El confinamiento indispensable para frenar el contagio con el coronavirus ha colocado a la mujer cubana en una posición extrema, todas sus potencialidades como columna vertebral de la familia se ponen a prueba en medio de precariedades alimentarias, hacinamiento habitacional y permanente convivencia con familiares demandantes, coincidieron en entrevista con Radio Televisión Martí tres miembros de la Sociedad Civil.
“Téngase en cuenta que el contexto cubano es extremadamente machista, por tanto, todas las labores domésticas recaen sobre la mujer y la expansión de la pandemia las obliga a replantearse, a readaptarse, opinó la curadora y artista Claudia Genlui Hidalgo.
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A esto se añade que es frecuente en Cuba la convivencia de dos o tres generaciones en el mismo domicilio, que los matrimonios que se divorcian, dividan en dos sus casas y que parientes vivan en las “barbacoas” que se les han incorporado a muchos inmuebles.
Al respecto puntualizó la creadora: “Estamos hablando de, en un metro cuadrado quizás, vivir una madre con tres niños o tres adolescentes, que están reclamando todo el tiempo primero atención a sus necesidades básicas de alimentación, de aseo. Todo esto pone en un pico muy alto la fuerza que debe emplear la mujer para continuar desarrollando su labor de madre, de mujer.
“Y lo digo yo que no tengo hijos, para mí la vida es mucho más fácil, pero cuando pienso en esos residentes de la Habana Vieja que viven en situaciones precarias, cómo lograrán esas mujeres llevar a cabo todas tareas que implican estar 24 por 24 en función de tu familia, de tu esposo machista que está exigiendo extra, que está también atormentado por no poder salir a la calle”, acotó Hidalgo.
En lo que coincidió la activista y psicóloga bayamesa Kirenia Flores: “Vivir hacinados no ayuda a la concordia en la familia” y para todas las mujeres es complicado porque les corresponde, en nuestro entorno, la protección y atención a los hijos, al marido, sin contar aquellas que tengan alguna persona enferma a su cuidado, o a un anciano”.
“Y si a eso le sumas que tienen que buscar los recursos materiales para garantizar la alimentación y limpieza de sus hogares y sus seres queridos, a veces no les alcanza el tiempo para descansar porque están muy sobrecargadas de trabajo”.
“Entonces se descuidan de sí mismas por tanta preocupación y obligación por otras personas, todo el tiempo pendientes de lo que necesitan el otro, que no le falte el nasobuco, que tenga agua con cloro, jabón, comida y, en primer plano, bregar con la escasez de agua. Esto las hace más susceptibles de contraer la enfermedad”.
Estos factores pueden incrementar la violencia intrafamiliar, porque el hombre descarga toda la responsabilidad de los quehaceres del hogar sobre su pareja o su hermana y si en estas circunstancias, tiene que estar confinado en la vivienda pues estará exigiendo que todo esté limpio, que los niños estén atendidos, “todo el tiempo supervisando”, lo que se añadirá a la ya habitual sobrecarga que tiene la mujer, puntualizó Flores.
“Es un momento muy crítico para todos, pero más para la mujer porque es uno de los sectores más vulnerables”, indicó la periodista independiente guantanamera Yaremis Buqueriget.
“En mi caso soy madre de dos niños y me espanta saber que no poseo los medios, de ningún tipo, para afrontar la cuarentena sabiendo que tengo que buscar los alimentos y los indispensables productos para garantizar la higiene de nuestro hogar”.
La población se enfrenta al COVID-19 en medio del desabastecimiento de los mercados, que ha conducido a las autoridades a asignar muchos víveres a través de la cartilla de racionamiento.
“No hay útiles de aseo personal ni siquiera pasta dental. La gente se está “matando” hasta para comprar los huevos. No se puede estar recogido en casa porque cuando aparece un poquito de algo la gente quiere adquirirlo”, apuntó la comunicadora.
Por otra parte indicó la reportera de la agencia Palenque Visión “si no puedes trabajar como vas a tener dinero para comprar lo necesario, si, teniéndolo, es difícil conseguir la comida y otros bienes”.
Sobre este tema opinó Genlui Hidalgo: “También hay muchas solteras que asumen la responsabilidad desde el punto de vista económico, con pequeños negocios, incluso informales” y la reclusión voluntaria puede ser imposible para ellas porque tienen que “inventarla”, como decimos aquí”.
“Además tengo el deber como periodista de informar al mundo sobre el escenario en que la isla afronta la propagación del virus y cómo en lugar de aliviar la situación de los cubanos, el régimen está imponiendo multas de hasta 3000 pesos moneda nacional a aquellos que vean grabando aglomeraciones, discusiones con funcionarios o la policía, le confiscan sus medios de trabajo, no importa si es hombre o mujer”, dijo Buqueriget.
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Las autoridades están llamando al “distanciamiento social” mientras la realidad nacional impone condiciones desfavorables al cumplimiento de todos los protocolos previstos para contener la propagación de la enfermedad.