“Será una visita histórica”, la del presidente Barack Obama a Cuba, dijo a la Voz de América el ex secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez.
De esto no cabe la menor duda, aún entre quienes se han opuesto rotundamente al proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y la isla.
La frase de Gutiérrez adquiere una connotación especial, cuando proviene de un miembro del partido republicano. Y no se trata de uno más.
Es el ciudadano cubano estadounidense que más alto ha escalado dentro del gobierno estadounidense: Carlos Gutiérrez, quien fue secretario de Comercio del expresidente George W. Bush.
Lo primero que se le cruzó por su mente al escuchar el anuncio sobre el acercamiento de ambos países, Gutiérrez no dudó en expresar su escepticismo, pues pensó que se trataría de un intercambio de prisioneros.
Pero, con el paso de los meses, él mismo ha podido corroborar los cambios, especialmente en el ámbito económico, que han impactado a los cubanos.
Gutiérrez no duda en asegurar que no se trata de un puñado de cubanos allegados al poder central de los Castro quienes se han beneficiado con el proceso de apertura.
Con sus propios ojos en La Habana,ha sido testigo que son los cubanos del común, quienes han podido experimentar los cambios económicos que se han originado desde el anuncio y “que hace siete años, jamás se hubiera pensado, serían posibles en la Isla”.
Con el mismo convencimiento, aseguró en entrevista con la Voz de América, que el gobierno de Obama “no le ha lanzado un salvavidas al gobierno de los Castro, sino al propio pueblo cubano”. Porque para él, la apertura económica que ha propiciado el presidente estadounidense con el cambio de visión hacia Cuba, puede que no genere transformaciones políticas en el corto plazo, pero brinda oportunidades de desarrollo económico personal a miles de cubanos.
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Con el mismo convencimiento, el ministro Gutiérrez señaló que si bien la violación a los derechos fundamentales no se puede desconocer, “también el desarrollo económico es un derecho”.
Sobre la base de este argumento, el exsecretario de Comercio asegura que sería “un error histórico lamentable” si un nuevo presidente republicano llegara a la Casa Blanca y destruyera lo que se ha construido en un camino lleno de obstáculos, y por eso, desde su punto de vista, no le cabe la menor duda de que el levantamiento del embargo, sólo es “cuestión de tiempo”.