Solo el 51 por ciento de la población de la isla esta laboralmente activa.
Pedro vive en Holguín; tiene más de sesenta años y es uno de cada cinco cubanos que en este 2012 pertenece a la tercera edad. Como muchos de ellos tiene que “buscarse la vida vendiendo algunas cosas para emparejar” o por lo menos, acercarse a algo “más digno”.
Según datos oficiales solo cinco millones 10 mil 200 personas laboran en Cuba, ya sea en el sector privado o en el estatal, mientras se registran aproximadamente un millón 632 mil jubilados y el resto de las personas dependen en alguna medida del Estado o son mantenidos por sus familias.
La desproporción de personas realizando algún aporte monetario a la familia y el envejecimiento de la sociedad cubana duplica la vulnerabilidad de las personas que ya alcanzaron la tercera edad.
Pronósticos conservadores indican que para el 2030, tres de cada diez cubanos tendrán más de sesenta años y sus ingresos no serán muy diferentes a los de Juan Jose quien trabajo cuatro décadas completas y hoy cubre parte de sus necesidades con una chequera mensual de 200 pesos en moneda nacional, es decir, 8 CUC.
“Lo que les pagan les da solo para mal comer y quienes no tienen la ayuda de sus familiares se las ven muy negras”, dice el activista matancero Francisco Rangel.
Rangel, miembro del proyecto Capitán Tondique para ofrecerle alimentos una vez por semana a ancianos de su comunidad, explica que es muy penoso “ver que pasan trabajo hasta para comprarse algún producto para el aseo como un jabón”.
Aunque la pensión mínima en Cuba es de 243 pesos en moneda nacional para el medico holguinero Eduardo Cardet, “quienes peor se la ven” son los que nunca trabajaron con el Estado y hoy “reciben chequeritas de 120 o 140 pesos”.
Las nuevas reformas económicas han recortado los subsidies y pretenden impulsar que “muchas familias se hagan cargo de sus padres o de los ancianos” lo cual “es imposible si no pueden ni mantenerse los que trabajan”, concluye Cardet.
La ancianidad cubana es el sector más vulnerable para la socióloga Miriam Celaya entre otros factores por la “emigración constante de las fuerzas productivas, lo que trae como resultado la descapitalización”.
La especialista agrega que al existir menos recursos y personas que produzcan mayores serán las carencias de aquellos que dependen de las arcas del Estado. En la actualidad el alza en el precio de los medicamentos y la alimentación figuran entre los principales problemas referidos por las personas de la tercera edad en Cuba.
En septiembre del 2013 el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una resolución en la que se establece un nuevo experto independiente sobre los Derechos Humanos de las Personas Mayores. A nivel internacional la noticia fue interpretada como un gran paso de avance en una futura Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas Mayores.
Según datos oficiales solo cinco millones 10 mil 200 personas laboran en Cuba, ya sea en el sector privado o en el estatal, mientras se registran aproximadamente un millón 632 mil jubilados y el resto de las personas dependen en alguna medida del Estado o son mantenidos por sus familias.
La desproporción de personas realizando algún aporte monetario a la familia y el envejecimiento de la sociedad cubana duplica la vulnerabilidad de las personas que ya alcanzaron la tercera edad.
Pronósticos conservadores indican que para el 2030, tres de cada diez cubanos tendrán más de sesenta años y sus ingresos no serán muy diferentes a los de Juan Jose quien trabajo cuatro décadas completas y hoy cubre parte de sus necesidades con una chequera mensual de 200 pesos en moneda nacional, es decir, 8 CUC.
“Lo que les pagan les da solo para mal comer y quienes no tienen la ayuda de sus familiares se las ven muy negras”, dice el activista matancero Francisco Rangel.
Rangel, miembro del proyecto Capitán Tondique para ofrecerle alimentos una vez por semana a ancianos de su comunidad, explica que es muy penoso “ver que pasan trabajo hasta para comprarse algún producto para el aseo como un jabón”.
Aunque la pensión mínima en Cuba es de 243 pesos en moneda nacional para el medico holguinero Eduardo Cardet, “quienes peor se la ven” son los que nunca trabajaron con el Estado y hoy “reciben chequeritas de 120 o 140 pesos”.
Las nuevas reformas económicas han recortado los subsidies y pretenden impulsar que “muchas familias se hagan cargo de sus padres o de los ancianos” lo cual “es imposible si no pueden ni mantenerse los que trabajan”, concluye Cardet.
La ancianidad cubana es el sector más vulnerable para la socióloga Miriam Celaya entre otros factores por la “emigración constante de las fuerzas productivas, lo que trae como resultado la descapitalización”.
La especialista agrega que al existir menos recursos y personas que produzcan mayores serán las carencias de aquellos que dependen de las arcas del Estado. En la actualidad el alza en el precio de los medicamentos y la alimentación figuran entre los principales problemas referidos por las personas de la tercera edad en Cuba.
En septiembre del 2013 el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una resolución en la que se establece un nuevo experto independiente sobre los Derechos Humanos de las Personas Mayores. A nivel internacional la noticia fue interpretada como un gran paso de avance en una futura Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas Mayores.