Se dice en el mundo del béisbol que la Serie Mundial que se juega en octubre se gana en julio.
Y es que, en ese mes, los gerentes de las diferentes franquicias hacen los movimientos necesarios para obtener piezas fundamentales que les ayudarán a avanzar a los playoffs.
Desde que arrancó la temporada el pasado jueves 30 de marzo, los equipos empiezan a evaluar sus opciones y mientras algunos están descartados de antemano de cualquier aspiración, otros ya ponen la vista en aquellos jugadores que podrían marcar la diferencia en su ruta hacia la corona.
El zurdo lanzallamas Aroldis Chapman es, entre los peloteros cubanos, el primer candidato a ser canjeado antes de la fecha límite del 31 de julio.
Chapman firmó durante el invierno un contrato por un año y 3.75 millones con los Reales de Kansas City, equipo que, según los pronósticos de los expertos, no irá a ningún lado en octubre.
El holguinero de 35 años necesita un rebote en su carrera que lo devuelva a la élite de los cerradores, luego de salir por la puerta de atrás de los Yankees de Nueva York, el equipo en el que pasó sus últimas seis campañas.
El Misil Cubano llegó a los Reales sin la seguridad de tener el trabajo de cerrador, que por ahora ocupa el derecho Scott Barlow, aunque las dos veces que el manager Matt Quatraro lo ha usado hasta ahora en la campaña, ha sido para lanzar el noveno episodio.
El botón de muestra por ahora es pequeño, pues Chapman sólo ha trabajado en dos de los siete partidos de su equipo, pero lo ha hecho de manera impecable, sin permitir hits, ni carreras, con cuatro ponches propinados, en tanto su recta ha recuperado la endemoniada velocidad de siempre, al marcar hasta 104 millas por hora.
A lo largo de su carrera, el zurdo se ha caracterizado por tener arranques de campaña explosivos, al punto de registrar entre marzo y abril una efectividad combinada de 0.82.
Luego entra en una suerte de slump en mayo (3.29) y junio (3.69), para recuperarse en julio (2.68) y agosto (2.94) y cerrar a todo vapor septiembre y octubre, meses en los que se combina para una efectividad de 1.57.
Chapman es, a no dudarlo, uno de los mejores cerradores de la historia, pues es apenas uno de seis con más de 300 rescates y mil ponches.
Si consigue regresar a su estelaridad habitual, estará en la mira de muchos equipos que a mediados de la temporada estén en posición de clasificarse para los playoffs.
Ya le pasó una vez, en el 2016, durante su primera estancia con los Yankees, cuando fue canjeado a los Cachorros de Chicago en julio y terminó siendo pieza fundamental para la conquista de la primera Serie Mundial en 108 años para la novena de la Ciudad de los Vientos.
Aquel año, los Yankees no iban a ningún lado y lo enviaron a los Cachorros a cambio del entonces primer prospecto de esa organización, el venezolano Gleyber Torres.
Chicago estaba pasando apuros con sus cerradores y necesitaban un brazo confiable del cual colgarse para avanzar a la postemporada.
Con su nuevo uniforme, Chapman salvó 16 partidos en los últimos dos meses de campaña, en los que trabajó para efectividad de 1.01, y luego en los playoffs rescató cuatro partidos y ganó otros dos, para llevarse su merecido anillo de campeón.
Fue una jugada magistral de Brian Cashman, gerente general de los Yankees, que obtuvo a Torres en el intercambio y meses después, en el invierno, recuperó al cubano en el mercado de agentes libres.
La pregunta ahora es: ¿qué uniforme estará luciendo el Misil Cubano en la segunda mitad de la temporada? Por ahora, la respuesta queda flotando en el aire, pero casi seguro no será el de los Reales de Kansas City.