El periódico oficial del régimen castrista Granma, como en su momento lo fuera Revolución, son simples órganos de propaganda que procuran tener desinformada a la población al mejor estilo nazi de Joseph Goebbels, de que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad.
Hace unos días un periodista de ese medio cumpliendo la política del régimen, atacó la película Plantados, que recoge algunos de los episodios más trágicos del presidio político cubano, con una existencia paralela a la de la dictadura, de 62 años.
Lee también Multimillonario que financió "Plantados" sabe que la están pirateando: "Lo que quiero es que vean la película"El columnista afirma que el odio y el arte nunca han ligado, olvidando que las películas filmadas bajo el castrismo han sido propuestas que promueven el odio, como El Hombre de Maisinicú y Río Negro, dos bazofias que se destacan en una filmografía que ha servido sustancialmente a la división, sectarismo, miedo y la pugnacidad, realidades que han primado en Cuba desde que el totalitarismo se entronizó en el país.
En Plantados no hay odio sino un sincero interés por la justicia, de no ser así, el esbirro desertor habría sido ajusticiado.
He sido testigo en numerosas ocasiones del compromiso de la mayoría del exilio y de la casi totalidad de los ex prisioneros políticos cubanos por alcanzar la justicia, por eso la exclamación constante de muchos de ellos de “Justicia Si, Impunidad No, Venganza, tampoco”.
En cuanto el escritor José Antonio Albertini me envió el enlace del artículo de Granma bajo el subtítulo, “Por qué ladran los perros”, sentí que tantas mentiras y mala intención merecían una respuesta, no a la persona que lo escribió, porque si trabaja en Granma es de suponer que sea un siervo de la dictadura, aunque en honor a la verdad bajo un gobierno tan falso es difícil distinguir quienes practican la doble moral de defender el infierno sin dejar de querer disfrutar los “males” de una sociedad abierta y libre.
Plantados recoge testimonios de personas que conozco, plasmados en documentales y libros publicados en el exilio contrarrevolucionario como lo califica el autor de la columna, una de las pocas verdades recogidas en la misma.
El articulista a la vez, elogia la película la Red Avispa, una trama cargada de falsedades en la que los protagonistas son los asesinos de cuatro jóvenes que volaban en avionetas desarmadas en aguas internacionales que buscaban a compatriotas perdidos en el mar por huir del régimen que el autor elogia.
Los héroes falsos son los de la red Avispa. Ellos han servido a un régimen de oprobio que ha conducido a la cárcel por motivos políticos a más de medio millón de personas, algunas recluidas hasta 30 años, como fue el caso de Mario Chanes de Armas, uno de los participantes del ataque al Cuartel Moncada y expedicionario del Granma, nombre que identifica al principal instrumento de propaganda de la tiranía.
Las escenas que se ven en Plantados son reales. Por ejemplo, los fusilamientos.
El autor de artículo no puede negar que en Cuba se fusilaron a miles de hombres, cientos en la Fortaleza de La Cabaña y muchos más en el resto del país.
Las ejecuciones en el camión tuvieron lugar en La Ceiba, Escambray. Allí fueron masacrados, julio 13 de 1963, 19 guerrilleros que llevaban más de dos años encarcelados sin juicio en el Reclusorio de Isla de Pinos, donde se produjeron numerosos asesinatos con bayonetas como fue el caso de Ernesto Díaz Madruga, asesinado por el sargento Porfirio González que de inmediato fue ascendido a subteniente, relata Enrique Ruano, testigo del crimen.
Plantados no es una mentira, incluida la dinamita sobre la cual durmieron miles de reclusos, lo menos cruento, la escena del calzoncillo, única vestimenta de centenares de presos, como lo vivió, entre otros cientos, Roberto Perdomo quien de 28 años en la cárcel, estuvo 22 en calzoncillos.
La película no miente. Sus escenas reproducen sucesos ocurridos en diferentes prisiones de la Isla bajo el castrismo, a través de los largos años de condena de quienes prestaron sus vivencias para que fueran recogidas por Lilo Vilaplana, un creador que, junto a su talento, tiene el privilegio de ser un hombre libre porque rompió con las ataduras de un gobierno que ha destruido muchos de los valores fundamentales de la nación cubana.