Clinton y Trump: un feroz enfrentamiento

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Feroz encontronazo entre Donald Trump y Hillary Clinton.

En el debate Trump fue confrontado por el video con sus comentarios lascivos sobre las mujeres. Era el momento para Clinton, de aprovechar el error de su contrincante, pero no lo logró, pues Trump le sacó los esqueletos en el closet de don Juan de su marido Bill.

Hillary Clinton y Donald Trump se enfrentaron ferozmente en un segundo debate presidencial en la noche del domingo en un momento crucial de la campaña, según los analistas del tema.

En el debate Trump fue confrontado por su rival respecto al bochornoso video, de 2005, lleno de comentarios lascivos sobre las mujeres.

Era el momento para Clinton, de aprovechar la oportunidad del error de su contrincante y ampliar la diferencia en las encuestas, pero no lo logró pues Trump le sacó los esqueletos en el closet de don Juan de su marido Bill, y no sólo el sonado caso de Monica Lewinsky, sino que trajo físicamente a la sala del debate a tres mujeres, Kathleen Willey, Paula Jones y Juanita Broaddrick, que fueron presuntamente abusadas sexualmente por el ex presidente Clinton.

En la comparecencia, y mencionada por Trump, estaba también Kathy Shelton, que acusa a Hillary Clinton de defender como abogada a su violador cuando ella era una niña de doce años y de haberse burlado cínicamente de su situación.

Sin embargo, la última pregunta del debate le bajó el tenso tono a la conversación y los candidatos se despidieron con un apretón de manos después de no haberlo hecho al inicio del evento.

En el proceso del debate, Trump dio a su base de seguidores acérrimos la actuación que llevaban tiempo esperando, pero probablemente no convenció aún a los estadounidenses que todavía se resisten a verlo en la Oficina Oval.

Trump dio a su base de seguidores acérrimos la actuación que llevaban tiempo esperando, pero probablemente no convenció aún a los estadounidenses que todavía se resisten a verlo en la Oficina Oval.

En un enfrentamiento de 90 minutos salpicado de insultos e interrupciones, Trump empleó todas las tácticas en su mano para defenderse de la acusación de Hillary de que es un abusador verbal de mujeres. De modo que pasó a los ataques personales al manifestar que veía un "tremendo odio" en el corazón de su rival, a la que se refirió como "el diablo" y mentirosa, y le dijo que, si sale elegido, la encarcelaría.

Su maniobra no escatimó reproches a nadie, ni al Partido Republicano ni a su compañero de fórmula y candidato a la vicepresidencia, Mike Pence.

"Estoy muy decepcionado con los congresistas, incluyendo los republicanos, por permitir que esto pase", dijo, criticando a los legisladores republicanos por su gestión de la investigación sobre el uso que hizo Clinton del correo electrónico y de emails confidenciales durante su etapa como secretaria de Estado.

Su actuación fue la viva imagen de lo que ha hecho de Trump una fuerza imparable en la política estadounidense durante los últimos 15 meses. El empresario neoyorquino dio voz a las quejas, durante muchos años marginales, sobre Clinton y su esposo. Demostró que no se acobardaría por la crisis ni se limitaría ante las normas de buena conducta convencionales.

A los republicanos que aguardan a que su atacado candidato se retire de la carrera presidencial se les recordó que no deben albergar esperanzas.

Clinton enfrentó el discurso de Trump con sonrisas de desdén y poniendo los ojos en blanco. La demócrata comenzó el debate en St. Louis citando a la primera dama, Michelle Obama: "Cuando van a la baja, sube el nivel". Ante las continuas interrupciones de su rival, Clinton decidió no protestar esperando que su oponente comete riera un error dada su impulsividad.

Pero su estrategia no funcionó y fue posiblemente menos efectiva que en el primer enfrentamiento. Cuando la conversación viró hacia los impuestos, la seguridad, el terrorismo, la cultura política de Washington o la gestión que hizo Clinton de los correos electrónicos clasificados, Trump pudo lanzar golpes efectivos y tomar algo de impulso.

"Lo digo todo el tiempo. Ella habla de atención sanitaria, ¿por qué no hizo nada al respecto? Habla de impuestos, ¿por qué no hizo nada al respecto?", dijo Trump. "Con ella, todo son palabras, no acciones".

Ante las continuas interrupciones de su rival, Clinton decidió no protestar esperando que su oponente comete riera un error dada su impulsividad.

Trump no se disculpó por su propia gestión fiscal. Por primera vez reconoció que durante años evitó pagar impuestos federales por sus ingresos a título personal, acogiéndose a los tecnicismos legales al uso en esos casos. Preguntado por si podría decir durante cuánto tiempo mantuvo esta práctica, respondió: "No".

La campaña de Trump ya tenía problemas para atraer el voto femenino antes de la emisión del video en el que puede oírse como describe sus dones para el acercamiento y conquista de las mujeres.

Al respecto Trump dijo: "Verdaderamente no estoy orgulloso de ello. Pero es una conversación de vestuario". Lo que en verdad no aportaba nada nuevo con respecto al comunicado que ofreció el viernes en la noche, aun después de que muchos republicanos consideraran que esa declaración era insuficiente y pidieran públicamente su renuncia.

Y, a pesar de que los líderes del partido le instaron a no hacerlo, el empresario no evitó mencionar los escándalos sexuales de Clinton en la década de 1990 en su defensa.

Trump no ofreció novedades en cuanto a sus propuestas de políticas ni nuevos detalles en lo relativo a sanidad o seguridad nacional. Cuestionado por sus diferencias con respecto a los comentarios del gobernador de Indiana, Mike Pence, sobre la idea de que el ejército debería estar listo para emplear la fuerza y proteger a los civiles en la guerra en Siria, el empresario reprendió sin rodeos a su compañero. "Él y yo no hemos hablado y yo no estoy de acuerdo. No estoy de acuerdo", dijo.

En el último tramo del debate, preguntados por algo que admiran de su rival, Trump destacó la perseverancia de Clinton. "Ella no se rinde", dijo.

Este información se elaboró con diferentes noticias de las agencias cablegráficas.