Médicos cubanos denuncian desde la isla la desastrosa situación en que se encuentra el mobiliario dentro de los hospitales de la llamada potencia de la salud.
Así lo aseguró a Martí Noticias Eduardo Herrera, médico cirujano del Hospital Calixto García, en La Habana, quien apuntó además que las camas, por ejemplo, se encuentran deterioradas y son muy antiguas, la mayoría de los años ochenta.
Agregó el cirujano que las mesas de operaciones en la isla están desposeídas de la mayoría de los aditamentos técnicos necesarios para llevar a cabo exitosamente una operación quirúrgica.
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Situación paradójica, pues las clínicas para extranjeros están totalmente limpias y equipadas, diferencia brutal con los hospitales para cubanos, sucios, con mobiliario ruinoso, sin agua corriente en los baños, sin sábanas y donde escasean muchas de las medicinas más básicas como vendas o aspirinas.
Médicos y pacientes concuerdan en que cada año se hace más difícil soportar estar ingresado en cualquiera de las instalaciones hospitalarias destinadas al pueblo cubano, donde el abandono y el maltrato gubernamentales son notorios.
Así, el propio ministro de Salud Pública de Cuba, doctor Roberto Morales Ojeda, declaró el 13 de marzo de 2014, en un encuentro con la prensa nacional, recogido por periódico Juventud Rebelde: "No existe justificación alguna para que en nuestras instalaciones hospitalarias no concurran las condiciones mínimas indispensables para la estadía de un paciente y su acompañante, pues está garantizado el aseguramiento de sábanas, toallas, piyamas, jabón, tela verde y mobiliario, entre otros, y de no ser así, la causa radicará en problemas internos de la administración de la institución".
Es decir, que el problema según el funcionario comunista no es del sistema de salud, ni del Gobierno, sino de los médicos o de los pacientes.
La declaración del ministro adquiere cierta lógica si se refiere a los hospitales destinados a la cúpula gobernante y a los extranjeros, porque si visitara cualquier otro le bastaría una simple mirada para comprobar que las camas están desvencijadas, que no existen asientos para acompañantes, tampoco sillas de ruedas para trasladar enfermos, los colchones están manchados de secreciones y desechos humanos y la poca ropa existente está percudida y rota y solo la usan los enfermos.