El 23 de junio, en una pequeña ceremonia privada en Dallas, Texas, se producirá un acontecimiento largamente demorado, la entrega al opositor cubano Oscar Elías Biscet de la Medalla Presidencial de la Libertad que le otorgara el ex presidente estadounidense George W. Bush.
Biscet fue formalmente galardonado con la medalla en una ceremonia en la Casa Blanca, en 2007, pero fue encarcelado como preso político y se le prohibió viajar a recibirla.
Nueve años más tarde, finalmente Biscet va a recibir el premio civil más alto de los Estados Unidos. Desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, apenas pasa un día sin una historia en los medios sobre los nuevos avances en la relación.
Un número récord de turistas estadounidenses están visitando la isla y las empresas estadounidenses están dispuestos a invertir y comerciar con Cuba.
A pesar de la cobertura de este "cambio" en Cuba, los disidentes no violentos como Biscet han visto pocos cambios en su existencia bajo acoso.
El gobierno comunista cubano continúa su accionar para reprimir enérgicamente cualquier protesta pacífica o desafío percibido. Los que se atreven a hablar libremente son castigados con dureza y rapidez.
La entrega de manos de George W. Bush de la Medalla de la Libertad a Oscar Elías Biscet es un recordatorio de la realidad que vive Cuba, más allá de los reportes de prensa.