El Gobierno sostiene que la educación en Cuba es gratis, sin embargo, los padres aseguran que "tiene un precio que pocos pueden pagar".
Un reportaje de la agencia independiente Hablemos Press Visión para Martí Noticias asegura que los padres de estudiantes de las enseñanzas desde primaria hasta preuniversitario invierten un estimado de 200 pesos semanales para garantizar una larga lista diaria de alimentos.
En el propósito de educar a sus hijos, los padres cubanos gastan al mes hasta el doble del salario promedio en Cuba que es de 584 pesos mensuales (24 CUC), asegura la investigación.
Todos los días deben "inventar" lo que le dan a los hijos para el almuerzo y la merienda y el dinero no les alcanza.
La larga lista de obligaciones incluye alimentos, uniformes y materiales escolares. Por eso las gratuidades del Gobierno "no se notan", sostienen los padres al tiempo que se quejan de la calidad en la enseñanza.
Décadas atrás, el nivel académico de los cubanos era reconocido y eso ocurría porque "los profesores sabían lo que estaban haciendo, tenían más paciencia y experiencia".
En opinión de los encuestados, los maestros de ahora "son estudiantes y no están bien preparados".
Entre las causas del deterioro de la enseñanza está el éxodo de maestros desde educación hacia otros empleos mejor remunerados en el sector privado o el turismo.
El Gobierno ha tomado algunas medidas para reincorporar docentes a las aulas, pero el salario que les pagan aún es insuficiente. Un profesor de enseñanza gana ahora 600 pesos cubanos mensuales (menos de 30 CUC).
A finales del 2015, periodistas independientes cubanos cuestionaron las condiciones que tienen los maestros para impartir sus clases.
Décadas atrás, el Estado cubano sufragaba el 100% de la base material del estudiante y garantizaba merienda y almuerzo gratuitos o a muy bajos precios. En estos momentos, los números en rojos del saldo público impiden mantener un sistema escolar de calidad, destacó un reporte del comunicador Iván García.
Muchos alumnos ayudantes o recién graduados son los que suplen la ausencia de profesionales con experiencia en la docencia y los maestros también se quejan del cúmulo de tareas extracurriculares que se han sumado a sus actividades docentes.
La degradación de la calidad de la enseñanza ha obligado a los padres a buscar alternativas. Un número elevado de ellos suele pagar entre 8 y 10 pesos convertibles al mes a una maestra repasadora que compense la baja calidad de las clases impartidas en la enseñanza primaria.
Si el estudiante está en secundaria y preuniversitario la cifra a pagar es mayor porque el repasador cobra 1 CUC (equivalente a 25 pesos) por asignatura.