Los acuicultores de la Isla de la Juventud han sobrepasado las mil toneladas de clarias previstas para el año, duplicando sus metas y estableciendo un nuevo record de captura de estos peces, cultivados en el centro de cría Río del Medio, Las Nuevas
La noticia publicada así con titulares, en el diario local Victoria, señala que la fabulosa producción de claria “no solo ha garantizado la presencia del producto en unidades de ventas, comunidades y poblados, sino que permitó a la industria elaborar otros productos como croquetas, masas y picadillos con una amplia satisfacción entre los pobladores”.
Lo de “amplia satisfacción entre los pobladores”, que asegura Victoria podría cuestionarse si se tiene en cuenta que desde su introducción en Cuba en el año 1999, la presencia de este controvertido depredador no ha sido muy aceptada, tanto por lo desagradable que resulta a la vista como por el daño que ocasiona al eco sistema nacional.
La fuente de tal afirmación no es gratuita. Basta echar un lectura al sitio oficial Ecured –versión cubana de Wilkipedia- para poner en duda que los filetes de claria al que se le atribuyen tantas bondades, oculta algo oscuro tras sus blancas carnes.
“Sería lamentable que por historias muchas veces exageradas, muchas familias se vieran privadas de un plato nutritivo y agradable al paladar”, advierte Ecured antes de explicar algunas de las desagradables características de la claria.
Aunque la Claria se cría en estanques de agua dulce tiene capacidad para buscar alimentos fuera de los mismos, deslizándose por tierra mediante fuertes sacudidas de la cola. Así como, al parecer, comenzaron a poblar lagunas, ríos, presas y hasta alcantarillas “y han demostrado ser tan voraces como invasivas”.
“Según datos del Centro Nacional de Areas Protegidas, las clarias amenazan potencialmente en el medio natural a 242 especies de la Fauna cubana, de las cuales 75 son endémicas, 29 raras o locales y 25 introducidas”, afirma Ecured.
Como ejemplo de lo anterior Ecured asegura que en la Ciénaga de Zapata, reservorio natural cubano, “se han capturado clarias con jicoteas y cocodrilos pequeños en su estómago”.
“En Matanzas se reportó un caso de un hombre que se quejaba de una persistente tupición en las tuberías de su casa y cuando pasó una cinta metálica por los tubos de desagüe, se encontró al causante del problema: un pez negruzco de cerca de tres libras que lo miraba chorreando lodo de fosa”, afirma Ecured. “ Otros los han pescado incluso en alcantarillas en plena calle. Se plantea que se come lo mismo los huevos de los nidos o muerde animales mucho más grande que ellos”.
Tras describir detalles tan apetitosos Ecured insiste en que la carne de claria es un excelente alimento con alto contenido de proteínas.
“La que llega al mercado para el consumo humano es cultivada bajo condiciones de hábitat controlado en estanques y con una alimentación específica”, asegura el sitio oficial.