Cuatro creadoras cubanas en el exilio distinguidas por la Fundación Mellon

Lía Villares, artista cubana, activista por los Derechos Humanos.

La artista cubana Lía Villares, residente en Estados Unidos, ganó una beca destinada a creadores que han estado en riesgo y se vieron obligados a exiliarse debido a la represión que padecieron en Cuba.

También fueron distinguidas la poeta Katherine Bisquet, con su libro de entrevistas White Memory; la antropóloga Marialina García Ramos, con "Las artes del buen gobierno: contestación, cuerpo y poder en una vertiente del arte y activismo cubanos", y la historiadora del arte Omara Ruiz Urquiola, con el proyecto de investigación "Libertad académica y derechos culturales: el caso cubano”.

“Es un proyecto más o menos viejo, en mi caso, es el material que la Seguridad del Estado me robó durante el registro que me hicieron en 2018. La idea es continuar este trabajo ahora con esta beca de la Fundación Mellon, pues el estipendio es sumamente generoso y me parece que vamos a estar ready para continuar nuestras investigaciones, tranquilamente”, dijo Villares a Radio Martí.

Los fondos proceden de la Fundación Mellon, que otorgó 750.000 dólares al Instituto de Investigaciones sobre Cuba de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) para establecer un programa de becas de tres años para académicos cubanos amenazados. Villares ganó la beca con su proyecto documental "Arte Libre vs. Censura Totalitaria".

“El 2 de febrero del 2018, la contrainteligencia militar cubana ocupó la casa galería ‘El Círculo’, ejecutó un registro que duró unas cuantas horas y robó todos los equipos, las computadoras, los discos duros, incluso mis pertenencias y todos mis registros digitales”, relató la creadora.

El futuro documental cuenta con un antecedente: un primer capítulo que la artista realizó junto al músico cubano Gorki Aguila, “Mínimo Gorki”, que se puede ver en el canal de YouTube de Villares, y que logró salvarse gracias a que lo había enviado previamente al New York Film Academy.

“El documental va a tratar de eso, de la censura, de todo este fenómeno que ha existido desde el momento cero que la dictadura llegó al poder, y en que estamos los artistas, no solo los artistas contestatarios, pienso que a todos los artistas les afecta la censura y no poder ejercer sus derechos culturales. Pienso que es un problema de cada artista, aunque no todos los artistas se sientan con el mismo nivel de compromiso o con el mismo nivel de afectación, no necesariamente tendrías que ser un artista contestatario para que el estado totalitario y la censura totalitaria te afecte”, señaló.

“Quiero presentar el relato en primera persona de un individuo, un creador contra el aparato represivo que intenta silenciarlo. Para un funcionario cultural, el artista contestatario es un diversionista ideológico, es solo una persona políticamente incorrecta. En cambio, para los defensores de la libertad, el mismo artista representa un símbolo de resistencia al totalitarismo intolerante”, precisó Villares.

El Instituto de Investigaciones sobre Cuba otorgó las subvenciones a las cuatro mujeres cubanas para llevar a cabo sus proyectos individuales durante el año académico 2023-2024.

El centro de investigación afirmó que el programa “ayudará a artistas, escritores, académicos y periodistas desplazados de la isla a continuar su trabajo” y ampliará y profundizará sustancialmente las discusiones actuales sobre la libertad intelectual, incluida la libertad de pensamiento y expresión, en Cuba, los Estados Unidos y en todo el mundo”.

Villares se refirió a la relevancia de un programa como este, “partiendo de que no existen suficientes documentales sobre el tema, y que aún los artistas censurados no han sido explorados desde un acercamiento más íntimo".

Añadió que proyectos similares son importantes, y "más ahora, cuando se intenta ofrecer al mundo una imagen aperturista y de cambios promoviendo el intercambio turístico cultural, cómo si [Cuba] transitara hacia una sociedad abierta mientras esconde que censura los artistas que no comparten su misma ideología".

Según la artista, "la memoria documental es imprescindible para conocernos mejor y develar una historia bien reciente y aún vigente en el ámbito artístico, cultural y cívico de los cubanos. El reconocimiento y respeto a la libertad de expresión es clave para vivir y desarrollar un país pleno y es imprescindible a los artistas y al futuro del arte cubano".

Villares fue objeto en Cuba de continuas amenazas, de censura y clausura de exposiciones, así como de presentaciones culturales en su propia casa de La Habana que funcionaba como la galería El Círculo.

Igual sufrió una larga prohibición de salida al exterior y numerosas detenciones de hasta 3 días de duración, incluyendo una desaparición forzada.

“Los gobiernos totalitarios temen a la expresión artística porque el arte, en su función de comunicador social, representa un peligro al establishment e incentiva propuestas más abiertas y libres en su representación del tejido de la realidad que experimenta la sociedad cubana. Desde siempre, el arte también ha sido usado por los totalitarismos como recurso propagandístico de la ideología imperante, y también se ha reprimido el artista contestatario como forma de castigo ejemplarizante para el resto del gremio, de modo que el artista se ve obligado a practicar la autocensura para protegerse del aislamiento y la anulación social que ejercen sobre él las políticas institucionales basadas en el miedo y la censura”, indicó la documentalista.

De acuerdo con Villares, que vive en Miami, Florida, desde hace cinco años, aunque no ha intentado regresar a Cuba, una acción de este tipo implicaría, al menos, “la negación de entrada por parte de las autoridades migratorias y, cuando más, el riesgo de ser encarcelada de manera inmediata”.

“Pienso que nunca tomaría ese riesgo, siendo madre de dos niñas pequeñas”, recalcó.