Los próximos Juegos Olímpicos de Invierno están programados para comenzar el 4 de febrero de 2022 en Beijing, China. Muchas organizaciones de derechos humanos encabezadas por Amnistía Internacional han pedido el boicot a esos juegos, solicitando que los países no participen en dichas competencias. La propuesta ha hecho eco en algunos países, pero en otros no, por ser aliados de China.
La propuesta no es un capricho, es porque en la zona de Xinjiang, ubicado al oeste de ese país, vive el numeroso grupo étnico uigur de religión musulmana. Estas personas en su fisonomía parecen más turcas que chinas. Se informa que el gobierno chino quiere hacer desparecer la cultura de los uigures en todos los aspectos y para ello ha creado “campos de reeducación” donde hay más de dos millones de personas de este grupo en condiciones de campos de concentración, situación que el gobierno chino niega.
Varios gobiernos de diferentes países también están solicitando el boicot a esos juegos. Esta semana la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, la señora Nancy Pelosi pidió un boicot diplomático de EEUU y otros países. Ella dijo que los líderes mundiales no deberían acudir a las competencias debido al “genocidio que ocurre allí mientras estás sentado en tu asiento. Honren a sus deportistas desde su país. Que haya un boicot diplomático, si, al final esos juegos se realizan, el silencio es inexcusable”.
Este grupo étnico ha tratado de hacer conocer su situación frente a muchos organismos incluyendo al COI (Comité Olímpico Internacional), pero la respuesta ha sido que los juegos no se pueden politizar porque “no somos un gobierno mundial” como lo manifestó su presidente Thomas Bach.
Llevo meses hablando de este tema, he dicho varias veces que los boicots a los juegos no funcionan porque de la manera que se plantean no evitan que los juegos se realicen, los únicos perjudicados son los deportistas que no pueden asistir y que llevan años preparándose para participar en ellos.
En 1980 EEUU y varios de sus aliados boicotearon los juegos olímpicos de Moscú en respuesta a la invasión de la Unión Soviética a Afganistán. Los atletas estadounidenses y la de otros países que se unieron al boicot, perdieron quizás la única oportunidad de competir en unos olímpicos, aún así, los juegos se llevaron a cabo.
Cuatro años después, 1984, los juegos se celebraron en Los Ángeles, California, la Unión Soviética boicoteó los juegos en retaliación al boicot hecho por EEUU y sus aliados 4 años antes. Los atletas del bloque soviético no asistieron a esas justas olímpicas, pero los juegos también se hicieron sin ningún problema.
Mi opinión siempre ha sido que el boicot que hay que hacer a los juegos que se realicen en países violadores de los derechos humanos es de carácter económico, porque los juegos olímpicos y el COI existen y se sostienen por el patrocinio de empresas comerciales. La mayoría de esas empresas están en Estados Unidos o en países que política o comercialmente son aliados de esta nación.
A países como China que planean hacer los olímpicos de invierno 2022, hay que cortarle los suministros económicos para que el boicot sea exitoso, eso significa que los medios de TV que compran los derechos de transmisión, las compañías patrocinadoras como VISA, AirBnB de EEUU, Intel, Procter & Gamble, Coca-Cola, Panasonic, Toyota de Japón, Samsung de Corea del Sur y Alibaba (única empresa China), retiren su apoyo económico.
Se ha conformado un comité de legisladores de EEUU que está presionando a algunas de estas compañías americanas para que retiren su apoyo y patrocinio a estos juegos.