Becarios cubanos visitan Washington

  • Lizandra Díaz Blanco

Becarios cubanos en Washington.

El grupo de seis jóvenes cubanos, beneficiarios de las becas “Somos un solo pueblo”, recibe el viaje como el premio ideal tras seis meses de clases, alejados de sus familias, en un medio completamente nuevo.
Del país más aislado del hemisferio occidental, Cuba, a la capital de uno de los países más poderosos del mundo, Washington. El grupo de seis jóvenes cubanos, beneficiarios de las becas “Somos un solo pueblo”, recibe el viaje como el premio ideal tras seis meses de clases, alejados de sus familias, en un medio completamente nuevo.

Saliendo de la ceremonia de graduación han preparado las maletas. Están un poco soñolientos por el viaje a primera hora de la mañana, pero la excitación por la novedad le gana al cansancio.

Becarios cubanos en Washington

Sahily Navarro, Laritza Diversent, Eleonor Calvo, Yadira Serrano, Henry Constantin y Raudel Collazo poco a poco se desesperezan con la promesa de tres días inolvidables en la capital de Estados Unidos.

Desayunan apurados, bromean y toman fotos a cada paso, mientras se encaminan a la primera visita en su apretado itinerario: el Capitolio.

A Eleonor se le ha quedado la cámara. Un olvido que no se perdona, pero afortunadamente una de sus guías de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, le cede con gusto el cargo de “fotógrafa oficial” y la cámara, como prueba.

Se pasan cámaras y teléfonos de mano en mano, ávidos de preservar en sus memorias cada evento, cada lugar. Como dice Yadira: “Sería absurdo venir a un lugar como este y no tirarse fotos.” Las imágenes les ayudarán luego a contar en detalle esta aventura a familiares y amigos en la isla.

Para la abogada Laritza Diversent conocer la Antigua Cámara de la Corte Suprema de Justicia le agrega un encanto especial a la visita. “Fue emocionante, porque esto me remonta a los principios de mi carrera. Ha sido una experiencia increíble,” insiste la joven jurista.

La clase de historia sigue su curso. Las guías les cuentan las historias detrás de cada estatua, de cada salón, de cada pintura. Pero cuando han llegado a la maqueta del edificio del Congreso, Raudel no ha podido aguantarse: el alumno se convierte en maestro por un rato.

Becarios cubanos en Washington



Les descubre a las chicas estadounidenses la existencia de una versión habanera de su Capitolio. Contradictoriamente, Raudel jamás ha pasado de las escalinatas. ¿Por qué? Ni el mismo se lo explica.

No hay tiempo para detenerse, aún les falta visitar la Biblioteca del Congreso, intercambiar con senadores, dedicar unos minutos a la prensa y, por supuesto, saborear la vida nocturna de la capital.

Todos coinciden en que su estancia en los Estados Unidos ,y particularmente su visita a Washington DC, ha sido iluminadora. Celebran los aires de libertad y tolerancia la diferencia que han respirado en estos 6 meses de clases en el Miami Dade College.

Becarios cubanos en Washington


Y aprovechan para aconsejar a quienes les sigan: vivir la experiencia con mente abierta, dispuestos a cambiar su perspectiva de Cuba, de Estados Unidos y del mundo. Tal como les ha pasado a ellos.

Precisamente, con la esperanza de que la buena fortuna les siga acompañando Henry agota todos los recursos. Se para en el centro con forma de estrella del salón llamado “La Cripta”, el que marca el kilómetro cero de Washington y se apura a dar razones.

“Me dijeron que en ese lugar si uno lo pisa le va a traer buena suerte y cuando uno vive en Cuba necesita mucha buena suerte.” Mientras, Sahily le regaña para que se quede quieto o “la foto saldrá movida”.