La Cruz Roja transporta a uno de los heridos en el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957. AP
Hoy se cumplen 64 años de una de las gestas más valientes de la historia de la rebeldía nacional: el 13 de marzo de 1957 un grupo de jóvenes cubanos asaltó el Palacio Presidencial en La Habana.
El objetivo era poner fin al estado inconstitucional que se vivía en Cuba y seguir el curso a la democracia interrumpida por el gobernante Fulgencio Batista, quien había llegado al poder mediante un golpe de estado en 1952.
Varios grupos políticos luchaban para derrocar al dictador por diferentes vías.
José Antonio Echevarría era líder de la Federación Estudiantil Universitaria.
La operación coordinada incluía ataques al Palacio Presidencial y a la estación Radio Reloj y fue dirigida por José Antonio Echevarría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, junto a otros opositores.
Echevarría en particular estuvo al frente del grupo que atacó Radio Reloj.
Soldados desplegados en las cercanías del Palacio Presidencial. AP Photo
La acción no estuvo relacionada ni coordinada con el movimiento 26 de Julio, cuyo líder Fidel Castro llevaba tres meses alzado en la Sierra Maestra.
Documento histórico
El manifiesto testamento de José Antonio Echeverría
Hoy, 13 de Marzo de 1957, día en que se honra a los que han consagrado sus vidas a la digna profesión de arquitecto, para la que me preparo, a las tres y veinte minutos de la tarde, participaré en una acción en la que el Directorio Revolucionario ha empeñado todo su esfuerzo junto con otros grupos que también luchan por la libertad.
Esta acción envuelve grandes riesgos para todos nosotros y lo sabemos. No desconozco el peligro. No lo busco. Pero tampoco lo rehuyo. Trato sencillamente de cumplir con mi deber.
Nuestro compromiso con el pueblo de Cuba quedó fijado en la Carta de México, que unió a la juventud en una conducta y a una actuación. Pero las circunstancia necesarias para que la parte estudiantil realizara el papel a ella asignado no se dieron oportunamente, obligándonos a aplazar el cumplimiento de nuestro compromiso.
Creemos que ha llegado el momento de cumplirlo. Confiamos en que la pureza de nuestra intención nos atraiga el favor de DIOS para lograr el imperio de la justicia en nuestra patria.
Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad. Porque, tenga o no nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar en la senda del triunfo.
Pero es la acción del pueblo la que será decisiva para alcanzarlo. Por eso este manifiesto que pudiera llegar a ser un testamento, exhorta al pueblo de Cuba a la resistencia cívica, al retraimiento de cuanto pudiera significar un apoyo a la dictadura que nos oprime y a la ayuda eficaz de los que están sobre las armas para liberarlo.
Para ello es preciso mantener viva la fe en la lucha revolucionaria, aunque perezcamos todos sus líderes, ya que nunca faltarán hombres decididos y capaces que ocupen nuestros puestos, pues, como dijera el Apóstol, «cuando no hubiera hombres se levantarían las piedras para luchar por la libertad de nuestra patria»
A nuestros compañeros, los estudiantes de toda Cuba, les pedimos que se organicen, ya que ellos constituyen la vanguardia de nuestra lucha, y a las Fuerzas Armadas, que recuerden que su misión es defender a la Patria, no someter a sus hermanos, y que su puesto es en el Ejército Mambí que peleaba por la libertad de Cuba como terminan todos sus escritos.