Los cubanos con los que se entrevistaron los visitantes en cada actividad del programa oficial fueron seleccionados entre los más fieles militantes comunistas.
Durante los días en que permaneció en territorio cubano el Crucero Semestre en el Mar, más de 600 visitantes, entre estudiantes y profesores –en su mayoría estadounidenses– cumplieron un apretado programa de “encuentros” con universitarios cubanos y recorrieron “sitios de interés histórico y cultural”.
El Granma del 11 de diciembre publicó algunos testimonios de los jóvenes norteños durante “un breve encuentro con periodistas”: “Nunca me había sentido tan bien recibido por la población como aquí”, expresó una alumna de la Universidad de Nebraska; mientras otra, de la Universidad de Virginia, consideró que “los cubanos son muy acogedores”.
Pero según algunos habaneros que intentaron contactar con los visitantes, un fuerte operativo de encubiertos, vestidos de vendedores de frutas, conductores de bicitaxis y hasta “mulatas de rumbo” –de esas disfrazadas por La Habana Vieja para entretener a los turistas– monitoreaba la zona todo el tiempo de estancia del Crucero en el puerto habanero.
Otros encubiertos se hacían pasar por sencillos cubanos de a pie. Sin embargo, el olfato popular no se engaña a la hora de identificar a la jauría.
Los cubanos con los que se entrevistaron los visitantes en cada actividad del programa oficial fueron seleccionados entre los más fieles militantes comunistas, en tanto los periodistas de Castro cubrieron la visita con su habitual triunfalismo, como si de otro logro del castrismo se tratara.
Pero, pese a que el programa de la visita estuvo cuidadosamente planificado por las autoridades cubanas en interés de la agenda política-promocional del gobierno y a que los jóvenes estudiantes no tuvieron contacto con la población, ni con la muy diversa sociedad civil independiente, un grupo de ellos superó los controles de la policía política y asistió al concierto que ofreciera el cantautor Boris Larramendi en la casa de Antonio Rodiles (Estado de Sats), donde sostuvieron un vivo diálogo con los presentes, según testimonios del bloguero Walfrido López, quien para entonces estaba detenido en una estación policial tras ser arrestado violentamente junto a Rodiles y a otros activistas disidentes.
Estos estudiantes conocieron de primera mano los testimonios de los que pugnan por una nueva Cuba y conocieron de la represión y el terror. Y fueron testigos del mitin de repudio organizado frente al domicilio de Rodiles y para el cual las autoridades no tuvieron escrúpulos en utilizar a niños de escuelas primarias, a adolescentes de secundaria y a músicos muy deseosos de mantener sus prebendas y viajes, como es el caso de Arnaldo y su Talismán. Un enorme talismán necesitará Arnaldo algún día para explicar la criminal complicidad con quienes reprimen a otros cubanos.
Probablemente habrá otros viajes e intercambios con estos y otros estudiantes estadounidenses. Muchos de ellos refirieron la falta de información que tienen sobre la realidad cubana y sobre la verdadera índole de la dictadura. Ojalá se repitan estas visitas cargadas de mensajes del mundo libre. Los totalitarismos no tienen antídoto contra las aperturas, y con toda seguridad, la satrapía no podrá mantener oculta por más tiempo la esclavitud y la represión que ejerce contra los cubanos desde 55 años atrás.
Publicado en Cubanet el 15 de diciembre del 2013
El Granma del 11 de diciembre publicó algunos testimonios de los jóvenes norteños durante “un breve encuentro con periodistas”: “Nunca me había sentido tan bien recibido por la población como aquí”, expresó una alumna de la Universidad de Nebraska; mientras otra, de la Universidad de Virginia, consideró que “los cubanos son muy acogedores”.
Pero según algunos habaneros que intentaron contactar con los visitantes, un fuerte operativo de encubiertos, vestidos de vendedores de frutas, conductores de bicitaxis y hasta “mulatas de rumbo” –de esas disfrazadas por La Habana Vieja para entretener a los turistas– monitoreaba la zona todo el tiempo de estancia del Crucero en el puerto habanero.
Otros encubiertos se hacían pasar por sencillos cubanos de a pie. Sin embargo, el olfato popular no se engaña a la hora de identificar a la jauría.
Los cubanos con los que se entrevistaron los visitantes en cada actividad del programa oficial fueron seleccionados entre los más fieles militantes comunistas, en tanto los periodistas de Castro cubrieron la visita con su habitual triunfalismo, como si de otro logro del castrismo se tratara.
Pero, pese a que el programa de la visita estuvo cuidadosamente planificado por las autoridades cubanas en interés de la agenda política-promocional del gobierno y a que los jóvenes estudiantes no tuvieron contacto con la población, ni con la muy diversa sociedad civil independiente, un grupo de ellos superó los controles de la policía política y asistió al concierto que ofreciera el cantautor Boris Larramendi en la casa de Antonio Rodiles (Estado de Sats), donde sostuvieron un vivo diálogo con los presentes, según testimonios del bloguero Walfrido López, quien para entonces estaba detenido en una estación policial tras ser arrestado violentamente junto a Rodiles y a otros activistas disidentes.
Estos estudiantes conocieron de primera mano los testimonios de los que pugnan por una nueva Cuba y conocieron de la represión y el terror. Y fueron testigos del mitin de repudio organizado frente al domicilio de Rodiles y para el cual las autoridades no tuvieron escrúpulos en utilizar a niños de escuelas primarias, a adolescentes de secundaria y a músicos muy deseosos de mantener sus prebendas y viajes, como es el caso de Arnaldo y su Talismán. Un enorme talismán necesitará Arnaldo algún día para explicar la criminal complicidad con quienes reprimen a otros cubanos.
Probablemente habrá otros viajes e intercambios con estos y otros estudiantes estadounidenses. Muchos de ellos refirieron la falta de información que tienen sobre la realidad cubana y sobre la verdadera índole de la dictadura. Ojalá se repitan estas visitas cargadas de mensajes del mundo libre. Los totalitarismos no tienen antídoto contra las aperturas, y con toda seguridad, la satrapía no podrá mantener oculta por más tiempo la esclavitud y la represión que ejerce contra los cubanos desde 55 años atrás.
Publicado en Cubanet el 15 de diciembre del 2013