¿Ganará Cuba la Serie del Caribe, o accederá al menos a la discusión del trono? ¿Serán los cubanos activos en ligas profesionales una piedra en el zapato para la escuadra de su país natal?
Con el equipo de Villa Clara como representante, Cuba regresa el sábado, en la isla venezolana de Margarita, a las Series del Caribe de Béisbol, un torneo que vio la luz en La Habana (1949).
Si hasta 1960 los cubanos ganaron siete de los 12 cetros en disputa, a partir del siguiente año, y por voluntad del Gobierno encabezado por Fidel Castro, la estructura del deporte profesional fue desmantelada en la patria de José de la Caridad Méndez y Adolfo Luque, de Luis Tiant y José Fernández.
El portazo socialista interrumpió --durante algunos años-- la confrontación entre equipos campeones de las ligas invernales del Caribe, hasta su reanudación en 1970. Si en el tramo inicial competían los monarcas de Puerto Rico, Panamá, Venezuela y Cuba, la reanimación incluyó nuevamente a boricuas y venezolanos, a quienes se sumaron México y República Dominicana.
Y al cabo de 53 años, la jerarquía del béisbol asentada en La Habana --allí donde los gobernantes legislan sobre lo humano y lo divino-- ha aceptado reincorporarse a la competencia que en algún momento fue conocida como Pequeña Serie Mundial.
¿Tendrá Villa Clara la condición de favorito sobre el terreno, del primero al ocho de febrero inmediatos?
Incapaz de asegurar tanto, suscribo en cambio que los cubanos tendrán una carta bajo la manga, esa que para ellos constituye el irresistible encanto de viajar. Si a muchos estelares de las Grandes Ligas les resulta un fastidio esto de jugar fuera de Estados Unidos --menor tiempo de descanso, más separación de sus familias-- cualesquiera de los 400 peloteros de la Serie Nacional, de Pinar del Río a Guantánamo, están dispuestos siempre a abordar un avión, para defender el orgullo patrio… y la posibilidad de echarse algunos dólares en los bolsillos.
Villa Clara, no lo duden, pondrá todo su esfuerzo en la Serie del Caribe, y a la espera de su debut en Margarita los fanáticos cubanos dan cada día muestras, en lo que a información se refiere, de estar en pañales. Son los pocos que logran comunicar con los sitios digitales de prensa y, entre otras polémicas, desatan aquella de que los villaclareños no debían echar mano a jugadores de refuerzo, porque estarían conformando una selección nacional de Cuba.
Igualmente desinformado está Yunesky Maya, un expitcher del equipo cubano en el Clásico Mundial que se escapó para explorar el profesionalismo, y que hace poco declaró en República Dominicana que jamás lanzaría en contra de sus excompañeros.
La inminente lid del Caribe puede poner el dedo en otra llaga, la decisión de los técnicos cubanos de separar a Ariel Pestano de la receptoría del equipo nacional en 2013. Arrollados al cabo de cinco juegos ante el elenco universitario de Estados Unidos, los enviados de Cuba tuvieron en la defensa del home plate una terrible laguna, y ahora Pestano se pondrá otra vez los arreos, para defender a Villa Clara.
¿Ganará Cuba la Serie del Caribe, o accederá al menos a la discusión del trono? ¿Serán los cubanos activos en ligas profesionales una piedra en el zapato para la escuadra de su país natal? ¿Presenciará Venezuela, un aliado estratégico de La Habana, nuevos casos de deserciones?
Todas estas preguntas tendrán respuesta en breve lapso. Por ahora, aquí tienen la nómina cubana:
Viajarán 18 villaclareños de cuna, los receptores Ariel Pestano y Yulexis La Rosa; los jugadores de cuadro Ariel Borrero, Ramón Lunar, Andy Sarduy, Yeniet Pérez y Yandrys Canto.
Además, los jardineros Andy Zamora, Yuniet Flores, Lázaro Ramírez y Yordanis Linares, así como los lanzadores Freddy Asiel Álvarez, Robelio Carrillo, Yasmani Hernández, Alaín Sánchez, Yosvani Pérez, Diosdani Castillo e Irvin Del Río.
Para coronarse en 2013, los beisbolistas del centro del país se habían reforzado con Yordan Manduley, Danel Castro, Edilse Silva y Jonder Martínez. De cara a la Serie del Caribe añadieron ahora a Yulieski Gourriel, José Miguel Fernández, Alfredo Despaigne, Ismel Jiménez, Norge Luis Ruiz y Vicyohandri Odelín.
Si hasta 1960 los cubanos ganaron siete de los 12 cetros en disputa, a partir del siguiente año, y por voluntad del Gobierno encabezado por Fidel Castro, la estructura del deporte profesional fue desmantelada en la patria de José de la Caridad Méndez y Adolfo Luque, de Luis Tiant y José Fernández.
El portazo socialista interrumpió --durante algunos años-- la confrontación entre equipos campeones de las ligas invernales del Caribe, hasta su reanudación en 1970. Si en el tramo inicial competían los monarcas de Puerto Rico, Panamá, Venezuela y Cuba, la reanimación incluyó nuevamente a boricuas y venezolanos, a quienes se sumaron México y República Dominicana.
Y al cabo de 53 años, la jerarquía del béisbol asentada en La Habana --allí donde los gobernantes legislan sobre lo humano y lo divino-- ha aceptado reincorporarse a la competencia que en algún momento fue conocida como Pequeña Serie Mundial.
¿Tendrá Villa Clara la condición de favorito sobre el terreno, del primero al ocho de febrero inmediatos?
Incapaz de asegurar tanto, suscribo en cambio que los cubanos tendrán una carta bajo la manga, esa que para ellos constituye el irresistible encanto de viajar. Si a muchos estelares de las Grandes Ligas les resulta un fastidio esto de jugar fuera de Estados Unidos --menor tiempo de descanso, más separación de sus familias-- cualesquiera de los 400 peloteros de la Serie Nacional, de Pinar del Río a Guantánamo, están dispuestos siempre a abordar un avión, para defender el orgullo patrio… y la posibilidad de echarse algunos dólares en los bolsillos.
Villa Clara, no lo duden, pondrá todo su esfuerzo en la Serie del Caribe, y a la espera de su debut en Margarita los fanáticos cubanos dan cada día muestras, en lo que a información se refiere, de estar en pañales. Son los pocos que logran comunicar con los sitios digitales de prensa y, entre otras polémicas, desatan aquella de que los villaclareños no debían echar mano a jugadores de refuerzo, porque estarían conformando una selección nacional de Cuba.
Igualmente desinformado está Yunesky Maya, un expitcher del equipo cubano en el Clásico Mundial que se escapó para explorar el profesionalismo, y que hace poco declaró en República Dominicana que jamás lanzaría en contra de sus excompañeros.
La inminente lid del Caribe puede poner el dedo en otra llaga, la decisión de los técnicos cubanos de separar a Ariel Pestano de la receptoría del equipo nacional en 2013. Arrollados al cabo de cinco juegos ante el elenco universitario de Estados Unidos, los enviados de Cuba tuvieron en la defensa del home plate una terrible laguna, y ahora Pestano se pondrá otra vez los arreos, para defender a Villa Clara.
¿Ganará Cuba la Serie del Caribe, o accederá al menos a la discusión del trono? ¿Serán los cubanos activos en ligas profesionales una piedra en el zapato para la escuadra de su país natal? ¿Presenciará Venezuela, un aliado estratégico de La Habana, nuevos casos de deserciones?
Todas estas preguntas tendrán respuesta en breve lapso. Por ahora, aquí tienen la nómina cubana:
Viajarán 18 villaclareños de cuna, los receptores Ariel Pestano y Yulexis La Rosa; los jugadores de cuadro Ariel Borrero, Ramón Lunar, Andy Sarduy, Yeniet Pérez y Yandrys Canto.
Además, los jardineros Andy Zamora, Yuniet Flores, Lázaro Ramírez y Yordanis Linares, así como los lanzadores Freddy Asiel Álvarez, Robelio Carrillo, Yasmani Hernández, Alaín Sánchez, Yosvani Pérez, Diosdani Castillo e Irvin Del Río.
Para coronarse en 2013, los beisbolistas del centro del país se habían reforzado con Yordan Manduley, Danel Castro, Edilse Silva y Jonder Martínez. De cara a la Serie del Caribe añadieron ahora a Yulieski Gourriel, José Miguel Fernández, Alfredo Despaigne, Ismel Jiménez, Norge Luis Ruiz y Vicyohandri Odelín.