Con una victoria de seis carreras por cero frente al club Hermanos CTBC, campeón de la liga profesional de Taiwán, Cuba cerró su etapa de preparación para el V Clásico Mundial de Béisbol (WBC, por sus siglas en inglés)
El manager Armando Johnson ensayó una nueva alineación que posiblemente sea la que presente para el debut el martes en el WBC frente al equipo de Países Bajos, precisamente en el partido inaugural del magno evento beisbolero.
Cuba alineó con Andy Ibáñez 2B (3-3, una anotada), Yoan Moncada 3B (2-2, doblete y jonrón, dos impulsadas y una anotada), Luis Robert CF (3-0), Alfredo Despaigne BD (4-1, dos remolcadas), Yoenis Céspedes LF (3-0), Lorenzo Quintana C (3-2), Erisbel Arruebarena SS (2-0), Yadir Drake 1B (3-1, una impulsada y un boleto) y Roel Santos RF (4-0, una anotada).
El zurdo Roenis Elías fue el abridor, seguido de los relevistas Miguel Romero, José Ramón Rodríguez, Yeudis Reyes, Naykel Cruz y Frank Abel Álvarez, quienes propinaron siete ponches y limitaron la ofensiva rival a ocho imparables.
De esta manera, la selección cubana quedó lista para iniciar su andar en un experimento inédito, con la convocatoria de jugadores que juegan en diferentes ligas, incluida la MLB de Estados Unidos, seis décadas después de que Fidel Castro eliminara el profesionalismo y proclamara “el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava”.
La presencia de estos jugadores que no están bajo el control de la Federación Cubana de Béisbol (FCB), sin dudas, viene a reforzar un equipo que, de otro modo, estaba condenado de antemano a fracasar estrepitosamente, dado el bajo nivel que exhibe actualmente la pelota en la isla.
Tampoco es que los convocados conviertan al equipo en el clásico “trabuco”, pues, con la excepción de Luis Robert y Yoan Moncada, ambos de los Medias Blancas de Chicago, el resto son hombres que, en circunstancias normales, no tendrían espacio, por su calidad, en una selección con los mejores peloteros posibles.
Simplemente, se montaron en una guagua que pasó por su lado de casualidad, porque la mayoría de las estrellas cubanas que hoy brillan en las Grandes Ligas se negaron a sumarse a la selección de la FCB, que por años los ignoró, discriminó y calificó de traidores y apátridas.
Cuba no es, ni mucho menos, candidato automático a ganar el WBC, pero quizás consiga evitar un ridículo supremo y, tal vez, pasar a la segunda ronda en Asia, donde la selección de la isla no tendrá que enfrentar, en primeras instancias, a las principales potencias.
Salvo en la primera edición, cuando los cubanos compitieron en primera ronda en San Juan, Puerto Rico, la selección de la isla siempre ha arrancado lejos, muy lejos de su mercado natural, que sería junto a boricuas, dominicanos y venezolanos.
La reciente convocatoria –y consiguiente aceptación de algunos jugadores- desmontó de golpe y porrazo el discurso oficialista con que la FCB trató por años de ignorar el deseo de los fanáticos cubanos de tener un equipo “unificado”.
El régimen se vio obligado a ceder, muy probablemente, a partir de la presión que le puso la creación en Miami de la Asociación de Peloteros Profesionales Cubanos (ACPBP), que lanzó la idea de presentar un equipo libre e independiente en el WBC.
¿Y qué va a pasar, una vez que termine el WBC, con estos peloteros que, según dicen, jugarán para el pueblo cubano?
¿Podrán los fanáticos de la isla disfrutar por la televisión cubana los juegos de los Medias Blancas para seguir viendo a Robert y a Moncada? O tendrán que esperar otros cuatro años para volver a saber de ellos, mientras la dictadura vuelve a lanzarlos al olvido y el ostracismo.
Con este experimento, la FCB ha echado a andar una bomba de tiempo que puede explotarle en la cara.