El diario The Miami Herald reporta que la decisión anunciada el martes por la Asociación Nacional de Basquetbol (NBA) de Estados Unidos, de participar en un taller de cuatro días en Cuba, no le fue consultada a la dirección del Miami Heat, y que ese equipo –el más popular de la liga en la isla– no participará.
El Herald señala que los directivos del Heat se enteraron de la noticia por la prensa y que se quedaron atónitos de que la organización no hubiera hablado, al menos por cortesía, con la franquicia, que obviamente puede ser afectada por cualquier relación entre la NBA y el Gobierno de Cuba, considerando que el asunto puede ser sensible para la mayoritaria población cubana del área de Miami.
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El propietario del Heat, Micky Arison, y el presidente del club, Pat Riley, declinaron ser entrevistados por el diario. Pero el Herald cita como fuente a otro ejecutivo no identificado del equipo: "La NBA nunca consultó con nosotros. Esto se llevó a cabo de forma unilateral. En el momento en que nos enteramos manifestamos nuestra vehemente objeción a la oficina de la liga. Ni el Heat ni ningún miembro de su personal estarán participando", indicó la fuente.
La NBA anunció el martes que se sumaría a un taller de desarrollo de cuatro días para basquetbolistas cubanos del 2 al 26 de abril auspiciado por la Federación Internacionaol (FIBA), en la primera visita a la isla de una liga profesional estadounidense desde que el presidente Barack Obama anunció en diciembre planes para mejorar las relaciones diplomáticas entre los dos países.
El comisionado de la NBA, Adam Silver.
El Herald apunta que el nuevo comisionado de la NBA, Adam Silver, como su predecesor, David Stern, ha sido un ardiente simpatizante de Obama desde que surgió como esperanza presidencial, y ha hecho donaciones a su Partido Demócrata, lo cual sugeriría que la gira de buena voluntad podrían ser una muestra de apoyo a la nueva política de deshielo en las relaciones lanzada por el mandatario.
El diario miamense sugiere que Arison, el dueño del Heat, podría verse asimismo en una situación delicada, ya que es también propietario de la compañía de cruceros Carnival.
Una creciente normalización de relaciones entre Washington y La Habana podría reportar a esta última empresa grandes ganancias, observa el periódico, pero también podría llevar a los simpatizantes del Heat a ver esas utilidades como dinero sucio, ganado en contubernio con el castrismo.