Mientras el contratista de USAID Alan Gross cumple 15 años en una celda del hospital militar Carlos J. Finlay, al oeste de La Habana, por entregar tres teléfonos satelitales pagados por Washington a una pequeña comunidad judía de la isla, tipos como Néstor se forran de dinero con la venta de cuentas para navegar por internet y llamadas internacionales fuera del radar de ETECSA, monopolio estatal de telecomunicaciones en Cuba.
En voz baja y con tono de misterio, el hombre te canta el precio de las llamadas internacionales. No hay límites geográficos: Zürich, Canberra o Miami. "A 40 centavos de cuc el minuto, una ganga", dice con una sonrisa forzada. Si nota al cliente indeciso, regatea con clase: "A ver socio, te dejo los primeros cinco minutos gratis si vas a hablar una hora". El hombre es un crack para los negocios. Al final convence a un señor gordo y desconfiado, quien paga 6 pesos convertibles por una llamada de hora y media a Madrid.
Lo conduce a un desván en el fondo de su casa, donde Néstor tiene montado el negocio. Una laptop HP con audífonos profesionales y varios armatostes tecnológicos. "No es nada del otro mundo. Ésta es la famosa antena satelital que mediante conexiones tipo Skype permite realizar llamadas internacionales", acota Néstor, mientras muestra el equipo.
se forran de dinero con la venta de cuentas para navegar por internet y llamadas internacionales fuera del radar de ETECSA, monopolio estatal de telecomunicaciones en Cuba.
Conoce del caso Gross y la bulla mediática desatada por el Gobierno de La Habana. "Lo de Gross es una simple comedia política. Esos equipos satelitales se venden en tiendas comerciales de cualquier país donde internet no es un monopolio o un delito. Si me pescan, lo más que me puede pasar es una multa que roza los 30.000 pesos (1.300 dólares) o una sanción de tres meses a un año en una penitenciaría de poco rigor. Pero primero hay que atraparme", señala con un dejo de altanería.
No todos los que ofertan horas de internet, redes inalámbricas para jugar, chatear o descargar seriales, filmes y culebrones son discretos en sus propuestas. Si usted navega por la página de ventas electrónicas de Revolico u otras, encontrará personas que venden conexiones ilegales a internet y ofrecen paquetes de llamadas al extranjero.
Los precios son un 50% más baratos que los oficiales. La hora de internet fluctúa entre 1.50 y 2 c.u.c. ETECSA la vende a 4.50, y las llamadas internacionales a 40 o 50 centavos de peso convertible. En la empresa de telecomunicaciones no baja de 1 cuc el minuto.
Este verano, solo en los municipios Arroyo Naranjo y Diez de Octubre, se desarticularon nueve redes.
Según Osniel, quien se dedica a vender cuentas de internet y llamadas telefónicas al exterior en un barrio habanero pobre, las ventas son altas. "Las cuentas de internet se han ralentizado por dos causas: la conexión es extremadamente lenta, en su mejor momento no excede los 56 Kilobytes, y las de ETECSA, aunque más caras, su velocidad puede alcanzar dos Gigabyte. En las llamadas al extranjero la demanda crece, sobre todo a la Florida".
Martí Noticias realizó una investigación intentando conocer las estructuras del negocio ilegal de telecomunicaciones. La génesis es simple: el deseo de muchos cubanos residentes en Estados Unidos por abaratar los disparatados costos de las llamadas a Cuba.
"Un minuto a Cuba cuesta tres veces y medio más caro que llamar a Australia. No hay bolsillo que lo aguante. Tengo familia en La Habana y cada mes pago entre 500 y 600 francos suizos por concepto de llamadas a la isla", comenta Yamila, una cubana residente en Ginebra.
Son frecuentes las redadas de la policía técnica con fuerzas combinadas de la Seguridad del Estado y empleados de ETECSA
Mientras bebe una cerveza clara, Néstor me cuenta el entramado del 'bisne':
"Los equipos, ya sean para antenas satelitales de televisión, telefóno o internet llegan desde Miami. Conozco un hombre que ha vendido más de 40 equipos para Cuba. Entrarlo puede parecer complicado, pero la corrupción y el dinero permiten entrar hasta un elefante por la aduana cubana. Es más problemático sacarlo de Estados Unidos, pues también es ilegal. En la aduana del aeropuerto de Miami por una pasta, el tipo también mira hacia otro lado. Es preferible pagar a un aduanero que intentar entrarlo de contrabando".
Y aclara que estos sistemas satelitales, de acuerdo a la marca, se venden en Estados Unidos entre 300 y 800 dólares. "En tres meses se le saca ganancias. No me veo como un delincuente. Si ETECSA tuviese precios acorde al bolsillo del cubano medio, yo no infringiría la ley con este tipo de negocio", expresa Néstor.
Son frecuentes las redadas de la policía técnica con fuerzas combinadas de la Seguridad del Estado y empleados de ETECSA, para desactivar servicios telefónicos paralelos, conexiones ilegales a internet, televisión por cable y redes inalámbricas de juegos.
Este verano, solo en los municipios Arroyo Naranjo y Diez de Octubre, se desarticularon nueve redes. Un ingeniero de ETECSA, cuenta que ha participado en dos operativos. "Algunas de estas redes son fáciles de detectar. El cableado es evidente y chapucero. Otras son casi indetectables, porque la gente pasa el tendido por debajo de la calle. Es como luchar contra un monstruo de tres cabezas. Usted corta una y al día siguiente se multiplican".
Un sociólogo jubilado reconoce que todo este entramado de ilegalidades lo propicia un sistema informativo y de control ciudadano totalitario y absurdo. "Cuando en comercios se puedan adquirir paquetes de televisión, en los estanquillos comprar Diario las Américas, El País o The New York Times, hacer llamadas internacionales y conexiones a internet a precios justos, esos negocios serán improductivos", dice.
El régimen autocrático de Raúl Castro saca sus cuentas por haber abierto el grifo de las nuevas tecnologías. En 118 salas diseminadas por todo el país, se oferta el internet más caro del mundo. Y desde el otoño de 2013 se pueden abrir emails en los celulares. Pero el ritmo es demasiado lento y cauteloso. El Gobierno cubano considera a las nuevas tecnologías como 'un arma de destrucción masiva del imperialismo yanqui'.
Aunque Tania Velázquez, ejecutiva de ETECSA, a bombo y platillo anunció que para agosto de 2014 se podrían descargar aplicaciones de internet en los teléfonos móviles y se comercializaría internet en las casas para diciembre, a día de hoy los proyectos están atascados. "Hay de todo. Desde tecnologías obsoletas a una marcada fiscalización del Estado para controlar las nuevas aperturas", apunta un funcionario.
Los negocios ilegales desvían millones de dólares en una nación con una economía extremadamente frágil. Hace dos años, el periódico Granma reportó que 13 personas habían sido arrestadas por negocios telefónicos dirigidos por cubanos asentados en Canadá y España. Vendían a 50 centavos el minuto y desde 2009 estafaron $3 millones a ETECSA. Es probable que ahora las pérdidas sean aún mayores.