Cuba ha sido clave en el financiamiento del diálogo Colombia-FARC

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El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos; el máximo líder de las FARC; Rodrigo Londoño alias "Timochenko"; y el gobernante de Cuba, Raúl Castro, participan en el acto para presentar un acuerdo en los diálogos de paz en La Habana.

Delegaciones del Gobierno y la guerrilla de las FARC viven en El Laguito, situado en la zona residencial más lujosa de La Habana, donde el acceso es prohibido y las comodidades contrastan con la vida en la selva.

Cuba ha financiado buena parte de los gastos de manutención, logística y seguridad tanto de la guerrilla comunista de las FARC como de la delegación del Gobierno de Juan Manuel Santos que participan en los diálogos de paz para poner fin a más de medio siglo de guerra en Colombia, según reportó esta semana la agencia de noticias AFP.

Fuentes de ambas delegaciones dijeron que las autoridades de la isla, que participa como garante de la negociación junto a Noruega, ofrecen las mismas comodidades a los dos bandos.

"Todo es simétrico, si una delegación recibe algo, la otra también", contó una integrante del equipo del Gobierno a AFP.

En noviembre de 2012, periodistas en La Habana fueron convocados para una inusual cobertura: el Gobierno de Colombia y la guerrilla de inspiración marxista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estaban en La Habana para iniciar la histórica negociación que ha pasado por frecuentes crisis y hasta amenazas de las partes de levantarse de la mesa y acabar la negociación.

Tanto Cuba como Noruega, han tenido un rol clave con sus representantes participando en silencio en cada jornada, leyendo comunicados conjuntos de ambas partes cada vez que llegan a un acuerdo parcial, y sobre todo, poniendo cordura en cada crisis que surge por acusaciones y desconfianza mutua entre las partes.

Fuentes involucradas en las negociaciones han dicho a AFP y a los medios en La Habana que si bien al inicio las sesiones se producían bajo "mucha tensión", en los últimos tiempos el ambiente se ha ido relajando y hasta se permiten bromas y risas compartidas.

Y hasta toman café juntos, algo impensable para bandos sumidos desde hace décadas en combates que han dejado 220.000 muertos y unos seis millones de desplazados.

"Sin embargo, hasta ahora no han compartido almuerzos y siguen viendo por separado los partidos de la selección cafetera de fútbol", describió AFP.

Eso sí, todos viven en El Laguito, un reparto situado en la zona residencial más lujosa de La Habana, donde el acceso es prohibido y cuentan con comodidades que contrastan con la vida en la selva.

"Vida de convento", describieron los guerrilleros de las FARC, para quienes fue un cambio radical dejar la selva para encerrarse a conversar con su enemigo, según el reporte de AFP.

Pero admiten también que su prolongada estancia en la isla les ha permitido someterse a tratamientos médicos y cirugías, y abrazar después de largo tiempo a familiares.

Para los miembros de la delegación del Gobierno, liderada por el exvicepresidente Humberto de La Calle, ha sido un sacrificio que incluye "familias y amigos postergados".

"Debemos reconocer el sacrificio de nuestras familias. Padres y madres, abuelos, aquí en La Habana durante 1.095 días, los hemos privado de nuestro aliento y nuestra voz", dijo este jueves De la Calle, al hacer un balance de un "proceso que ha tomado más tiempo de lo esperado".

Los más de 40 ciclos que lleva la negociación, se dividen en ciclos de 11 días, con recesos de una semana.

"Hemos tomado más de 90 vuelos, hemos trabajado cientos de horas en extensas jornadas", añadió De la Calle.

Ni unos ni otros han sido vistos en sitios turísticos. Las FARC prohibieron incluso hasta los selfies después que trascendió tiempo atrás una foto en la que se veía a algunos de los comandantes navegando en un catamarán, sugiriendo que estaban de vacaciones en la isla.

Cuba, en su carácter de anfitrión, ha cedido estos tres años los salones de su Palacio de Convenciones en La Habana, ha movilizado grupos de seguridad personal y ha debido acreditar a periodistas extranjeros que llegan temporalmente a cubrir la negociación.

Al cabo de las deliberaciones, todos vuelven a El Laguito, el complejo de residencias de protocolo del Gobierno de Cuba y zona de embajadas, al oeste de La Habana. De exuberante vegetación tropical, sólo tiene un inconveniente: hay mosquitos, cuenta AFP.

Las partes han logrado acuerdos parciales para dar acceso a la tierra y la producción a los campesinos pobres, facilitar la transformación de la guerrilla en un partido político y combatir el narcotráfico.