El trabajo en el casco histórico de La Habana se realiza a paso de tortuga y sin calidad, señala el periodista independiente cubano Mario Hechavarría Driggs luego del recorrido por la zona.
Desde el pasado mes de agosto se realizan reparaciones en las conductoras de agua potable, gas manufacturado, aguas albañales y líneas eléctricas del casco histórico de la capital. Sin embargo los atrasos en la entrega de materiales, la falta de estímulo monetario y el desconocimiento de los ingenieros, que no saben por dónde pasan las líneas eléctricas soterradas, hacen que el trabajo se realice con mucha lentitud, creando malestar en la ciudadanía.
Ramón Soler Galindo, ingeniero de la Empresa Eléctrica, manifestó, que lo más difícil es encontrar y levantar las líneas eléctricas, ya que los planos se encuentran en los Estados Unidos. Fueron los americanos los que hicieron este trabajo en el siglo pasado. Ramón dice, que debido al número creciente de hoteles y tiendas construidas en el municipio, y el aumento de la población, las líneas no pueden soportar la demanda.
En el casco histórico, se está botando la basura en las zanjas por donde pasan las tuberías y los cables, creando una situación que pudiera desembocar en brotes de enfermedades. Se conoce de lamentables accidentes de personas que han caído en los huecos, sufriendo severos daños.
Por otra parte la Oficina del Historiador de la Ciudad, que dirige el señor Eusebio Leal, no quiere pagarles a los trabajadores de la construcción una parte de su sueldo en moneda convertible. A pesar que les exige trabajar hasta altas horas de la noche, sábados y domingos. Esto ha motivado que el trabajo en el casco histórico se realice a paso de tortuga y sin calidad.
En el casco histórico, se está botando la basura en las zanjas por donde pasan las tuberías y los cables, creando una situación que pudiera desembocar en brotes de enfermedades. Se conoce de lamentables accidentes de personas que han caído en los huecos, sufriendo severos daños.
Por otra parte la Oficina del Historiador de la Ciudad, que dirige el señor Eusebio Leal, no quiere pagarles a los trabajadores de la construcción una parte de su sueldo en moneda convertible. A pesar que les exige trabajar hasta altas horas de la noche, sábados y domingos. Esto ha motivado que el trabajo en el casco histórico se realice a paso de tortuga y sin calidad.