Presidente de gobierno cienfueguero cae en redada policial

Eddy Coll dando diploma de Hijo Ilustre de Cienfuegos al espía cubano, Antonio Guerrero.

Eddy Coll es uno de esos pocos hombres que con determinado poder intermedio, y sobrado liderazgo, acepta la palabra "cambio", escucha la voz de una nación cansada y, desde un puesto de gobierno, defiende y se identifica con las prioridades del pueblo.

Confundió cargo, autonomía y libertad, usó el servicio de internet para llamar a su hija que reside en Canadá, fue requerido por ello y tuvo que pagar el precio de creer en el futuro.

Eduardo Walfrido Coll Rodríguez, Eddy Coll, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Cienfuegos, es uno de esos pocos hombres que con determinado poder intermedio, y sobrado liderazgo, acepta la palabra "cambio", escucha la voz de una nación cansada y, desde un puesto de gobierno, defiende y se identifica con las prioridades del pueblo.

Es conocido por el empeño que pone cuando de ayudar al prójimo se trata y por su perseverancia en la batalla contra la mezquindad burocrática. Quizás por eso, solamente fue requerido y no expulsado de su cargo. Vamos por partes.

En Cuba, el Gobierno les da a los extranjeros residentes (a través de ENET y sus diferentes planes) la posibilidad que no ofrece a sus ciudadanos: Contratar legalmente el servicio de internet y anclarlo a números telefónicos del lugar donde residen.

Obviar esta diferencia no es una buena señal; pero esta modalidad de apartheid abrió una brecha comercial que utilizan algunos cubanos que compran a los extranjeros el servicio de internet y convierten sus computadoras en cabinas telefónicas.

El negocio parece rentable y el ahorro es significativo para los clientes. Las tarifas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) oscilan entre 1.00 y 1.20 CUC el minuto, dependiendo de la zona del mundo con la que efectuar el enlace. La red paralela de llamadas al exterior, ofrece idéntico servicio a 0.20 o 0.25 centavos de CUC el minuto.

Debo aclarar que, según datos no oficiales, el número de llamadas que salen de Cuba a través de internet no afecta los ingresos de ETECSA, pero sí los intereses del Ministerio del Interior que, al no poder monitorearlas, hace circular una resolución que penaliza este negocio con el decomiso de la línea telefónica y pone a sus propietarios a disposición del tribunal.

Para ejecutar tal normativa, ETECSA revisa constantemente el tiempo de la conexión de los usuarios de ENET y, si advierte que en alguna de sus líneas hay un notable aumento de uso, presume que hay un negocio y dispara la alarma al MININT que organiza el operativo.

Así, como si el "nuevo modelo económico" también incluyera la tarea de ser implacable con la comunicación familiar, en una de estas redadas cayó Eddy Coll, quien fue amonestado por usar en beneficio personal los recursos del Estado, visitar el cibercafé clandestino de su vecina Lisette, conocido como "El locutorio", y llamar desde allí a la hija que reside en Canadá.

Algunas personas con facilidad escénica manifestaron solidaridad al conocer la reprimenda y lo apoyan como escarmiento. ¿A estas alturas con eso? Pero es razonable, ¿qué legado esperamos de un país que sólo podemos mirar a través del disparate; de una pequeña nación que (según he escuchado) tiene a un terrorista islámico viviendo placenteramente en La Habana, específicamente en Siboney, y próximamente saldrá de la lista de países que apoyan al terrorismo? Inconcebible sí; pero esa es otra historia.