¡Cómo me gusta hablar en espanglish!

"Improvisados políglotas revolucionarios del acoso al turismo chapurrean '¿Whear your from?'".

Improvisados políglotas revolucionarios, en busca del dólar redentor, chapurrean : "¿Whear your from?" y le van arriba a cualquiera con pinta de extranjero.

El aprendizaje de un inglés de "etrái guan y guan tu tri", como el del Bito Manué de los Motivos del Son de Nicolás Guillén, ha prendido cocinas, arropado el pellejo, calzado los pies y abierto los ojos a otros horizontes, a miles de cubanos que hoy en día se valen de una emergente y estrafalaria jerga en espanglish para sobrevivir.

Hay que ver cómo estos improvisados políglotas revolucionarios del acoso al turismo, la lucha por la izquierda o la derecha, el timo en busca del dólar redentor, chapurrean una especie de ábrete sésamo lexical: "¿Whear your from?" y le van arriba a cualquiera con pinta de extranjero, sin importarles si habla suajili, euzkera, polaco, árabe o alemán.

La cuestión es que el extranjero se detenga, cruce cuatro palabras, compre tabacos, ron, libros viejos, servicios sexuales o quiera visitar la parte histórica de La Habana, pasear en almendrón, cenar en una paladar, visitar un naigh club o, simplemente, caminar por la ciudad, siempre que, de no haber ligue, al despedirse deje algo por la gestión.

Dime cómo hablas…

En el libro Dime cómo hablas, del fallecido colega Luis García Vega (Lucas Garve), se abordan los fenómenos de la (in)comunicación social, el mal uso del español, la chabacanería al hablar, las diversas zonas expresivas de un argot popular que convierte los diálogos callejeros en una torre de Babel, y se traza un panorama desolador que muestra a los "cultísimos" cubanos con un lenguaje más pobre que un bidet.

La bandera de EEUU conquista La Habana.

Personas con diplomas de bachiller, técnico medio en qué sé yo, maestros en no sé qué, escriben "ayer" con hache, al parecer contaminados con la grafía de hoy. Y no duden que algunos le intercalen la hache a "mañana" para variar. Sin embargo, estos "siudadanos" (así lo escriben también), que parecen mezclar su lenguaje en una batidora, "hablan" en inglés.

La crítica a los problemas con la ortografía y la expresión oral, que dispara en la isla las alarmas academicistas del "país más culto del universo", aún no logra evitar que aparezcan anuncios como "se venden cunas para niños de madera", "se acen rocas (roscas) a dormicilio", o "llegó la carne de embarazadas y los huevos de ancianos de la semana".

Para este número nada despreciable de cubanos, una preposición no es más que una invitación a delinquir; la consonante les suena como alguien forrado en billetes de cualquier color; y la expresión oral no significa otra cosa que una modalidad sexual. Lo importante es que al ¿expresarse? sean entendidos por sus interlocutores, y ya.

El idioma del enemigo

Luego de pasar el Volga en bicicleta y hartarse de osos mishas, tíos vanias y matrioshskas para aprender por radio idioma ruso (lengua que causa retortijones de estómago hasta para decir "amor"), los cubanos han recibido una contraorden del Partido que prioriza el estudio del inglés, ya que si bien lo usan los enemigos, se conjuga con prosperidad.

Los tiempos cambian, la necesidad apremia, y ya el rústico tovarish-compañero no alivia los desastres causados por una revolución que hoy busca restañarse las heridas con un míster-señor. Las pancartas de alegres muchachas koljosianas con sus dientes de oro, vestidos estampados y en el cabello una flor, son sustituidos por los pósteres de semidesnudas diosas imperiales como Lady Gaga, Madonna, J-Lo, Rihanna o Beyoncé.

De nada sirve hoy especializarse en camiones Ural o automóviles Ladas, si ahorita rodarán por nuestras "embachecidas" calles (que son de los revolucionarios), los conservadores Ford Mondeo, los reaccionarios Chevrolet Corvette C 7, y cuanto sirva para transportar a la nueva clase cubana, ahora que el hombre nuevo del Che envejece en el exterior.

Ya en Cuba nadie sueña con aquellos 9.550 kilómetros que separan a La Habana de Moscú, sino con las 90 millas que los alejan de Miami. Mucho menos con cortar caña como loco y ser héroe del trabajo para ganarse un viaje a Samara o Volgogrado; sino con lograr una visa por cinco años (o definitiva) para visitar (o radicarse en) Montana o Illinois.

Por eso y mucho más, bienvenido el idioma del exenemigo. Servirá de mucho para deletrear los carteles en inglés que inundarán el país, mejorar el espanglish de los proxenetas y luchadores al menudeo ubicados en cualquier esquina de la isla y para acabar de enterrar el español.

Yo, me larvo las manos, como Porcio El Piloto. A mí, como me gusta hablar español al estilo de la guaracha de Pedro Luis Ferrer, si Oprah Winfrey, Tracy Chapman, Julia Roberts, Toni Morrison, Angelina Jolie, Yusnaime La licenciada, Olga La Tamalera, o Yurelkis La Porqueriza quieren hablar conmigo, tendrán que hacerlo en el idioma de Cervantes y de Víctor Manuel.

¿Okey? Zenkiu very mucho.

[Publicado originalmente en Cubanet el 28/10/2015].