El realizador cubano Lázaro J. González estrenará el próximo 12 de mayo el cortometraje “Parole”, un filme de 23 minutos de duración donde explora de manera íntima los desafíos de la migración.
“La idea surgió del deseo personal de reunificarme con mi familia a través del parole humanitario", explicó el cineasta a Martí Noticias en referencia al programa migratorio aprobado por la actual administración de Joe Biden que beneficia a ciudadanos de cuba, Venezuela, Haití y Nicaragua.
El corto se estrenará en el marco del Pacific Film Archive, adscrito a la Universidad de California en Berkeley.
"Presentarlo ese día es un regalo para mi madre”, dijo González, graduado de la carrera de Periodismo en la Universidad de La Habana y egresado de varios talleres de la Escuela Internacional de Cine en San Antonio de los Baños.
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Para él, esta es “una película que juega con la metáfora de la comunicación, en este caso los audios entre mi madre y yo, a través de WhatsApp, así como el rejuego con la palabra parole”.
“El cortometraje está estructurado como una videocarta, como un coprotagonista/dirigiendo a su madre con un ritmo epistolar, haciéndose eco de los problemas de comunicación y el anhelo de conexión a través de divisiones físicas y culturales”, destacó.
"Es la vivencia de mi madre en Cuba, lo que ve, lo que evidencia en estos momentos de espera que se traduce en la experiencia de tantos migrantes que esperan también por estos días”.
Para González, su película también une "muchas de las perspectivas de las cuales estas personas no hablan: la vulnerabilidad económica, laboral, la gentrificación que afecta ciudades como San Francisco, donde resido y donde el costo de la vida es muy alto”.
Enfatizó que “esta idea no es el centro de la película, pero sí es un reflejo entre el imaginario, por ejemplo, de los cubanos, de lo que es vivir en Estados Unidos y las dificultades que aparecen en el exilio”.
El realizador utiliza elementos como las estaciones de trenes y autobuses para enfatizar la metáfora del desplazamiento, de las olas migratorias y la experiencia del exilio, como desprendimiento de una raíz original, marcando su condición como exiliado cubano.
“Con esos planos espero establecer una reflexión y conectar con el público sobre las complejidades del exilio, no solo desde un plano personal, sino también entre el dolor de no poder regresar a tu país y los miedos que te acompañan”, explicó.
“Es una película muy personal escenográficamente hablando, muy íntima, es sobre mi vida, la de mi mamá, pero al final es una historia que busca dialogar con la experiencia de miles de personas que hoy en día están pasando por esta misma situación”, concluyó.
Lázaro J. González dirigió los cortos Padre Nuestro, Margot, Del fango a la fe (De la inmundicia a la fe), Tatá y Villa Rosa, con el que ganó el Premio al Mejor Documental en el Festival de Cine Latino e Ibérico de Yale (Estados Unidos) y el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine Gay y Lésbico de Barcelona (España).