El diario The Wall Street Journal hace un paralelo entre la política que ha implementado en Rusia Vladimir Putin y su impacto en Cuba.
El diario The Wall Street Journal publica este lunes un artículo relacionado con la implementación en Cuba de varias de las políticas que en la última década ha impuesto en Rusia el presidente Vladimir Putin.
En Cuba estudia el putinismo para consejos de supervivencia, la periodista Mary O’Grady recuerda que Putin no tuvo mucho éxito en convencer a los estadounidenses con sus palabras en el The New York Times, cuenta, sin embargo, con admiradores en el ejército cubano.
La periodista pide con ironía, a los inversionistas extranjeros que tomen nota y señala el papel benefactor de la URSS y ahora de Venezuela en la economía cubana.
El dilema para la clase gobernante cubana, según O’Grady viene después de la muerte de los hermanos Castro cuando los militares cubanos deban “encontrar formas de alimentar a la isla sin dejar el poder, lo que podría resultar fatal para algunos de ellos”. De ahí que el modelo que ha implementado en Rusia Putin es una salida, pues permite elecciones nominales con algunos asientos para la oposición, y en la economía los puestos claves son para los oligarcas, fieles al Kremlin.
Aunque no hay ideología comunista, dice el artículo,”el putinismo combina el control político autoritario con el capitalismo de amigotes” y expone la renovada alianza entre el Kremlin y la Iglesia Ortodoxa Rusa.
O’Grady se refiere a la visita del opositor cubano Jorge Luis García Pérez "Antúnez" a la sede del WSJ en New York quien calificó de fraudulentas las reformas en Cuba y denunció el aumento de “las detenciones y los ataques violentos contra los grupos de la oposición”.
Tanto en Cuba como en Rusia los militares se preocupan más por “lucrativos negocios en el turismo, el comercio minorista, la fabricación de cigarros y el transporte aéreo”.
La nota destaca que “los Castro también parecen tener una relación al estilo Putin con la Iglesia”.
En el tema de la inversión extranjera el rotativo recuerda que “los extranjeros que hacen negocios en Rusia han descrito un campo de juego igual de arriesgado” al que describió a The Economist el empresario británico Stephen Purvis, preso en Cuba por 15 meses.
Finaliza la nota citando a Guillermo Fariñas, quien durante su estancia en Miami declaró que los oficiales cubanos estudian las políticas de Putin, para "no sufrir el mismo destino que los seguidores de Gadafi", de ahí que el modelo de Putin puede ser la manera de evitar ese destino, aunque dice O’Grady, que ese modelo “está muy lejos de un plan para liberar a la nación”.
En Cuba estudia el putinismo para consejos de supervivencia, la periodista Mary O’Grady recuerda que Putin no tuvo mucho éxito en convencer a los estadounidenses con sus palabras en el The New York Times, cuenta, sin embargo, con admiradores en el ejército cubano.
La periodista pide con ironía, a los inversionistas extranjeros que tomen nota y señala el papel benefactor de la URSS y ahora de Venezuela en la economía cubana.
El dilema para la clase gobernante cubana, según O’Grady viene después de la muerte de los hermanos Castro cuando los militares cubanos deban “encontrar formas de alimentar a la isla sin dejar el poder, lo que podría resultar fatal para algunos de ellos”. De ahí que el modelo que ha implementado en Rusia Putin es una salida, pues permite elecciones nominales con algunos asientos para la oposición, y en la economía los puestos claves son para los oligarcas, fieles al Kremlin.
Aunque no hay ideología comunista, dice el artículo,”el putinismo combina el control político autoritario con el capitalismo de amigotes” y expone la renovada alianza entre el Kremlin y la Iglesia Ortodoxa Rusa.
O’Grady se refiere a la visita del opositor cubano Jorge Luis García Pérez "Antúnez" a la sede del WSJ en New York quien calificó de fraudulentas las reformas en Cuba y denunció el aumento de “las detenciones y los ataques violentos contra los grupos de la oposición”.
Tanto en Cuba como en Rusia los militares se preocupan más por “lucrativos negocios en el turismo, el comercio minorista, la fabricación de cigarros y el transporte aéreo”.
La nota destaca que “los Castro también parecen tener una relación al estilo Putin con la Iglesia”.
En el tema de la inversión extranjera el rotativo recuerda que “los extranjeros que hacen negocios en Rusia han descrito un campo de juego igual de arriesgado” al que describió a The Economist el empresario británico Stephen Purvis, preso en Cuba por 15 meses.
Finaliza la nota citando a Guillermo Fariñas, quien durante su estancia en Miami declaró que los oficiales cubanos estudian las políticas de Putin, para "no sufrir el mismo destino que los seguidores de Gadafi", de ahí que el modelo de Putin puede ser la manera de evitar ese destino, aunque dice O’Grady, que ese modelo “está muy lejos de un plan para liberar a la nación”.