“De los casos y andanzas del huevo fugitivo” se titula la crónica donde la periodista, Liena María Nieves Portal, recuerda que desde que “en junio de 2013 se inició la venta del huevo de $1.10 en la red provincial de bodegas y mercadillos”, no han cesado los problemas de abastecimiento y “Liborio vive su propia y cubanísima odisea en pos del sacrosanto huevo”.
El periódico Vanguardia de la provincia de Villa Clara, en un inusual tono crítico, refleja “las tantas irregularidades que gravitan en torno a la producción y distribución del huevo liberado, una problemática que pinta nubes oscuras sobre no pocos hogares, cuyo sostén económico y nutritivo depende de, quizás, el más humilde e imprescindible de los alimentos”.
“De los casos y andanzas del huevo fugitivo” se titula la crónica donde la periodista, Liena María Nieves Portal, recuerda que desde que “en junio de 2013 se inició la venta del huevo de $1.10 en la red provincial de bodegas y mercadillos”, no han cesado los problemas de abastecimiento y “Liborio vive su propia y cubanísima odisea en pos del sacrosanto huevo”.
Cuando se aprobó el pasado año la venta liberada del huevo los cubanos comenzaron a recibir 5 huevos al mes, a través de la libreta de racionamiento al precio de 0.15 centavos por unidad. Hasta ese momento la cuota mensual era de 10 huevos mensuales por persona.
Los problemas que destaca la periodista, no son una novedad de las tribulaciones que afectan a la economía cubana, no sólo a su sector avícola: el calor del verano, “las intensas precipitaciones de noviembre, junto a la crítica situación epidemiológica de la granja Los Güiros, y el consecuente atraso en los planes y en el movimiento de los rebaños”.
“De hecho, durante los primeros 59 días de 2014 la carestía se agudizó, lo cual fertilizó el terreno para que la reventa y la especulación tomaran las riendas del problema…”, y “el «rastreo» del huevo se impuso en los hogares como práctica diaria y obligatoria, afirma el artículo”.
Esa escasez explica las peripecias de las familias villaclareñas para comprar huevos, aunque cada uno de ellos cueste el equivalente a casi media hora de trabajo, si aceptamos como buenas las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) de Cuba, según las cuales, el salario medio en la provincia de Villa Clara es de 466 pesos mensuales.
“Basta con que repique la alarma y se averigüen las coordenadas del mercado abastecido, para que las «tropas» se dispongan en posición de combate y asalten el establecimiento con la ferocidad de los necesitados”, explica Liena María y concluye con una contundente afirmación de la lógica del mercado libre en una sociedad desabastecida:
“Cualquiera de ustedes pudo marcar la cola entre los cinco primeros y, no obstante, regresar a la casa con las manos vacías y el corazón rebosante de ira, ya que el prójimo que le antecedía decidió comprar 12 cartones y con eso dar por concluida la venduta de la jornada”.
La solución que ofrece Liena María a la escasez de huevos es simple. Limitar su venta. Nada más y nada menos que lo mismo que ha practicado el régimen de racionamiento durante medio siglo. La reportera de Vanguardia, apunta para el Ministerio del Comercio Interior por lo que califica de “debacle de la comercialización”, aunque no exonera de culpas a la Empresa Avícola incapaz de cumplir su plan de producción de huevos.
Por su parte la máxima dirección de la Empresa Avícola de Villa Clara, tiene a mano su rosario de justificaciones: durante los dos primeros meses de 2014, las gallinas ponedoras de la provincia no estuvieron “a plena capacidad”. El parque automotor de la empresa languidece, aún con la colaboración permanente del Ministerio de la Agricultura, y el pienso, imprescindible para la alimentación de las gallinas, mermó de manera sustancial a principios de año.
“Como si las carestías no fuesen suficientes, también precisamos del apoyo general de la ciudadanía para que devuelvan los files o bandejas donde se colocan los huevos. La Empresa Avícola no produce este tipo de recipientes, y no hablamos siquiera de una industria nacional. La importación correspondiente al mes de diciembre nunca se realizó, y cuando esta gestión finalmente vio la luz en enero, Villa Clara solo recibió 700 de los 1700 paquetes de files convenidos”, explicaron los empresarios estatales.
Mientras las culpas y responsabilidades van y vienen los villaclareños siguen el rastro de los huevos liberados que, de cuando en cuando, son atrapados en alguna inesperada bodega.
“Todos quieren conocer el porqué, el cómo y, sobre todo, el hasta cuándo de esta aventura del huevo fugitivo”, asegura Liena María. “Una amiga los bautizó como «los huevos fantasmas», pues se asoman, pocos los ven y luego desaparecen sin dejar rastro hasta nuevo aviso”, subrayó
“De los casos y andanzas del huevo fugitivo” se titula la crónica donde la periodista, Liena María Nieves Portal, recuerda que desde que “en junio de 2013 se inició la venta del huevo de $1.10 en la red provincial de bodegas y mercadillos”, no han cesado los problemas de abastecimiento y “Liborio vive su propia y cubanísima odisea en pos del sacrosanto huevo”.
Cuando se aprobó el pasado año la venta liberada del huevo los cubanos comenzaron a recibir 5 huevos al mes, a través de la libreta de racionamiento al precio de 0.15 centavos por unidad. Hasta ese momento la cuota mensual era de 10 huevos mensuales por persona.
Los problemas que destaca la periodista, no son una novedad de las tribulaciones que afectan a la economía cubana, no sólo a su sector avícola: el calor del verano, “las intensas precipitaciones de noviembre, junto a la crítica situación epidemiológica de la granja Los Güiros, y el consecuente atraso en los planes y en el movimiento de los rebaños”.
“De hecho, durante los primeros 59 días de 2014 la carestía se agudizó, lo cual fertilizó el terreno para que la reventa y la especulación tomaran las riendas del problema…”, y “el «rastreo» del huevo se impuso en los hogares como práctica diaria y obligatoria, afirma el artículo”.
Esa escasez explica las peripecias de las familias villaclareñas para comprar huevos, aunque cada uno de ellos cueste el equivalente a casi media hora de trabajo, si aceptamos como buenas las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) de Cuba, según las cuales, el salario medio en la provincia de Villa Clara es de 466 pesos mensuales.
“Basta con que repique la alarma y se averigüen las coordenadas del mercado abastecido, para que las «tropas» se dispongan en posición de combate y asalten el establecimiento con la ferocidad de los necesitados”, explica Liena María y concluye con una contundente afirmación de la lógica del mercado libre en una sociedad desabastecida:
“Cualquiera de ustedes pudo marcar la cola entre los cinco primeros y, no obstante, regresar a la casa con las manos vacías y el corazón rebosante de ira, ya que el prójimo que le antecedía decidió comprar 12 cartones y con eso dar por concluida la venduta de la jornada”.
La solución que ofrece Liena María a la escasez de huevos es simple. Limitar su venta. Nada más y nada menos que lo mismo que ha practicado el régimen de racionamiento durante medio siglo. La reportera de Vanguardia, apunta para el Ministerio del Comercio Interior por lo que califica de “debacle de la comercialización”, aunque no exonera de culpas a la Empresa Avícola incapaz de cumplir su plan de producción de huevos.
Por su parte la máxima dirección de la Empresa Avícola de Villa Clara, tiene a mano su rosario de justificaciones: durante los dos primeros meses de 2014, las gallinas ponedoras de la provincia no estuvieron “a plena capacidad”. El parque automotor de la empresa languidece, aún con la colaboración permanente del Ministerio de la Agricultura, y el pienso, imprescindible para la alimentación de las gallinas, mermó de manera sustancial a principios de año.
“Como si las carestías no fuesen suficientes, también precisamos del apoyo general de la ciudadanía para que devuelvan los files o bandejas donde se colocan los huevos. La Empresa Avícola no produce este tipo de recipientes, y no hablamos siquiera de una industria nacional. La importación correspondiente al mes de diciembre nunca se realizó, y cuando esta gestión finalmente vio la luz en enero, Villa Clara solo recibió 700 de los 1700 paquetes de files convenidos”, explicaron los empresarios estatales.
Mientras las culpas y responsabilidades van y vienen los villaclareños siguen el rastro de los huevos liberados que, de cuando en cuando, son atrapados en alguna inesperada bodega.
“Todos quieren conocer el porqué, el cómo y, sobre todo, el hasta cuándo de esta aventura del huevo fugitivo”, asegura Liena María. “Una amiga los bautizó como «los huevos fantasmas», pues se asoman, pocos los ven y luego desaparecen sin dejar rastro hasta nuevo aviso”, subrayó