Desde el principio de los tiempos los carboneros cubanos sabían que el marabú, con sus ramas duras y espinosas, producía un excelente carbón vegetal.
Para convertir al marabú en energía eléctrica varias ONG´s europeas experimentan en Cuba costosos proyectos, financiados por gobiernos y organismos internacionales. De esos hipotéticos “corrientazos de marabú” habla a menudo la prensa oficial, pero casi siempre omite de dónde viene el dinero.
Desde el principio de los tiempos los carboneros cubanos sabían que el marabú, con sus ramas duras y espinosas, producía un excelente carbón vegetal. Los hornos artesanales construidos al píe de los marubazales, aislados en las ciénagas costeras, fueron sus medios de producción durante años.
Cuando la ineficiencia y la desidia se conjugaron para empobrecer la agricultura cubana, el marabú se apropió de los campos y su mala semilla prosperó en miles de hectáreas hasta entonces fértiles.
El marabú dejó de ser una plantación exótica para convertirse en una plaga nacional. Ahora el objetivo no es convertirlo sólo en carbón vegetal sino en biomasa energética. «Imaginémonos cuánto se pudiera hacer con las más de un millón de hectáreas que se encuentran invadidas por la “plaga de los campos” en todo el país», aseguró Reinier Abreu Naranjo, Doctor en Ciencias Agrícolas a la prensa en la isla. Cuando Abreu explicó su tesis doctoral hace dos años, propuso una utilización novedosa para utilizar el marabú que ha inundado su provincia natal.
«El municipio de Sancti Spíritus, que consume un promedio de 19 megaWatts/hora, pudiera abastecerse de electricidad generada por el marabú por unos 36 años, con las 112 000 hectáreas que se calcula permanecen infestadas de esa planta invasora en esta provincia», afirmó.
Solidaridad para el Desarrollo y la Paz (SODEPAZ) es una de las tantas ONG’s europeas que experimentan en la isla utilizar la biomasa de marabú y otras especies energética como combustible en la generación de electricidad.
Es también una de las pocas ONG´s que la prensa oficial cubana ha citado como colaboradora de proyectos de desarrollo en la isla.
SODEPAZ ejecuta su proyecto en el central azucarero Carlos Manuel de Céspedes del municipio Céspedes, en la provincia de Camagüey, y en colaboración con la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF).
“Valorado en 1 460 000 Euros, el proyecto le ahorra al país más de 2 millones de dólares al año por sustitución de 4 536 toneladas de combustibles fósiles, que Cuba no tendría que adquirir.”, explicó el sitio digital.
Otra de las “bonanzas” del proyecto, anunciadas cuando comenzó, es que liberaría cuantiosas áreas infestadas de marabú para la producción de alimentos y el desarrollo de bosques.
Además del impacto económico también se pretende un favorable giro social, sobre todo, en la aislada comunidad rural “El Salvial” del municipio Guáimaro, pues con la instalación de una bioplanta generadora se proveerá de energía eléctrica más de 40 hogares que, hasta hoy, disponen solo de electricidad obtenida por dos paneles solares, ubicados en un aula y una sala de video¨, dijo el coordinador del proyecto en Camagüey, Héctor Quesada Pardo.
Desde entonces han transcurrido ya tres años. La prensa oficial no ha hablado más del asunto. No se sabe si los pobladores de El Salvial ya tienen energía eléctrica proveniente del marabú.
Este es el segundo de una serie de reportajes sobre la diversidad de proyectos que la Unión Europea financia a través de Organizaciones no Gubernamentales.
Cuando la ineficiencia y la desidia se conjugaron para empobrecer la agricultura cubana, el marabú se apropió de los campos y su mala semilla prosperó en miles de hectáreas hasta entonces fértiles.
El marabú dejó de ser una plantación exótica para convertirse en una plaga nacional. Ahora el objetivo no es convertirlo sólo en carbón vegetal sino en biomasa energética. «Imaginémonos cuánto se pudiera hacer con las más de un millón de hectáreas que se encuentran invadidas por la “plaga de los campos” en todo el país», aseguró Reinier Abreu Naranjo, Doctor en Ciencias Agrícolas a la prensa en la isla. Cuando Abreu explicó su tesis doctoral hace dos años, propuso una utilización novedosa para utilizar el marabú que ha inundado su provincia natal.
«El municipio de Sancti Spíritus, que consume un promedio de 19 megaWatts/hora, pudiera abastecerse de electricidad generada por el marabú por unos 36 años, con las 112 000 hectáreas que se calcula permanecen infestadas de esa planta invasora en esta provincia», afirmó.
Solidaridad para el Desarrollo y la Paz (SODEPAZ) es una de las tantas ONG’s europeas que experimentan en la isla utilizar la biomasa de marabú y otras especies energética como combustible en la generación de electricidad.
SODEPAZ ejecuta su proyecto en el central azucarero Carlos Manuel de Céspedes del municipio Céspedes, en la provincia de Camagüey, y en colaboración con la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF).
“Valorado en 1 460 000 Euros, el proyecto le ahorra al país más de 2 millones de dólares al año por sustitución de 4 536 toneladas de combustibles fósiles, que Cuba no tendría que adquirir.”, explicó el sitio digital.
Otra de las “bonanzas” del proyecto, anunciadas cuando comenzó, es que liberaría cuantiosas áreas infestadas de marabú para la producción de alimentos y el desarrollo de bosques.
Además del impacto económico también se pretende un favorable giro social, sobre todo, en la aislada comunidad rural “El Salvial” del municipio Guáimaro, pues con la instalación de una bioplanta generadora se proveerá de energía eléctrica más de 40 hogares que, hasta hoy, disponen solo de electricidad obtenida por dos paneles solares, ubicados en un aula y una sala de video¨, dijo el coordinador del proyecto en Camagüey, Héctor Quesada Pardo.
Desde entonces han transcurrido ya tres años. La prensa oficial no ha hablado más del asunto. No se sabe si los pobladores de El Salvial ya tienen energía eléctrica proveniente del marabú.
Este es el segundo de una serie de reportajes sobre la diversidad de proyectos que la Unión Europea financia a través de Organizaciones no Gubernamentales.