"Nos están lanzando a los coyotes", dijo Giovanni Aguilera, uno de los 74 cubanos atendidos en el albergue de la iglesia Betel, en el barrio Nazareth de Liberia, de Guanacaste, en Costa Rica a La Nación.
Aguilera denunció la falta de voluntad política para facilitar la travesía y explicó que quienes aún tienen dinero están pensando en buscar un coyote y, en el peor de los casos, en irse solos.
El diario tico explora la inconformidad y la angustia entre la gran cantidad de cubanos que conocieron la noticia, la noche del martes, de que Belice les negó el paso por su territorio.
La situación en los albergues se está tornando "insoportable" y ya comienzan a faltar los recursos: "En Betel no cabe ni un alma más. El desayuno de este miércoles apenas dio para café y pan cuadrado con mantequilla", dice el periódico.
Julio Vargas, oficial de enlace de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), confirmó que están con la capacidad de espacio al límite: "Allá afuera tengo a seis personas y no tengo espacio para ellas. Estamos completos, con la capacidad al límite. No hay espacios físicos, aunque sí contamos con recursos para alimentos y atención de salud. Es un grave problema”.
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En los 26 alojamientos instalados en La Cruz, se agotó la provisión de ropa y de artículos de aseo personal. Allí están la mayoría de los 5.000 migrantes; otros, esperan en casas de familias o en sitos pagados por sus propios medios.
El cubano Luis Alberto Pérez Cepero, de 45 años, se declaró desde ayer en huelga de hambre en protesta por la decisión beliceña.
"Prefiero que la escasa comida que queda se la den a mujeres, niños y ancianos", dijo Pérez Cepero.
Entretanto, el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís procuró apaciguar los ánimos: "Me dirijo a ustedes porque algunos tienen preocupaciones de que el Gobierno de Costa Rica vaya a negociar un regreso forzoso. Sin embargo, tengo que decirles que eso no va a pasar, pues sólo regresarán a Cuba quienes quieran hacerlo".