“La nueva Constitución de Cuba no corregirá su economía”, titula el servicio de noticias de negocios Bloomberg un reportaje sobre el anteproyecto de nueva carta magna cubana presentado en julio en la Asamblea Nacional y sus efectos económicos. Y al título le sigue el siguiente sumario: “El cambio es difícil, en especial cuando realmente no se desea”.
Bloomberg apunta que no está claro lo que esta nueva constitución se propone, y se compadece del gobernante Miguel Díaz-Canel, a quien “desde que asumió el cargo el pasado mes de abril, se le ha encomendado una misión imposible: vender los cambios como continuidad y, al mismo tiempo, la continuidad como una nueva revolución”.
La publicación consulta sobre el borrador constitucional a economistas y cubanólogos.
"Las reformas son un paso simbólico importante", dijo William LeoGrande, especialista en asuntos cubanos de American University. "La legalización de la propiedad privada pone al sector privado sobre una base legal firme, que nunca ha tenido. Y al eliminar el viejo compromiso de construir una sociedad comunista, la nueva constitución subraya el reconocimiento de que el futuro es una economía mixta".
Pero Bloomberg pide moderar el entusiasmo, acotando que impulsar las reformas es después de todo un imperativo existencial de Cuba ante la disyuntiva de adaptarse o colapsar.
Cita al economista cubano Pavel Vidal Alejandro, profesor de la Pontificia Universidad Javeriana en Cali, Colombia: la economía se ha estancado y el empleo es escaso; un millón de plazas laborales fueron eliminadas en el sector público de 2009 a 2016 y el sector privado emergente ha comenzado a tomar el relevo, pero solo tímidamente.
El servicio noticioso supone que, quizás alentados por la ola de capitalismo autoritario que ha recorrido el mapa desde China hasta Hungría, los dirigentes cubanos están apostando por políticas dirigidas a relajar las restricciones gubernamentales al mercado, solo que a su manera: lo suficiente como para pellizcar el trasero al crecimiento, pero no tanto como para poner en peligro la economía centralizada.
Respecto a si seguirían el ejemplo de aliados extranjeros de ideas afines, que han logrado modernizarse sin democratización, recuerda que en marzo el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong, encabezó una delegación a la isla y compartió algunos consejos.
El mercado por sí solo "no puede destruir el socialismo", dijo Trong a sus anfitriones en la Universidad de La Habana. "Pero para construir el socialismo con éxito es necesario desarrollar de manera adecuada una economía de mercado".
Al parecer, el consejo todavía no ha calado, comenta Bloomberg, y cita la opinión de Javier Corrales, analista político de Amherst College en Massachussets: "Las reformas que están sobre la mesa refuerzan el modelo cubano, al asegurar que el sector privado nunca sea ni tan privado ni tan fuerte. Es como tratar de volar un avión con una sola turbina. Puedes hacerlo, pero va a ser un vuelo escabroso".
La publicación acota que el riesgo es una gran cantidad de regulaciones a medias que generan aún más distorsiones. Cita a Richard Feinberg, catedrático de la Universidad de California, filial de San Diego, acerca de las anunciadas nuevas regulaciones a los negocios privados: aprueban la propiedad privada pero no la acumulación de riqueza privada, en lo que Feinberg ha llamado "un gran salto hacia atrás".
Lee también Economía política de Raúl Castro: sin prisa, con largas pausas y (a veces) en marcha atrás"Tienen tanto miedo del cambio y de lo que las fuerzas del mercado pueden hacer que no alcanzan a admitirlo" dijo a Bloomberg Carlos Saladrigas, presidente del Cuba Study Group, un equipo de investigación con sede en Miami.
El reportaje apunta que la revisión constitucional pasa por alto la reestructuración de la enrevesada moneda cubana, con un tipo de cambio de 24 pesos cubanos por un dólar para los cubanos y las empresas privadas y otra tasa “dulce y completamente ficticia” de uno por uno para las empresas estatales que dominan la economía nacional.
Como consecuencia, Cuba sufre de precios distorsionados y subsidios dispendiosos, lo cual "fomenta la supervivencia de empresas que no contribuyen en nada a la economía", y desperdicia "enormes cantidades de recursos financieros y humanos", afirma Vidal.
Y sin embargo, unificar los tipos de cambio requiere, para compensar el inevitable shock financiero, medidas como atraer a la inversión extranjera y liberar al sector privado "a fin de absorber a los desempleados de las empresas que quiebren", escribe Vidal.
Concluye diciendo Bloomberg que errar el tiro en una reforma constitucional es desaprovechar la oportunidad y aumentar con ello el riesgo de reveses recurrentes.
"Es la constitución. No es algo que se apruebe, se derogue y se reescriba cada pocos meses", dice Saladrigas. "Si los cambios no son fundamentales, ¿para qué molestarse en hacerlos?".
[Tomado de Bloomberg reseñado por Rolando Cartaya]