Yoani es una persona de escaso volumen físico y esto contrastaba con la intensidad de sus comentarios, que mantuvieron el interés sin interrupción de quienes la escucharon.
En la conferencia del Instituto Cato, Yoani Sánchez dijo que este viaje la había cambiado, que nunca volvería a ser nada como antes y, si esto se puede decir de todos nosotros a cada día que pasa en nuestras vidas, la breve experiencia de la bloguera en Washington había de ser realmente transformadora.
Una mujer joven, que llevaba años esperando una visa para viajar al extranjero, se vio repentinamente agasajada en los centros de poder del país más poderoso e invitada a dar sus opiniones en uno de los centros políticos más prestigiosos, lleno a rebosar.
Desde muchos días antes, la gente que sigue la política cubana y más aún los periodistas dedicados a seguir informaciones de Latinoamérica, se preparaban ya para seguirla durante su estancia en la capital norteamericana. Quienes pudieron hacerlo, tan solo quedaron defraudados porque no pudieron escucharla ni verla por más tiempo.
Yoani es una persona de escaso volumen físico y esto contrastaba con la intensidad de sus comentarios, que mantuvieron el interés sin interrupción de quienes la escucharon, tanto en su intervención más larga, del Instituto Cato, como en otra mucho más breve en la embajada checa, donde se presentó una exposición en su honor.
El ex embajador checo en Washington, Martin Palous, se desplazó desde Miami para acompañarla en la recepción de su embajada, a pesar de que Yoanni había de viajar pronto a la Florida. Palous, ahora profesor en la Universidad de Miami, fue embajador de su país ante las Naciones Unidas y ministro de Relaciones Exteriores. Otro tanto hicieron ciudadanos de origen cubano que viajaron desde la Florida, además de muchos que residen en el área de Washington y varios legisladores. Otros vinieron desde Nueva York, a pesar de que también la ciudad de los rascacielos estaba en el programa del viaje.
Al final de cada evento, había colas para hablar algo más con ella pero, ante la evidencia de que faltaba tiempo, los teléfonos portátiles funcionaron como máquinas fotográficas: todos querían llevarse como recuerdo una imagen junto a Yoanni.
Alguien como ella, que no se dedica en la isla a dar conferencias - sino que con dificultades pudo desarrollar su blog, actuaba como si tuviera mucha experiencia en este tipo de eventos. Era mesurada y firme en sus respuestas y los comentarios de quienes la vieron de cerca es que tiene por delante un gran futuro.
La bloguera habló precisamente de ese futuro y dijo que sus planes consisten en seguir dedicándose a la información y desarrollar un diario digital, pero muchos recogieron la impresión de que, si nadie consigue cortarle el camino, no se quedará aquí y tendrá un lugar importante en la política, si Cuba finalmente consigue una sociedad democrática.
Una mujer joven, que llevaba años esperando una visa para viajar al extranjero, se vio repentinamente agasajada en los centros de poder del país más poderoso e invitada a dar sus opiniones en uno de los centros políticos más prestigiosos, lleno a rebosar.
Desde muchos días antes, la gente que sigue la política cubana y más aún los periodistas dedicados a seguir informaciones de Latinoamérica, se preparaban ya para seguirla durante su estancia en la capital norteamericana. Quienes pudieron hacerlo, tan solo quedaron defraudados porque no pudieron escucharla ni verla por más tiempo.
Yoani es una persona de escaso volumen físico y esto contrastaba con la intensidad de sus comentarios, que mantuvieron el interés sin interrupción de quienes la escucharon, tanto en su intervención más larga, del Instituto Cato, como en otra mucho más breve en la embajada checa, donde se presentó una exposición en su honor.
El ex embajador checo en Washington, Martin Palous, se desplazó desde Miami para acompañarla en la recepción de su embajada, a pesar de que Yoanni había de viajar pronto a la Florida. Palous, ahora profesor en la Universidad de Miami, fue embajador de su país ante las Naciones Unidas y ministro de Relaciones Exteriores. Otro tanto hicieron ciudadanos de origen cubano que viajaron desde la Florida, además de muchos que residen en el área de Washington y varios legisladores. Otros vinieron desde Nueva York, a pesar de que también la ciudad de los rascacielos estaba en el programa del viaje.
Al final de cada evento, había colas para hablar algo más con ella pero, ante la evidencia de que faltaba tiempo, los teléfonos portátiles funcionaron como máquinas fotográficas: todos querían llevarse como recuerdo una imagen junto a Yoanni.
Alguien como ella, que no se dedica en la isla a dar conferencias - sino que con dificultades pudo desarrollar su blog, actuaba como si tuviera mucha experiencia en este tipo de eventos. Era mesurada y firme en sus respuestas y los comentarios de quienes la vieron de cerca es que tiene por delante un gran futuro.
La bloguera habló precisamente de ese futuro y dijo que sus planes consisten en seguir dedicándose a la información y desarrollar un diario digital, pero muchos recogieron la impresión de que, si nadie consigue cortarle el camino, no se quedará aquí y tendrá un lugar importante en la política, si Cuba finalmente consigue una sociedad democrática.