Intentó durante ocho años reunirse con el presidente Barack Obama o alguno de sus funcionarios para hablar de Cuba. Golpeó puertas, llamó por teléfono y el congresista Mario Díaz-Balart asegura que se topó con una pared.
Esos días, sin embargo, ya son parte de la historia: han pasado tres meses desde la elección como presidente de Donald Trump y asesores cercanos del republicano ya sostuvieron varias reuniones con legisladores cubanoamericanos, lo cual les hace confiar que su voz será otra vez considerada a la hora de tomar decisiones sobre la política de Estados Unidos hacia Cuba.
Your browser doesn’t support HTML5
"Hemos tenido más conversación con la gente de alto nivel de Trump acerca de Cuba, que lo que tuvimos en ocho años con los funcionarios de la administración de Obama", dijo Díaz-Balart a The Associated Press.
El cambio de actitud no es menor: los actuales cuatro legisladores cubanoamericanos de la Florida, incluido Díaz-Balart, representan al exilio cubano más conservador que se ha opuesto al acercamiento que Obama tuvo con Cuba y podrían influir en los destinos de la relación bilateral, como ocurrió en otras administraciones republicanas.
"Todo va a ser muy diferente", vaticinó el representante republicano Carlos Curbelo, quien lamentó que el gobierno de Obama no consultara "ni en una sola ocasión" con él, Díaz-Balart o sus otros dos colegas, Ileana Ros-Lehtinen y Marco Rubio. "Es un cambio drástico", dijo.
Obama impulsó una apertura y normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba, que se tradujo en la reducción de ciertas restricciones en temas como el envío de remesas, vuelos directos hacia la isla, el restablecimiento de las respectivas embajadas y el fin de la política que daba un estatus legal inmediato a los cubanos que pisaran suelo estadounidense.
Los republicanos, sobre todo los legisladores cubanoamericanos que han sido críticos permanentes de los gobiernos de los hermanos Castro, nunca vieron con buenos ojos el acercamiento.
Sin embargo, tampoco se pronuncian por que todo regrese a como estaba antes del deshielo en diciembre de 2014. O no todos. Curbelo, por ejemplo, está a favor de restringir el comercio y el turismo con la isla, aunque no se opone a que los cubanos de Florida viajen a visitar a sus familiares.
Expertos y académicos avizoran que Trump encomendará a esos legisladores buena parte de la política hacia Cuba, sin importar las diferencias previas de algunos, como Ros-Lehtinen y Curbelo, que públicamente dijeron que no votarían por él.
"Van a ser los guías de la política hacia Cuba", consideró Sebastián Arcos, vicedirector del Centro de Investigaciones de Cuba de la Universidad Internacional de la Florida. "Es también una manera de demostrar tolerancia por aquellos que lo criticaron abiertamente", expresó refiriéndose a Ros-Lehtinen y Curbello.
Para Frank Mora, exsubsecretario de Defensa para el Hemisferio Occidental durante el gobierno de Obama, "Trump va a volver a entregar la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba a los legisladores cubanoamericanos".
Algunos de los legisladores, de hecho, presumen de su amistad con funcionarios de confianza de Trump.
Curbelo dice que es amigo del jefe de despacho del presidente, Reince Priebus. Díaz-Balart asegura que mantiene una amistad de "muchos años" con el vicepresidente Mike Pence y que tiene una relación "extremadamente positiva" con el nuevo director de la Agencia Central de Inteligencia, Mike Pompeo y con el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.
Tanto Curbelo como Díaz-Balart dijeron que han sostenido varias reuniones con funcionarios de Trump, aunque evitaron decir con quiénes y cuántas veces se han encontrado. Tampoco quisieron dar detalles de las conversaciones, y Díaz-Balart sólo dijo que han sido consistentes con la posición del magnate.
Ros-Lehtinen y Rubio no accedieron a hablar con la AP, y el equipo de Trump dijo que no tenía comentarios.
Pese al panorama poco favorable para mantener las relaciones con Cuba como las dejó Obama, hay quienes aún tienen esperanza de que Trump reconsidere.
"Confiamos en que después de que el gobierno de Trump realice una revisión completa de nuestra política hacia Cuba, encontrará que seguir avanzando hacia la normalización es la mejor opción para fortalecer la seguridad de las costas estadounidenses, abrir oportunidades para los negocios estadounidenses y mejorar la vida de la población cubana", dijo James Williams, presidente de la organización Engage Cuba, uno de los principales grupos que cabildea el fin del embargo a la isla.
Durante su campaña, Trump criticó la política de Obama a Cuba y exigió prestarle atención a la situación de los derechos humanos en la isla.
Y tras ser elegido presidente, designó a tres cubanoamericanos del ala conservadora para que formaran parte de su gobierno de transición: Mauricio Claver Carone, director ejecutivo de uno de los grupos que más cabildea en Washington en favor del embargo económico; Yleem Poblete, experta en política exterior y seguridad nacional; y Carlos Díaz Rosillo, conferencista sobre temas de gobierno en la Universidad de Harvard.
Los nombramientos generaron regocijo entre los legisladores y el grupo más radical de exiliados, y temor entre los que apoyan el levantamiento del embargo económico.
Ahora, los legisladores esperan tener acceso a las esferas del poder como lo hacían en la época de George W. Bush.
Díaz-Balart asegura que tuvieron un papel clave en un programa iniciado por el expresidente republicano en 2006, el cual permitía a médicos cubanos solicitar asilo político mientras se encontraban en el extranjero.
"Cuando surgía un tema podíamos llamar y nos respondían inmediatamente", recordó.
Con Obama, todo cambió. "Estuve tratando de reunirme con algún funcionario, cualquier funcionario. No tenía que ser de alto rango... y nunca pudimos concretar una reunión", dijo.
La oficina de prensa de Obama no respondió los mensajes de la AP en busca de comentarios.
Trump no se ha referido últimamente al tema, aunque su discurso de mano dura hacia Cuba fue ratificado recientemente por su secretario de Estado, Rex Tillerson.
"Espero una revisión integral de todas esas órdenes ejecutivas (de Obama)", dijo en las audiencias en el Senado antes de su ratificación.
Díaz-Balart confía en que así será. "Sin duda, esos decretos tienen los días contados", dijo.
(Gisela Salomón/Associated Press)