Susel Gavira, una cubana residente en la ciudad de Tartús, en Siria, dice que la embajada de Cuba en ese país no le ha brindado apoyo a su familia tras el derrocamiento de Bashar al-Assad, un hecho que ha provocado caos en el país.
“Nos dejaron aquí perdidos, en el infierno, sin darnos una mano, sin decirnos nada, como si no fuéramos su gente. Tengo conocidos de Venezuela, México, España, y todas las embajadas se comunicaron con ellos menos la nuestra”, comentó a Martí Noticias.
La mujer, que pertenece a la minoría alauí al igual que el resto de su familia, describió un contexto de inseguridad donde teme por sus hijos adolescentes. “No puedo enviarlos a la escuela porque no sé qué les va a pasar. Ni siquiera puedo dejar que salgan solos. Mi hija tiene 17 años y mi hijo 15. Me da terror”, explicó.
Gavira nació en la isla, de padre sirio y madre cubana. Esta última reside actualmente en la provincia de Camagüey.
“Todos los días duermo sin saber si vamos a despertar. Hoy nos levantamos con gritos, ayer fue igual. Hay armas por las calles, personas que quieren imponernos que nos cubramos la cabeza. Recientemente entraron a una tienda, dijeron que eran del Gobierno, robaron todo y después se supo que no pertenecían a ellos”, agregó.
A la denuncia se suma Sawsan, una hermana de Gavira que vive en la ciudad costera de Jableh.
En un mensaje enviado a Martí Noticias, Sawsan expresó su preocupación por la seguridad de su familia. “Solo queremos salvar la vida. Queremos que nos saquen. Estamos en la casa con las puertas cerradas y con miedo las 24 horas. Yo quiero saber si hay alguien que nos pueda ayudar a salir de Siria”, indicó.
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Samir Jesús Mahmoud Gavira, otro de los hermanos de Gavira, también expuso la situación en un video difundido por el diario 14ymedio y enviado a Martí Noticias, en el que solicita ayuda a la comunidad internacional.
"Estoy en Tartús, donde hemos sobrevivido milagrosamente a ataques y bombardeos. Aquí no hay luz ni internet, apenas tenemos velas. Las armas están en manos de todos: hombres, mujeres, niños. Se están robando bancos, instituciones gubernamentales, lo que sea. No sé qué voy a hacer. Necesitamos salir de aquí cuanto antes”, detalló.
Mahmoud Gavira nació en Camagüey. Su bisabuelo es español y, según dijo, habían iniciado "el trámite en el consulado de España para lograr la nacionalidad a través de la Ley de Memoria Democrática pero ahora todo está cancelado".
“Quiero pedir ayuda al mundo hispano, al presidente de España, Pedro Sánchez", dijo en el video. "La situación es extremadamente peligrosa e insostenible".
Rebeldes derrocaron al presidente sirio tras más de una década de guerra
Tras más de 13 años de guerra civil, los rebeldes sirios derrocaron al presidente Bashar al-Assad a inicios de este mes, poniendo fin a décadas de gobierno de padre e hijo.
Según las cifras de la Red Siria de Derechos Humanos (SNHR, en inglés), citadas por la agencia AP, al menos 231.000 civiles han muerto en la guerra, de las cuales 202.000 se atribuyen al gobierno Bashar al-Assad y el resto a varias facciones armadas.
El grupo también ha documentado más de 96.000 personas desaparecidas por la fuerza y alrededor de 40.000 detenidos.
En Siria convicen múltiples comunidades étnicas y religiosas. El país también está fragmentado entre grupos armados dispares, y potencias extranjeras.
Los expertos en derechos humanos instan a que se preserven las pruebas de tortura cometidos durante el mandato de Al-Assad.
“Las pruebas de las atrocidades deben preservarse y documentarse minuciosamente para garantizar la rendición de cuentas en virtud del derecho internacional humanitario. La justicia para las víctimas y sus familias no sólo es un derecho, sino también esencial para la curación y para prevenir más violaciones”, dijo la pasada semana Geir Pedersen, enviado especial de Naciones Unidas para Siria.
En su último informe sobre la situación, la Comisión de Investigación de la ONU, apuntó que existían “motivos razonables para creer que el Gobierno seguía cometiendo actos de tortura y malos tratos contra personas bajo custodia del Estado, incluidas prácticas que causaban la muerte en detención, así como encarcelamientos arbitrarios, violaciones u otras formas de violencia".
[Mario Pentón contribuyó en el reporte para esta historia]