Familias que han sido albergadas en Cuba por diferentes razones, denuncian las precarias condiciones que enfrentan, mientras manifiestan que no ven una posible salida a su situación.
En enero fue desalojado un caserío en la playa La Herradura, en la provincia Las Tunas. Algunas familias fueron ubicadas en unas cabañas cercanas al lugar, sin las condiciones requeridas, según dijo a Radio Martí Delmis Bausá Hernández, una de las afectadas.
“Los baños no tenían desagüe. El desagüe estaba pegado a la cabaña, y la corriente no servía”, aseguró Delmis, quien añadió que las autoridades locales les comunicaron que el miércoles tienen que abandonar la habitación.
En su denuncia afirmó que fueron amenazados: “Teníamos que salir. Si no salíamos, que íbamos para juicio. A una maestra con dos niños, a mi papá, un viejo de a 84 años, a mi esposo enfermo”.
Your browser doesn’t support HTML5
Por otra parte, familias que perdieron su vivienda y todas sus pertenencias por el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas en agosto de 2022, permanecen en un albergue en la zona de La Jaiba, próxima a la ciudad de Matanzas, donde según Daineris Leyva, quien se encuentra en el lugar, junto a su hijo y esposo, cada día es más difícil la situación con el agua.
“Por lo menos antes nos mandaban de vez en cuando una pipa, pero ya ni eso, no tenemos ningún agua (...) Hablamos con los vecinos aledaños aquí al lugar y entonces ellos son los que nos ayudan con este problema”, declaró.
La mujer dijo que hasta el momento no han encontrado una solución para las familias damnificadas por el siniestro: “Nos estamos mudando desde el año pasado. Todo el mundo dice que este fin de mes, pero al final nada”.
Ibisleibis Castellanos Puig, por su parte, se encuentra albergada desde hace seis años, cuando su edificio en La Habana Vieja se derrumbó por el paso del huracán Irma. Su albergue está ubicado en Desamparados, entre Cuba y Damas, donde conviven 264 núcleos familiares, entre los que hay 132 niños.
“Desde que llegamos nos vienen diciendo que nos van a dar casa, que sí, que nos van a ubicar, y es mentira y engaño", afirmó Castellanos Puig, al referirse a la ayuda que no llega.
"Cuando llueve se moja, no hay agua. Las paredes son de pladur. Lo que se habla al lado se escucha todo. Las ratas son inmensas y ha habido dos incendios aquí”, denunció.
La semana pasada, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, reconoció que el programa nacional de la vivienda “no acaba de despegar” y que no está dando resultados.
Vivian Rodríguez Salazar, directora general de la Vivienda, dijo que en enero se terminaron 1 310 hogares y otros 65 esperan el certificado de habitable por falta de servicio eléctrico, acueducto y documentación técnica.