Las sanciones que pesan sobre Pionyang y el desmantelamiento del centro nuclear de Yongbyon han determinado la principal brecha que media entre Corea del Norte y EE.UU. en el proceso de desnuclearización, tal y como se ha visto en la fallida cumbre de Hanói.
"Quieren desnuclearizar una gran porción de las áreas (de Yongbyon) que nosotros queríamos (desmantelar), pero no podíamos levantar todas las sanciones a cambio de eso", dijo a la prensa el presidente de EE.UU., Donald Trump, después de que su cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, terminara de forma abrupta.
La frase resume muy bien el motivo por el cual Trump y su equipo decidieron levantarse de la mesa de diálogo y no firmar una declaración conjunta.
Cada parte ha dibujado claramente en Hanói su línea de mínimos para alcanzar un acuerdo que permita iniciar el proceso de desnuclearización que se planteó por primera vez en Singapur hace ocho meses. Y lo que guarda Yongbyon es uno de ellos.
Se trata de un enorme complejo situado a unos 80 kilómetros al norte de Piongyang que consta de unos 400 edificios y que constituye una pieza clave para la obtención de combustible atómico -el que Corea del Norte ha empleado en los seis test nucleares que ha realizado hasta la fecha- y su reprocesamiento.
Washington lo tiene en su punto de mira desde hace años porque, tal y como señalan algunos expertos, condensa para el Pentágono algunos de los principales "puntos ciegos" que aún rodean al programa nuclear norcoreano.
Pionyang dejó hoy claro que solo está dispuesto a desmantelar una parte de Yongbyon y además a cambio del levantamiento de toda la maraña de sanciones estadounidenses y de la ONU que pesan sobre el
régimen desde que realizó su primera prueba nuclear allá por 2006.
Así, la segunda cumbre entre Kim y Trump se queda en fracaso, pero eso no implica que el diálogo sobre desnuclearización haya naufragado, ya que en todo caso la cita ha ayudado a acotar las áreas sobre las que va a hacer falta negociar -y mucho- si se quiere que el proceso abierto en junio de 2018 llegue a buen puerto.
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Para Seúl es “desafortunado”
Corea del Sur calificó de desafortunado el colapso de las conversaciones nucleares entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo norcoreano, Kim Jong Un, el jueves, pero se mostró esperanzado en que las dos naciones puedan mantener un diálogo activo.
El fracaso de la cumbre ente Trump y Kim en Vietnam es un revés para el presidente surcoreano, Moon Jae-in, que depende de los avances nucleares entre Washington y Pyongyang para materializar su deseo de una relación más estrecha con el Norte.
Moon tenía planeado anunciar el viernes nuevas propuestas para un compromiso intercoreano, que podrían haber incluido algún tipo de cooperación económica, en una ceremonia para conmemorar el centenario del levantamiento de los coreanos contra el gobierno colonial de Japón en 1919.
La oficina presidencial surcoreana dijo en un comunicado que cree que Estados Unidos y Corea del Norte ahondaron en su conocimiento mutuo durante sus “largas y profundas discusiones” en Hanói. La disposición de Trump a aliviar las sanciones a cambio de un compromiso más amplio para la desnuclearización muestra que las negociaciones han entrado en un “nivel elevado”, agregó.
"El gobierno (surcoreano) hará todo lo que pueda para garantizar que Estados Unidos y Corea del Norte puedan mantener el impulso para el diálogo mientras continúan con su estrecha comunicación y cooperación”, apuntó la oficina, conocida como Casa Azul.
[con información de agencias EFE y AP]