El precandidato presidencial republicano Marco Rubio prometió el viernes revertir la política del Gobierno del presidente Barack Obama hacia Cuba, y dijo que el plan de normalizar las relaciones con la isla era un cambio peligroso que le daba al régimen castrista legitimidad internacional y nuevos recursos para reprimir a su pueblo.
En un enérgico discurso a la organización derechista Foreign Policy Initiative (Iniciativa de Política Exterior), en Nueva York, preparado para el mismo día que el secretario de Estado John Kerry reabrió la embajada estadounidense en La Habana, el senador por Florida dijo que la diplomacia de Obama hacia Cuba y el acuerdo nuclear reciente con Irán es prueba de "todos los conceptos estratégicos, morales y económicos fallidos" que impulsan su política exterior.
"Se ha apresurado a tratar con los opresores, pero ha sido lento para tratar con los oprimidos", agregó Rubio. "Sus razones son sumamente endebles".
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El legislador cubanoestadounidense por Florida, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, ha colocado la política exterior en el centro de su campaña presidencial. En su discurso prometió volver a colocar a Cuba en la lista de Estados que auspician el terrorismo y obligar al régimen de Castro a "realizar reformas políticas y de Derechos Humanos significativas" para no perder sus nuevos beneficios diplomáticos y económicos con Estados Unidos.
Aunque el asunto es de importancia personal para Rubio, cuyos padres emigraron de Cuba antes de la revolución de 1959, no es el primero entre los problemas de política exterior que interesan a los estadounidenses.
Una encuesta el viernes de Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research halló que apenas uno de cada tres estadounidenses querían conocer la posición de su próximo presidente sobre Cuba. En cambio, nueve de cada 10 quieren saber que hará frente al terrorismo y los ciberataques de países extranjeros o grupos terroristas.
El Gobierno de Obama ha emprendido la normalización de las relaciones después de medio siglo de hostilidad que no han debilitado el poder del Gobierno comunista. Sostiene que la negociación directa con Cuba en materia de Derechos Humanos y comercio tiene mejores probabilidades de producir reformas democráticas y de mercado a largo plazo.