Jorge Alberto Martínez estará este viernes en la lomita de Cangrejeros de Santurce, en la Liga Profesional de Puerto Rico.
Jorge Alberto Martínez ganó el único pleito de Matanzas frente a Villa Clara, en la última final del béisbol de Cuba. Allá es un pitcher bien conocido, al cabo de su experiencia de ocho temporadas, pero este viernes se irá a la lomita de Cangrejeros de Santurce, en la Liga Profesional de Puerto Rico.
"Yo leo de la pelota cubana todos los días, estoy informado como si estuviera allí. Supe de los aumentos salariales, son importantes, a partir de lo que se ganaba hasta el año pasado, y me alegro por mis excompañeros", me dice.
-¿Será suficiente ese dinero para frenar la salida de jugadores de la Isla?
"No puedo responderte, no estoy en la mente de ninguno. Pero te digo que el dinero no lo es todo, algunos --y es mi caso-- queremos probarnos en otras ligas, conocer el mundo".
Tan actualizado del béisbol en su país está Martínez, que supo de la mención que un panelista de la Mesa Redonda de la Televisión Cubana hizo de su figura como "un ejemplo de la libertad de que gozan nuestros atletas para competir en cualquier parte". El pelotero de 30 años, nativo de la ciudad del Yumurí, prefirió no comentar sobre el tema.
-Jugar con Cangrejeros es tu primera experiencia profesional, ¿qué diferencias hallaste allí?
"Los peloteros cubanos tienen calidad, solo necesitan más roce. Allá siempre nos comportamos con el rigor de los profesionales --horarios, entrenamiento--, aunque el estímulo económico fuera bajo, así que nada me agarra por sorpresa. Te digo en cambio que aquí uno está más solo consigo mismo; si no se interioriza la disciplina se arriesga la paga y el futuro".
Ataviado con el número 39 en la chamarreta --en Matanzas tenía el 36-- este pitcher derecho saldrá el viernes a la grama del bello estadio Hiram Bithorn, de San Juan, a tirar contra los mismos Leones de Ponce a los que venció este fin de semana.
"Estoy contento, ahora con récord de 1-2. No quiero justificarme, pero he tenido poco respaldo ofensivo, fíjate que mi efectividad es de 2,40 pcl".
-¿Alguna oferta de Liga Menor?
"Imposible, yo vine por reunificación familiar, con todos mis papeles en regla, y debo someterme al proceso del draft. Pero he logrado cosas importantes en mis cinco meses en Estados Unidos, he aprendido mucho en mis tres meses en la liga puertorriqueña y también he enseñado algo, porque en el dugout todos me preguntan acerca de la pelota cubana".
Rehusó decírmelo, como quien tira una pelota en la esquina lejana del bateador, pero Jorge A. Martínez es una cifra más en el interminable conteo de los cubanos --en su caso, peloteros-- que por mar, escapando de una delegación, o por vías legales, se asientan en otra geografía.
Son los que buscan probarse a sí mismos, en otro nivel. O vivir con menos penurias. O conocer el mundo. Los que buscan, en fin, la libertad.
"Yo leo de la pelota cubana todos los días, estoy informado como si estuviera allí. Supe de los aumentos salariales, son importantes, a partir de lo que se ganaba hasta el año pasado, y me alegro por mis excompañeros", me dice.
-¿Será suficiente ese dinero para frenar la salida de jugadores de la Isla?
"No puedo responderte, no estoy en la mente de ninguno. Pero te digo que el dinero no lo es todo, algunos --y es mi caso-- queremos probarnos en otras ligas, conocer el mundo".
Tan actualizado del béisbol en su país está Martínez, que supo de la mención que un panelista de la Mesa Redonda de la Televisión Cubana hizo de su figura como "un ejemplo de la libertad de que gozan nuestros atletas para competir en cualquier parte". El pelotero de 30 años, nativo de la ciudad del Yumurí, prefirió no comentar sobre el tema.
-Jugar con Cangrejeros es tu primera experiencia profesional, ¿qué diferencias hallaste allí?
"Los peloteros cubanos tienen calidad, solo necesitan más roce. Allá siempre nos comportamos con el rigor de los profesionales --horarios, entrenamiento--, aunque el estímulo económico fuera bajo, así que nada me agarra por sorpresa. Te digo en cambio que aquí uno está más solo consigo mismo; si no se interioriza la disciplina se arriesga la paga y el futuro".
Ataviado con el número 39 en la chamarreta --en Matanzas tenía el 36-- este pitcher derecho saldrá el viernes a la grama del bello estadio Hiram Bithorn, de San Juan, a tirar contra los mismos Leones de Ponce a los que venció este fin de semana.
"Estoy contento, ahora con récord de 1-2. No quiero justificarme, pero he tenido poco respaldo ofensivo, fíjate que mi efectividad es de 2,40 pcl".
-¿Alguna oferta de Liga Menor?
"Imposible, yo vine por reunificación familiar, con todos mis papeles en regla, y debo someterme al proceso del draft. Pero he logrado cosas importantes en mis cinco meses en Estados Unidos, he aprendido mucho en mis tres meses en la liga puertorriqueña y también he enseñado algo, porque en el dugout todos me preguntan acerca de la pelota cubana".
Rehusó decírmelo, como quien tira una pelota en la esquina lejana del bateador, pero Jorge A. Martínez es una cifra más en el interminable conteo de los cubanos --en su caso, peloteros-- que por mar, escapando de una delegación, o por vías legales, se asientan en otra geografía.
Son los que buscan probarse a sí mismos, en otro nivel. O vivir con menos penurias. O conocer el mundo. Los que buscan, en fin, la libertad.