La presa política y miembro de la Unión Patriótica de Cuba, Lizandra Rivera, fue sacada de una celda de castigo donde pasó cerca de 100 días y le fueron restablecidas las visitas familiares suspendidas en ese período, según informó a Radio Martí su esposo.
Rivera, de 28 años, cumple tres años de cárcel por el presunto delito de atentado contra una oficial. Permanece en la prisión de mujeres de Mar Verde, en Santiago de Cuba.
Había sido arrestada el 31 de diciembre durante un allanamiento a su casa.
Familiares y testigos niegan la supuesta agresión.
En una carta que la joven envió a la familia relata que la llevaron a celda de castigo porque "no me paro en firme cuando viene la inspección".
“A Lizandra la sacaron de la celda de castigo el sábado”, explicó Yordanis Chávez, esposo de Lizandra, a la periodista Ivette Pacheco de Radio Martí.
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Durante el paso por la celda de castigo estuvo privada de recibir visitas familiares y conyugales. Tampoco tenía acceso al teléfono ni la familia podía hacerle llegar alimentos.
El segundo jefe de cárceles y prisiones le informó el martes a familiares de la opositora que quedaban restablecidas las visitas.
“Estuvimos alrededor de dos horas con ella ayer (martes)”, dijo Chávez. La próxima visita familiar está prevista para el 17 de abril.
Rivera describió la celda en que pasó cerca de 100 días como “cuatro paredes oscuras”.
“Un calabozo pestilente, oscuro, húmedo, sin libros, sin nada”, dijo Chávez.
Las veces que fue sacada de la celda, explicó Chávez, fue “para amenazarla y ver cómo doblegan a los activistas".
A su vez, comentó que podría volver a la celda de castigo porque las autoridades del penal le dijeron que “seguirán aplicando el reglamento”.
[Basado en una entrevista con Yordanis Chávez]