La violencia contra las mujeres centra esta semana la atención de expertos cubanos y extranjeros reunidos en Cuba, en un evento que busca hacer avanzar una agenda oficial para aminorar "las brechas", mientras opositoras denuncian abusos físicos y psicológicos por su activismo político.
El Simposio Internacional sobre violencia de género, prostitución, turismo sexual y trata de personas, concluye el miércoles en La Habana. El evento lo organiza el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) en el marco de la jornada por la No Violencia hacia las mujeres y las niñas.
La violencia contra las mujeres es un tema que preocupa en la isla por sus crecientes manifestaciones. En la apertura, la directora del CENESEX, Mariela Castro, dijo que "todavía tenemos retos". Una nota del sitio web de la institución reseñó agunas intervenciones.
Mareleen Díaz Tenorio, especialista del Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), "aseguró que un posicionamiento teórico sobre la violencia de género conlleva implícitamente una ruta metodológica y política, e insistió en la necesidad de una educación positiva y propositiva que cierre las brechas de desigualdad y fomente una sociedad diferente, de derechos e inclusiva".
Pero fuera del evento otra es la realidad contada por activistas de derechos humanos. Consultadas por Martí Noticias, opositoras al gobierno de Raúl Castro ofrecieron sus testimonios.
"Es una inmoralidad (…) escuchar (en los medios) que el Gobierno está en contra de la violencia contra la mujer y que cada domingo y cada día de la semana el gobierno cubano arremete contra activistas de los derechos humanos, mujeres", dijo en entrevista telefónica María Cristina Labrada, Dama de Blanco, de 48 años.
“Todos los domingos yo soy víctima de ulceraciones en las manos cuando te ponen las esposas (...) este domingo fui arrestada violentamente”, dijo.
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Susana Teresa Mas, periodista independiente de 63 años explicó: “Se ha recrudecido la represión tanto física como telefónica (…) siguen a los periodistas independientes, nos interceptan las comunicaciones”.
“He pasado la noche muy mal porque me quitaron la comunicación por el móvil. Tengo un nieto que se va al servicio militar hoy. Desde anoche me quitaron la comunicacion, me la restablecieron ahorita, es decir, no pude hablar con él anoche”.
Sobre su vida diaria dijo: "Uno va caminando por la calle y va sintiendo esa presencia policial que lo va siguiendo a uno a dondequiera. Soy una ciudadana normal, no soy una ciudadana de enfrentamiento y sin embargo me tienen un sistema de vigilancia donde quiera que voy, a una tienda, un mercado”.
Mas, que está jubilada, aseguró que la violencia de género se acrecienta.
"El Estado hace artículos sobre el tema, el periódico, pero ahí se queda. Una ciudadana va a dar una queja y le dicen que es un asunto de familia. La comunidad LGTBI sino es de la parte oficialista pues no le dan participación en las actividades, y tampoco se toman medidas cuando son agredidos o son violentados”. agregó.
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Labrada dijo que en ocasiones le impiden incluso ir a misa.
"Nos llevan a interrogatories cuando somos detenidas (…) los oficiales de la Seguridad del Estado te empiezan a hablar de tus hijos, te empiezan a hablar de tu familia, y eso es una tortura psicológica porque la madre es madre, y cuando te hablan de que ‘le van a hacer con tus hijos, ten cuidado con tu hijo, te están amenazando”, dijo.
"Llevamos 85 domingos que el gobierno cubano arremete contra mujeres pacíficas, no violentas, porque nosotras no somos violentas, no tenemos nada en las manos, ellos tienen la fuerza, tienen el poder, tienen los medios y nosotros no tenemos nada. Nosotros simplemente lo que tenemos es el valor y las ansias de libertad para Cuba”, dijo.
Maidolis Oribe Perdomo, una disidente de 35 años y ex entrenadora deportiva, cumple una condena de tres años en reclusión domiciliaria por un delito común que según dijo, no cometió.
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"Yo sí me siento violentada (…) soy maltratada. En menos de un mes han allanado mi vivienda dos veces, han allanado la vivienda de mi suegra. Me han llevado al calabozo, me han amenazado con llevarme a prisión. Somos maltratadas física y verbalmente (las mujeres disidentes)", expresó.
“He sido golpeada varias veces y sé lo que la policía política es capaz de hacer (...) Después de golpearnos, llevarnos hacia calabozos, nos multan y luego nos llevan a un tribunal y nos encarcelan”, comentó.