El líder de la bancada demócrata en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, Robert Menendez, pidió este miércoles al Gobierno de Barack Obama exigir cambios democráticos en Cuba a medida que avanza la normalización de las relaciones bilaterales.
"Luego de cinco décadas de dominio monopartidista y autoritario debemos reconocer que los Castro nunca aflojarán su puño de hierro sobre Cuba a menos que se les obligue", dijo Menendez en una carta dirigida al secretario de Estado John Kerry.
Mientras Estados Unidos avanza hacia la normalización de las relaciones con Cuba, "le urjo a condicionar el ritmo de los cambios en la política estadounidense con una acción recíproca de parte del régimen de Castro", añadió el Senador cubano-estadounidense en la misiva.
Estados Unidos y Cuba comenzaron este miércoles a revisar en La Habana sus convenios migratorios en una histórica reunión de dos días que preparará el restablecimiento de relaciones diplomáticas después de superar medio siglo de enemistad.
Menendez expresó su preocupación por la situación de la democracia y los Derechos Humanos en Cuba, en especial por los presos políticos, así como por el futuro de los millonarios reclamos de empresas estadounidenses por viejas nacionalizaciones y de unos 70 fugitivos de la justicia norteamericana refugiados en la isla.
"Es imperativo que la subsecretaria Jacobson use las reuniones de esta semana para pedir la libertad incondicional de los 53 prisioneros políticos y exigir un fin a los arrestos políticos de pacíficos activistas a favor de la democracia y derechos humanos", señaló Menéndez.
Cuba también debe permitir la visita sin restricciones a las misiones de Naciones Unidas y la Cruz Roja, agregó. La Habana liberó este mes a 53 presos políticos, pero el legislador aseguró que algunos fueron encarcelados nuevamente, y que otros –más de un centenar, según grupos disidentes– siguen en las cárceles.
Jacobson, dijo Menéndez, también debe priorizar los reclamos de empresas y ciudadanos estadounidenses por más de $6.000 millones por confiscaciones de sus intereses en Cuba, "antes de proveer más concesiones políticas y económicas a un gobierno que sigue siendo hostil a los intereses estadounidenses".