Un símbolo de la educación cubana y del esplendor arquitectónico durante la república, el otrora Colegio de La Salle del Vedado, en La Habana, enfrenta un avanzado proceso de deterioro en sus edificaciones y parece condenado a desplomarse tras largos años de olvido e indolencia gubernamental.
Imágenes y testimonios de vecinos del lugar, obtenidos por Martí Noticias, muestran la debacle del imponente edificio de cinco plantas, ubicado en la Calle 13, entre B y C, en la barriada habanera del Vedado. La instalación ocupa una manzana completa y actualmente continúa como sede del Instituto Politécnico de Transporte "José Ramón Rodríguez".
Pero en realidad las operaciones del Politécnico se reducen a un sector en la planta baja y primer piso de la edificación. En su casi totalidad, el plantel es un escenario de ruinas, afectado por filtraciones, derrumbes parciales, escaleras destruidas, ventanales a la intemperie y otras calamidades constructivas. El vestíbulo está apuntalado desde hace años.
"Me abochorna que este edificio haya llegado al desastre que es hoy", dijo el conocido fotógrafo Enrique de la Osa, quien ha registrado en imágenes la precaria situación del colegio. "Es un lugar abandonado a su suerte".
De la Osa guarda especiales recuerdos de la instalación, donde realizó estudios de Técnico Automotriz en su juventud. Lo emociona también la memoria de su padre, el legendario periodista Enrique de la Osa (1909-1997), fundador de la sección "En Cuba" de la revista Bohemia, quien estudió en el Colegio de La Salle a comienzos del siglo XX y lamentaba transitar por allí al final de su vida.
"A mi padre le apenaba entrar al colegio por la destrucción que había ya en los años 90", comentó De la Osa.
Por estos días, el fotógrafo ha retornado allí para testimoniar en imágenes la decadencia de un lugar que figuró entre los tres mayores colegios privados de la capital cubana, orgullo de los habaneros de otras épocas.
Apenas un 10 por ciento de la instalación está en funcionamiento como recinto del Politécnico, que comenzó el curso escolar la pasada semana.
Las tareas de reparación emprendidas en el edificio han sido escasas e intermitentes en estos años, y muchos trabajos de albañilería se reducen a poner planchas de fibrocemento y maquillar algunas paredes en estado crítico.
"Las reparaciones aquí llevan años", manifestó un empleado del lugar que pidió no ser identificado. "Hay partes donde llueve más adentro que afuera... Creo que con parches esto no tiene ya arreglo".
La restauración capital que amerita la instalación, construida en 1910, asciende a millones de dólares y ocuparía años de minuciosa labor, porque el desmoronamiento constructivo y la devaluación patrimonial del lugar comenzaron desde el mismo momento de su confiscación a los Hermanos de La Salle por el régimen de Fidel Castro, en 1961.
"Recuerdo el Colegio de La Salle del Vedado como una joya, una verdadera maravilla que hoy está cayéndose a pedazos", comentó el ingeniero Néstor Cueto, graduado de esa institución en 1955.
Cueto, miembro de la Asociación de Antiguos Alumnos de La Salle en Miami, rememora con nostalgia sus días escolares. "Era todo una belleza. La capilla, las estatuas, los viacrucis, los trofeos... hasta la brisa que entraba por las ventanas. Pero llegó la destrucción, se llevaron los mármoles y saquearon todo lo que pudieron tras expulsar a los Hermanos de La Salle".
Después de medio siglo de faena educativa en la isla, los Hermanos de La Salle fueron expulsados por el régimen comunista el 25 de mayo de 1961. Un total de 110 Hermanos de La Salle -entre ellos 84 cubanos- tuvieron que abandonar la isla. No fue hasta 1989 que el gobierno cubano permitió la entrada de miembros de la orden religiosa al país y su incorporación a actividades apostólicas dentro de la Iglesia Católica.
Recientemente, Cueto vio imágenes que mostraban el estado de las edificaciones del colegio del Vedado. "Me dio mucha pena ver esas fotos, decidí borrarlas de mi memoria".
Una larga historia familiar lo une a la presencia de los Hermanos de La Salle en Cuba. Su abuelo, el emigrante español Ramón Gutiérrez, donó los terrenos de la Quinta Durañona, en Marianao, donde sesionó desde 1918 un recinto para clases de primaria y la residencia de los pupilos que provenían del interior del país. Su padre, Néstor Cueto Gutiérrez de la Cova también se graduó del Colegio del Vedado en 1933.
"En los colegios de La Salle miles de muchachos de todas las clases sociales y niveles económicos recibimos una educación esmerada", señaló Cueto, que marchó al exilio en 1959. "Los Hermanos de La Salle nos enseñaron a amar a Cuba".
Las fundaciones de colegios de La Salle se iniciaron en La Habana en 1905, establecidos por miembros de la orden fundada por Juan Bautista de La Salle en Francia a fines del siglo XVII.
Su primera dependencia docente se afincó en el Vedado, en los terrenos próximos a la Capilla del Carmelo, con la aprobación de Pedro González y Estrada, Obispo de La Habana. En total, inauguraron 12 escuelas a lo largo del país y la Universidad Social Católica San Juan Bautista, en La Habana.
Fueron los Hermanos de La Salle los primeros en introducir la Educación Física con carácter obligatorio para todos sus alumnos de sus cursos regulares.
El colegio del Vedado fue pionero en establecer una escuela gratuita, anexa al plantel, donde se les impartía instrucción a cerca de 200 alumnos.
La fundación Herencia Cultural Cubana (HCC), con sede en Miami, considera importante la documentación -con fotos, videos o testimonios escritos- sobre edificaciones patrimoniales como este colegio habanero.
"La idea de nuestros reportes anuales es hacer un registro de lugares dañados que tengan un simbolismo histórico y cultural para Cuba", expresó Daniel Pedreira, presidente de HCC.
"No queremos que haya que empezar de cero cuando haya que restaurar el país en un futuro bajo un sistema democrático pleno", añadió.
Pedreira cree que toda la información que se recopile sobre el estado de las edificaciones en Cuba será de gran utilidad para poder emprender la restauración y preservación no solo de los sitios con valor arquitectónico y cultural, sino de toda la nación, donde más del 60 por ciento de las viviendas están reportadas con problemas estructurales.
"No estamos en contra de que el actual gobierno repare y preserve edificaciones", añadió Pedreira, profesor de la Universidad Internacional de Florida (FIU). "La propaganda oficial habla siempre de las restauraciones en La Habana Vieja, pero la realidad es que hay otras edificaciones habaneras y en el interior del país con valores culturales que están totalmente olvidadas".
La pasada semana, el presidente designado Miguel Díaz Canel inauguró a bombo y platillo el restaurado colegio "Rafael María de Mendive", en el Prado habanero, cerca de la zona turística del país. El acto marcó la apertura del curso escolar cubano.
Sin embargo, a pocos kilómetros de allí, el edificio del Colegio de La Salle del Vedado es un lugar ruinoso que sirve también como escenario natural para filmaciones de músicos urbanos, que buscan allí el verdadero rostro de la ciudad.
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