El canciller de Ucrania, Dmytro Kuleba, ofreció este miércoles una conferencia de prensa virtual a la prensa extranjera desde Varsovia, la capital polaca, donde se encontraba para viajar a India y sostener conversaciones con su homólogo, Subrahmanyam Jaishankar.
Kuleba destacó que “esta será mi primera visita al país y la primera visita de un Ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania a India en siete años”.
La visita del canciller ucraniano a Nueva Delhi busca fortalecer las relaciones entre Ucrania e India, un compromiso establecido durante una conversación telefónica entre los mandatarios de ambos países a mediados de marzo, culminando con una sesión de la Comisión Intergubernamental Ucrania-India.
Durante la sesión de preguntas y respuestas, se abordó principalmente la lucha contra la desinformación rusa y la propaganda en los medios occidentales, destacando también la importancia de adquirir el sistema de defensa Patriot para repeler los ataques aéreos rusos.
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Rusia no tiene líneas rojas cuando intenta desacreditar a Ucrania
Ante una pregunta de un periodista de Macedonia del Norte, el ministro afirmó que “en general, la propaganda rusa no es tan exitosa como pretende ser” y puso como ejemplo que “las encuestas en varios países occidentales demuestran que la gente apoya a Ucrania; los gobiernos occidentales continúan comprometidos en apoyar a Ucrania”.
A pesar de ello, se aprecia “un aumento en los esfuerzos de propaganda rusa en las próximas semanas y meses, en vista de las próximas elecciones en la Unión Europea y en EEUU”, y sentenció que “habrá más y más propaganda rusa y Rusia no escatimará esfuerzos para acusar a Ucrania de cualquier tipo de crimen en un intento por desacreditarla y disminuir el apoyo que Ucrania disfruta”.
Ante tal situación, la recomendación del funcionario de Kyiv fue la de permanecer vigilantes para contrarrestar la desinformación rusa.
“Los crímenes atroces contra civiles son más bien una práctica rusa
Puso como ejemplo reciente el esfuerzo del Kremlin por acusar a Ucrania de estar involucrada en el acto terrorista en Moscú y calificó las acusaciones de “falsas y absurdas”.
“Los crímenes atroces contra civiles son más bien una práctica rusa, como hemos visto en los últimos dos años de agresión rusa contra Ucrania (...) Rusia literalmente no tiene líneas rojas cuando se trata de sus intentos por desacreditar a Ucrania ante los ojos del mundo entero”, sentenció Kuleba.
Por esas razones, el jefe de la diplomacia ucraniana llamó a estar vigilantes: "Tenemos que contrarrestar la propaganda rusa. Desafortunadamente, no puedes derrotar la propaganda rusa usando herramientas de la libertad, con medios y la libertad de expresión. Tenemos que ser fuertes con los periodistas rusos. Fuertes con los medios de propaganda rusa. Porque si se les permite operar en tu país, no te equivoques, sembrarán divisiones y harán todo lo posible para desestabilizar tu país”.
Rusia y su afán imperial
En relación a la posición de neutralidad que han asumido algunos países de Asia Central, que formaron parte del imperio ruso y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el canciller ucraniano afirmó que, en caso de no verse una victoria de Ucrania y de que las huestes rusas se impongan, estos países serán los siguientes en sentir la presión creciente de Rusia sobre su soberanía e integridad territorial.
"Si alguien cree que siendo neutral o mostrando amabilidad hacia Rusia se puede ganar la simpatía y misericordia de Rusia, eso es un gran error estratégico. Rusia no tiene misericordia cuando se trata de restaurar su poder imperial”, sentenció el diplomático.
Enfatizó a los periodistas que en Rusia “todavía ven a las naciones de Asia Central a través del prisma de su antiguo dominio e imperialismo”; por lo que, cuando se ayuda a Moscú a evadir las sanciones, “aunque pueda parecer rentable políticamente y económicamente ahora, no alterará el plan ruso”.
Los países de Asia Central serán los siguientes en sentir la presión creciente de Rusia sobre su soberanía e integridad territorial.
De ahí que, recomendó Kuleba, “la mejor solución estratégica sería apoyar a Ucrania, porque la derrota de Rusia en Ucrania también significaría la prevención de conflictos en otras partes del mundo, incluida Asia Central”.
Moldavia, nación vecina de Ucrania, tiene citas en las urnas en el otoño de 2024, tanto para las elecciones presidenciales como para el referéndum que permitiría al país seguir el curso de integración a la Unión Europea.
Sobre pronósticos para esa nación en el sur de Europa, vecina a Ucrania, y las maniobras del Kremlin, el canciller ucraniano manifestó que “no hace falta ser un científico de cohetes o un oficial de inteligencia para entender qué es lo que Rusia va a hacer. Van a utilizar sus canales, canales de medios y canales de redes sociales, y sus agentes en Moldavia, para desacreditar por todos los medios el actual liderazgo de Moldavia y el gobierno actual, y la misma idea de Moldavia como país europeo independiente”.
Como medida efectiva habló de “cortar el acceso de la propaganda rusa a las mentes y corazones”, y entonces “la expresión de la voluntad del pueblo de Moldavia no será distorsionada por estas influencias”.
“No es fácil hacerlo. Hay que encontrar una manera, de lo contrario, Rusia seguirá distorsionando las percepciones de la realidad en Moldavia”, apuntó.
Al mismo tiempo, ofreció el apoyo de Ucrania para proteger de la influencia maligna de Rusia el contexto del referéndum y las elecciones. "Estaremos allí para ayudar, pero nunca nos entrometeremos en las decisiones de nadie ni actuaremos en contra de la voluntad del país respectivo”.
Para que sirven los Patriot en Ucrania y la ayuda de Corea del Sur
Durante la conferencia, Kuleba destacó la escalada de Rusia en los ataques a Ucrania. Recordó que en la semana del 18 al 24 de marzo se lanzaron sobre Ucrania 190 misiles de varios tipos, 140 drones Shahed y 700 bombas aéreas guiadas. Urgió a Ucrania a aumentar la efectividad en la defensa aérea e interceptores, particularmente sistemas Patriot, recordó el ministro.
Kuleba subrayó vehementemente la urgencia de adquirir sistemas de defensa antiaérea Patriot, indicando que, a pesar de estar disponibles globalmente, su provisión depende de la voluntad política de los socios. Enfatizó que, dado que Ucrania sufre ataques con misiles constantemente, incluso sin precedentes en otras regiones, la adquicisión de sistemas Patriot es crucial para salvaguardar vidas humanas.
Una robusta defensa aérea no solo preservaría infraestructura crítica y economizaría recursos en recuperación, sino que también fomentaría el retorno de ucranianos del extranjero
Como segundo argumento, Kuleba señaló que una robusta defensa aérea no solo preservaría infraestructura crítica y economizaría recursos en recuperación, sino que también fomentaría el retorno de ucranianos del extranjero, reforzando la economía nacional y disminuyendo la dependencia de ayuda financiera externa.
Como tercer punto crucial, enfatizó la importancia de una sólida defensa aérea ucraniana, la cual protegería a las tropas y podría inclinar la balanza de la guerra a favor de Ucrania. Se destacó que, para contrarrestar las bombas rusas, que pesan entre 501 y 1500 kilogramos y devastan áreas completas, es fundamental derribar los aviones antes de que suelten su carga, lo cual requiere de un número adecuado de sistemas de defensa aérea modernos en el frente.
Al discutir la posible transferencia de sistemas de defensa Patriot a Ucrania, el canciller Kuleba citó la relación con Corea del Sur, destacando una pregunta de un periodista sobre la asistencia de Seúl a Kyiv. Kuleba enfatizó que los Patriots, siendo armas no letales que derriban misiles, representarían una ayuda humanitaria esencial protegiendo a civiles ucranianos de ataques, y apeló a Corea del Sur para que proporcionara estos sistemas, argumentando que beneficiaría tanto la seguridad estratégica de Corea del Sur como la de Ucrania, especialmente dado el apoyo militar de Corea del Norte a Rusia.
El funcionario concluyó con una reflexión histórica, sugiriendo que la falta de apoyo externo podría haber resultado desastrosa para Corea del Sur en la década de los 50, implicando la importancia crítica del apoyo internacional.