Las tensiones y los peores momentos de la vida llevan, a veces, a tomar decisiones que a la postre, redundan en beneficios mayores o conducen a situaciones sorpresas.
Es el caso de Yaima Marín, oriunda del poblado de Ceiba Mocha, en Matanzas, que jamás pisó un gimnasio en su tierra, sin embargo, hoy, es la primera cubana insertada en el circuito profesional de culturismo en Europa.
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“Bueno, yo en Cuba nunca fui a un gimnasio, no sabía ni lo que era un gimnasio”, así se confiesa en una entrevista vía zoom desde el apartamento de su novio, en Ginebra, Suiza, donde vive desde 2012.
De entonces a la actualidad ha llovido, y a cántaros.
“En 2008 conocí a un panadero suizo que realizó su servicio civil en una iglesia en Cuba. Dos años después nos casamos, y en 2012 me fui a vivir a Suiza”, comentó.
Ya en el 2014, los planes de abrir una panadería en Ginebra y echar pie en tierra por un negocio propio no cristalizaron como esperaba la pareja. En 2018 cerraron la panadería.
“Nuestra relación se afectó mucho, puesto que no teníamos tiempo para nosotros como pareja, ni para nosotros como personas. Llevábamos una higiene de vida muy mala, y comíamos la mayoría de las veces fuera. Siempre estábamos cansados, hacíamos horarios pésimos”, relató.
Ese mismo año, enferma su madre en Cuba y en ruta hacia la isla, durante una escala en Madrid, recibe la noticia de que su madre había fallecido.
“Estuve tres semanas en Cuba y al regreso a Suiza perdí mi empleo, me divorcié”, explicó Yaima, que a partir de ese punto, asegura, empezó una nueva vida.
Y fue precisamente el gimnasio, la musculación diaria, lo que hizo disipar las tensiones que ya eran agobiantes para la mujer de 36 años.
En el poco tiempo que estuvo en la capital española, el influencer cubano Carlitos Madrid, que además es entrenador personal, le diseñó un programa de ejercicios físicos.
“Fue él quien me inició en el culturismo. Empecé a entrenar sola en el gimnasio, y me dije: voy empezar una vida nueva”.
Pero los cambios de vida casi siempre despiertan pasiones, y fue en el gimnasio donde conoció a su novio.
“La planteé mi intención de practicar el culturismo y el accedió en ayudarme, y desde entonces, hace cinco años, estrenamos juntos todos los días”, dijo la joven de diminuta estatura, menos de 1 metro y 60 pulgadas, y de pronunciada hipertrofia muscular.
Con pesar recuerda que, al mismo tiempo, no estaba complacida con su figura, quizá por unas cuantas libras de más, y quería un cambio de físico. Tuvo que luchar contra el hambre, al agotamiento, la falta de motivación, todo para lograr aumentar el tejido muscular, mejorar la fuerza, la potencia y la resistencia.
16 claras de huevo diarias en la dieta pre competencia
La alimentación es tema aparte, nada de chatarra, hay que darle al cuerpo lo que necesita, sobre todo proteína y comida sana. Es que el culturismo es uno de los pocos deportes que se rigen bajo un estricto régimen de alimentación, nutrición y suplementación.
En el periodo de dieta en vísperas de competencias, Yaima consume 16 huevos diarios, solo la clara.
“Yo peso todo lo que como, ya eso es parte de mi estilo de vida. Como mucho arroz, boniato, avena en las mañanas, mucho huevo sin yema, seis en la mañana. Trato de combinar con pollo y pescado, en la noche”, contó sonriente, porque sabe que lo que dice llama la atención.
En su primera competencia internacional, en 2021, Top de Colmar, en Francia, terminó en el quinto puesto entre 23 atletas.
Posteriormente, en octubre 2021, en la Copa Suiza, Yaima mostró poses perfectas, una apariencia especial, la más cercana a una estatua viviente que cautivó a jueces y público en general.
“Lo que tienes que hacer es abstraerte de las personas que están ahí, de las luces y recordar que han sido meses de trabajo arduo y difícil, así que ese es tu momento y tienes que brillar”, opinó.
En aquella liza ganó el primer lugar en la categoría bikini fitness, actuación que llevó al jurado a ofrecerle una tarjeta profesional.
“Acepté. Fue una decisión difícil porque mi camino es corto en este mundo, pero con gusto acepté, porque adoro los desafíos”.
Su madre contaba 45 años cuando falleció en 2018. La describe como una mujer soñadora, con una luz increíble y a ella le debe su carrera en el culturismo.
“Era toda flor, luz; era preciosa”, dijo Yaima con nostalgia. “Cuando me entregan los trofeos, yo pienso tanto en ella, porque digo: mira, mamá, mira lo que estoy logrando”.
La culturista habla el francés fluido, se ha incorporado plenamente en la sociedad suiza, pero en Cuba vive toda su familia, por lo que extraña al terruño.
“Mi hermana me dijo el otro día: 'no tengo arroz, necesito dinero para comprar un saco de arroz'. Eso me da una rabia y me llena de una fuerza que cada vez que estoy en ese gimnasio empujando, o levantando pesas, digo: eso va a cambiar, lo tenemos que cambiar, y eso me da mucha fuerza para rebasar mis límites”, apostilló.
Cuando el científico y defensor ambientalista cubano Ariel Ruiz Urquiola se declaró en huelga de hambre durante más de 12 días frente a la oficina de de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en Ginebra, Yaima estuvo ahí, apoyando, e incluso actuó como vocera para los medios de prensa que siguieron con atención la noticia.
Para los cubanos en la isla, tiene un mensaje.
“Que le den con todo a cada cosa que hagan, porque tenemos una fuerza enorme que no creemos tener. Solo hay que quitar barreras y decir dale, dale que voy, voy con todo. Que sueñen en grande y que se tomen las cosas en serio, los proyectos en serio, que sean atrevidos, porque en la vida hay que ser atrevidos”, concluyó.