Desde el corazón de Irán

Cerrato es un investigador interesado en poner al descubierto, para el gran público, grandes verdades históricas que han sido veladas por las historiografías al uso pero que constituyen acontecimientos clave para entender nuestro presente. Y con motivo del éxito alcanzado por su libro Desde el corazón de Irán y teniendo en cuenta lo oportuno de este texto dada la problemática iraní y su incidencia en el mundo occidental, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista a Rafael Cerrato para MartíNoticias.

MN. En su libro se lee que durante la extensa gira de 1912 por occidente Abdu'l-Bahá declaró en Boston: "La religión es la expresión externa de la divinidad. Por lo tanto, ha de estar viva, en movimiento y progreso. Si le quitamos el movimiento y el progreso es que está desprovista de vida, por tanto está muerta. Las leyes divinas están en continúa actividad y evolución, por lo tanto su revelación debe ser progresiva y continua. Todas las cosas están sometidas al cambio y este es un siglo de cambio y renovación..." Algo muy similar a lo dicho por el psiquiatra suizo, Carlos Gustavo Jung, en el sentido de la necesidad de la renovación del dogma religioso mediante el fenómeno de la revelación divina que, a su vez podía dar paso al surgimiento de nuevas religiones. ¿Sabe si en algún momento las órbitas de estas dos grandes lumbreras del conocimiento espiritual estuvieron en contacto de alguna manera?

RC. Son numerosos los libros que sobre la Fe Bahaí he leído y en ninguno de ellos he encontrado señales de ese posible encuentro. Pero si uno analiza el fenómeno religioso a lo largo de la historia, observará que este fenómeno de evolución ha sido así. Hace unos días leí un muy interesante artículo de un catedrático de la Universidad de Deusto, en el que hablaba de que tras una época de ateísmo, de alguna manera dirigido por ciertos gobernantes, esta crisis actual nos estaba llevando a la necesidad de una nueva búsqueda del sentimiento religioso, como refugio. Curiosamente en la Fe Bahaí, y lo puede ver en mi libro, todo esto ya está previsto por Abdu'l-Bahá.

MN. ¿Considera usted que fue un error geopolítico de la administración del presidente estadounidense Jimmy Carter contribuir al derrocamiento de el Sháh, Muhammad Reza Pahlevi, cuyas consecuencias pudieran arrastrarse al presente en la problemática oriental?

RC. Para mí, el Sr. Carter dejó una triste herencia, no sólo en Oriente Medio, también en Centro América. El Sháh, con todos sus errores y defectos, numerosos por cierto, pretendía la modernización de Irán. Carter hubiera debido hacerle corregir sus errores, pero no abandonarle. Más tarde, con el asunto de la embajada, un gran fracaso, el prestigio de los Estados Unidos, cayó al nivel más bajo. Sin duda alguna, los errores de Carter es muy posible que tengan que terminar pagándolos todos los países occidentales.

MN. ¿Cómo entró en contacto con la Fe Bahaí?

RC. ¿Casualidad o causalidad? Aún al día de hoy me lo planteo. Un viaje a Israel de investigación, un día libre, un viaje a Akká, un pequeño accidente de coche que me hizo parar y de repente, el Monte Carmelo con todo su esplendor. A partir de ahí: curiosidad, preguntas, investigación difícil y el conocimiento de una Fé que, sin renunciar a nuestras raíces cristianas, puede servir como el puente entre Oriente y Occidente. De ahí mi interés y el deseo de que mi libro sirva para que todas aquellas personas interesadas en un mundo mejor, sepan ver que existe un nuevo camino.

MN. ¿Cómo tuvo acceso a la profusa documentación que usted maneja sobre los bahaíes en su libro?

RC. En un principio fue bien difícil, tanto que ya casi había abandonado la idea, pero debo decir que una vez más el destino jugó a mi favor. Cuando ya estaba a punto de abandonar, la llamada de una amiga para invitarme a una comida, que nada sabía de mi búsqueda, casi inconscientemente, me abrió todas las puertas. A partir de ahí encontré todo tipo de facilidades; libros, artículos y contactos con refugiados iraníes que me narraron su triste odisea y ayudaron bastante. Al final, lo más importante para mí, que la Casa Universal de la Justicia, su más alto organismo administrativo a nivel mundial, me ha expresado su gratitud y reconocimiento.

MN. ¿Pudiera la comunidad de los bahaíes ser capaz de dotar a Irán de un proceso similar en sus consecuencias a lo que sería el Renacimiento para el mundo occidental en el siglo XV?

RC. Sin duda alguna. Sus principios fundamentales: liberación de la mujer, necesidad de acceso a la enseñanza, separación de la religión del estado, justicia universal, etc... contribuirían a un desarrollo en libertad de la sociedad iraní y a la estabilidad en Oriente Medio.

MN. ¿Pudiera ser la Fe Bahaí una suerte de sincretismo entre el islamismo, el judaísmo y el cristianismo?

RC. Para mí, más que sincretismo, hablaría de evolución y posible punto de encuentro de estas religiones. Fundamentalmente, islamismo y cristianismo.

MN. ¿Creen los bahaíes en la reencarnación?

RC. Los bahaíes creen en la evolución del alma en otras dimensiones, pero reencarnación como tal, no. Sin embargo el alma no muere y sigue su desarrollo y evolución.

MN. ¿Sabía usted que hay en Cuba una pequeña comunidad de bahaíes?

RC. Sí, lo sabía. La Fe Bahaí es geográficamente la más extendida, no la más numerosa. Se calcula que en la actualidad existen unos siete y medio millones de practicantes. Lo que no está mal para una religión que lleva poco más de un siglo de existencia. Además, hoy en día el interés por la misma esta avanzando a gran ritmo en los países más desarrollados, como es el caso de los nórdicos; y en cuanto a labor educativa y social, diferentes organizaciones internacionales la sitúan como la segunda en el mundo, sólo la adelanta la Iglesia Católica. El Islam se queda por detrás a pesar del gran número de creyentes que existen en casi todo el mundo y de su grandes recursos, provenientes del petróleo.