De acuerdo con Galli, “en lo que respecta a los gobiernos comprometidos o establecidos con un Estado de derecho, la posición ha sido alejarse lo más posible del régimen de Maduro: nadie quiere ser visto respaldándolo abiertamente”.
En ese sentido, señala que “es un paso muy importante” que los gobierno de Lula (Brasil) y Petro (Colombia) “no lo han respaldado, no lo han reconocido”, aunque tampoco lo hayan “condenando encendidamente” como hacen presidentes de izquierda que mantienen “una postura confrontativa muy directa, como lo son Arévalo en Guatemala y Boric en Chile”.
Veamos cuál ha sido la respuesta de algunos gobiernos tras el autoproclamado triunfo de Maduro.
Rechazo rotundo de Chile
Para el presidente de Chile Gabriel Boric, en Venezuela rige “una dictadura que falsea elecciones”. El presidente izquierdista apuntó en su cuenta de X: “El régimen de Maduro obviamente acoge con entusiasmo su sentencia [del TSJ] que estará signada por la infamia”.
Por otro lado el Senado chileno aprobó el 27 de agosto un proyecto de resolución que pide al presidente del país elevar a la Corte Penal Internacional (CPI) una orden de captura en contra de Maduro, por “graves crímenes que constituyen una amenaza para la paz, la seguridad y el bienestar de la humanidad”.
Uruguay: “el régimen venezolano está muy aislado”
De acuerdo con declaraciones del Canciller uruguayo, Omar Paganini, “la región está muy preocupada por todo lo que sucede en Venezuela. Vimos como muchos países sacamos una declaración conjunta por esta historia de que intentó legitimar la elección el dictador Maduro con el Tribunal Supremo Judicial, que no tiene ninguna validez porque no han demostrado ninguna prueba”, dijo al Canal 10.
“El régimen está muy aislado. La presión internacional tiene que mantenerse para que aparezca un camino hacia la democracia”, declaró Paganini.
Por su parte, el presidente Luis Lacalle Pou aseguró que hay posibilidades en la Asamblea de la ONU de que más países se sumen a la condena al régimen de Venezuela. Pretende que la lista crezca “hasta que el régimen quede solo, como debería haber quedado”.
Argentina: “no hay fraude ni violencia que oculte la realidad”
El presidente de Argentina, Javier Milei, anunció el 29 de julio, al día siguiente de las elecciones en Venezuela, que su país “no va a reconocer otro fraude” y agregó que los venezolanos “eligieron terminar con la dictadura comunista de Nicolás Maduro”.
Milei expresó en un mensaje publicado en X: “Los datos anuncian una victoria aplastante de la oposición y el mundo aguarda que [el chavismo] reconozca la derrota luego de años de socialismo, miseria, decadencia y muerte”.
Diana Mondino, ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina, declaró que “la diferencia de votos en contra de la dictadura chavista es abrumadora. Perdieron en todos los estados por más de 35 %. No hay fraude ni violencia que oculte la realidad”.
Panamá: “demasiados abusos en Venezuela”
El presidente panameño, José Raúl Mulino, anunció el 29 de julio que retiraba a su personal diplomático en Caracas y ponía “en suspenso” las relaciones con Venezuela, tras desconocer los resultados oficiales de las elecciones y la proclamación de Maduro como presidente por seis años más.
De acuerdo con Mulino, los “regímenes que no respeten los derechos humanos y violen libertades no merecen reconocimiento diplomático”. En una rueda de prensa recalcó: “Demasiados abusos en Venezuela han ocurrido”.
Paraguay y Guatemala
El conservador Santiago Peña, presidente de Paraguay, también consideró “inaceptable pretender validar ganadores sin que exista una revisión exhaustiva e independiente de los votos”.
Mientras que Bernardo Arévalo, mandatario progresista de Guatemala, afirmó que “el régimen de Maduro no es democrático y no reconocemos su fraude”.
Perú reconoce a candidato presidencial opositor Edmundo Gónzalez
El ministro de Exteriores de Perú, Javier González-Olaechea, anunció el 30 de julio que su gobierno reconoce al opositor Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela. “Esta posición es compartida por numerosos países, gobiernos y organismos internacionales”, declaró al canal estatal TV Perú.
En respuesta, el canciller de Venezuela, Yvan Gil, anunció que el gobierno venezolano decidió romper relaciones diplomáticas con Perú.
Costa Rica: la proclamación de Maduro es “fraudulenta”
El mandatario de Costa Rica, Rodrigo Chaves, también calificó de “fraudulenta” la proclamación de Maduro para un tercer mandato consecutivo en Venezuela.
“El Gobierno de Costa Rica repudia categóricamente la proclamación de Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela, la cual consideramos fraudulenta”, indicó Chaves en un comunicado.
El documento agrega que Costa Rica trabajaría con “los gobiernos democráticos del continente y los organismos internacionales para lograr que se respete la voluntad sagrada del pueblo venezolano”.
Estados Unidos: el oficialismo “carece totalmente de credibilidad”
El fallo del TSJ de Venezuela “carece totalmente de credibilidad, dada la abrumadora evidencia de que González recibió la mayoría de los votos”, expresó Vedant Patel, portavoz del Departamento de Estado. “Los continuos intentos de reclamar fraudulentamente la victoria de Maduro sólo exacerbarán la crisis”, agregó en el texto que llama a negociar una transición “respetuosa y pacífica”.
Brian Nichols, subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental de EEUU, advirtió que se “exigirá cuentas” a quienes permitan el “fraude electoral” y la represión en Venezuela. De acuerdo a fuentes consultadas por la agencia Reuters, Washington podría imponer nuevas sanciones a funcionarios venezolanos y sus familiares.
La Unión Europea no reconoce a Maduro
Los países de la Unión Europea (UE) decidieron que no reconocerán a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela.
Maduro “seguirá presidente, sí, de facto. Pero no reconocemos legitimidad democrática basada en resultados [electorales] que no pueden ser verificados”, declaró el pasado jueves el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell en una reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la UE.
El 29 de agosto los ministros de Exteriores de los países de la UE coincidieron en no reconocer la supuesta victoria electoral del PSUV.
“Los resultados anunciados por las autoridades no pueden ser considerados un reflejo de la voluntad del pueblo”, aseguraron los representantes de los veintisiete miembros de la UE, en un borrador de declaración sobre el que publicó El País el 23 de agosto.
El ministro español de Relaciones Exteriores, José Manuel Albares, dijo el 29 de agosto que la UE “ha pasado un tiempo ya más que prudencial solicitando las actas y tenemos que rendirnos a la evidencia de que esas actas no se van a presentar. No hay voluntad de presentarlas”, aseguró, en alusión al oficialismo venezolano.
De acuerdo con Albares, es necesario “que quede claro que si no se exhiben las actas no va a haber ningún reconocimiento de un resultado electoral, que es imposible verificar de dónde sale”.
Ni las potencias regionales de izquierda reconocen a Maduro: Brasil, Colombia y México
Los mayores países de América gobernados por la izquierda -Brasil, Colombia y México- tampoco han aceptado la versión del chavismo sobre las elecciones, si bien con ligeras diferencias en sus posiciones se han cuidado de no cerrar la puerta al diálogo con el régimen de Maduro.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de Colombia, Gustavo Petro, hicieron un llamado al oficialismo en Venezuela a que publiquen los resultados desagregados de las elecciones presidenciales. “Ambos presidentes siguen convencidos de que la credibilidad del proceso electoral solo podrá restablecerse mediante la publicación transparente y verificable de datos a nivel de los colegios electorales”, se explica en un comunicado conjunto.
La crisis política y de derechos humanos en Venezuela ha provocado una fractura en los gobiernos de la izquierda regional. Por la postura de Brasil y Colombia, Daniel Ortega, uno de los pocos mandatarios que han defendido a ultranza al líder chavista, arremetió contra Lula da Silva y Petro. Este último respondió en una declaración en redes sociales: “Al menos no arrastro los derechos humanos del pueblo de mi país y menos los de mis compañeros de armas y de lucha contra las dictaduras”.
En opinión del politólogo Felipe Galli, la decisión del régimen venezolano y sus aliados más fieles (Cuba y Nicaragua) “es claramente de atrincheramiento y respaldo total. Eso explica por qué Ortega se da el lujo de insultar a Lula da Silva, a Gustavo Petro, a pesar de que entre ellos han intentado establecer en el pasado todo un gran eje de izquierda regional, de que han intentado convertir el asunto en una lucha ideológica”.
Al final, continúa el experto, “cuando se ven contra las cuerdas no les ha quedado otra que mostrar que en realidad se trata de un eje autoritario que si bien tiene una narrativa ideológica, al momento de verse en esta posición tan precaria va a primar la supervivencia de la tríada de Cuba, Venezuela y Nicaragua. No hay otros amigos incondicionales, no hay tanta pasión con Lula ni con Petro, quienes tienen que enfrentar elecciones reales [en sus países]”.
Por su parte, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no ha reconocido el veredicto del TSJ que acepta la reelección de Nicolás Maduro, e insiste en que el CNE debe difundir las actas electorales.
“El Tribunal sostiene que ganó la elección Maduro y al mismo tiempo recomienda que se den a conocer las actas. Vamos a esperar a que se den a conocer las actas para hacer lo propio”, dijo López Obrador.
“AMLO está inmerso en sus propios cuestionamientos, con las últimas semanas de su mandato marcadas por una reforma judicial que está emprendiendo. Pero ni siquiera él se ha dignado a reconocer a Maduro. Su política ha sido desentenderse por completo del tema venezolano, porque espera que se termine ocupando Claudia Sheinbaum que asume la presidencia dentro de poco”, explica Felipe Galli a Martí Noticias.
La ONG Human Rights Watch (HRW) envió una carta a los presidentes de Brasil, Colombia y México sobre la crisis en Venezuela señalando: “nos preocupan tres propuestas concretas que sus gobiernos han realizado en las últimas semanas: (1) repetir las elecciones; (2) confiar en el Tribunal Supremo de Venezuela para resolver el resultado de las elecciones; y (3) conceder una 'amnistía general'”.
De acuerdo con HRW, “repetir las elecciones porque el gobierno de Maduro no está dispuesto a divulgar y aceptar el resultado de los comicios del 28 de julio sería una burla a este principio democrático básico (…). Junto con la obligación de investigar y enjuiciar abusos graves, pueden ser necesarios mecanismos de justicia transicional para reparar los daños, restablecer el Estado de derecho y garantizar la no repetición tras un conflicto o crisis como la que se vive en Venezuela”.
Además de los países mencionados, la maniobra de Nicolás Maduro para permanecer en el poder al menos hasta el año 2031 ha sido criticada por la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; el Panel de Expertos Electorales de la ONU; el Centro Carter de observación electoral; Amnistía Internacional y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés).