Han pasado 54 años de la incursión de combatientes anticastristas en Bahía de Cochinos, el enclave suroccidental cubano por donde entraron los expedicionarios para intentar derrocar a Fidel Castro en 1961. La propaganda oficial, que en Cuba tilda a los integrantes de la Brigada 2506 de "mercenarios pagados por la CIA", hasta hoy proclama que aquella fue "la primera gran derrota del imperialismo en América Latina", pero muchos de los que se lanzaron a aquella aventura se sienten traicionados por el Gobierno de Estados Unidos y por la CIA.
La historia oficial
El 17 de abril de 1961, unos 1.400 expedicionarios anticastristas entrenados y armados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos desembarcaron en Playa Girón y Playa Larga, en la Bahía de Cochinos, unos 250 km al sureste de la capital cubana, para derrocar a Castro, quien había llegado al poder un par de años antes y se había alineado con la Unión Soviética. La invasión fue sofocada al cabo de dos días de combates, que dejaron 161 muertos en las filas revolucionarias y 107 en las anticastristas: 1.189 expedicionarios fueron capturados, cinco de ellos fueron fusilados y nueve condenados a 30 años de prisión, mientras que los demás fueron intercambiados con Washington por 53 millones de dólares en medicinas y alimentos.
El santiaguero Luis González Lalondry acababa de cumplir 26 años de edad cuando entró a la provincia de Matanzas, como Jefe de Comunicaciones del Batallón 5 de Infantería. Se siente traicionado doblemente: En 1961, cuando nunca llegaron los recursos prometidos por la Administración de J.F. Kennedy; y hoy, por la voluntad de la Casa Blanca de restablecer las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
"Después del 17 de diciembre del año pasado las cosas han cambiado, porque considero una nueva traición, igual a la del 17 de abril de 1961. Y esa traición de Estados Unidos y del presidente Barack Obama, entregándole todo en bandeja de plata a Raúl Castro y al comunismo en Cuba, alarga mucho más la libertad de Cuba. Yo posiblemente no la vea, pero algún día Cuba será libre", señala.
En Cuba, la propaganda oficial los tilda de mercenarios y en el imaginario popular persiste la versión de la derrota.
"El régimen de La Habana siempre nos ha acusado de todas las cosas, pero lo cierto es que Estados Unidos en el minuto cero, nos dejó solos, y solos peleamos contra 60.000 hombres que el régimen puso en el teatro de la guerra", rememora Luis González Lalondry, quien vive orgulloso de que ese episodio fue una lección de coraje y patriotismo.
"Medio siglo después se habla en el mundo de Bahía de Cochinos, cuando se habla de esto lo hacen con respeto y admiración por los que combatieron aquel 17 de abril".
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Impulsado a combatir
Roberto Pichardo era un joven técnico de radio en el aeropuerto de La Habana. Su salida del país, asegura, fue impulsada por las amenazas de la policía secreta, pues él que "no estaba metido en nada", en 1960 recibió la visita de dos oficiales que le amenazaron con fusilarlo si a Cuba llegaba una invasión.
Pichardo relata que, luego del acoso, se fue a Miami y que, llegando a la ciudad, fue contactado por quienes ya preparaban la invasión, en la que se enroló junto a otros 11 técnicos de aviación.
"No sé si fue el clima, el ambiente... las cosas de la vida, me dio por alistarme y a hacerlo por la libertad de Cuba, eso fue lo que me empujó a hacer todas estas cosas", indica Pichardo, quien junto a otros estuvo veinte meses preso en la isla, hasta que "los cambiaron por compotas".
"Nos tiraron, nos hicieron desembarcar en ciertas condiciones de desventaja, eso no es correcto. En aquellos años nos sentíamos bastante mal y durante todos estos años ha aparecido una serie de información y detalles que comprueban que nos dejaron allí en muy malas condiciones".
Roberto Pichardo vuelve sobre la frustración y los elogios a sus hermanos de lucha. También habla de la situación actual y se muestra escéptico: "Los cambios de últimamente, no sé si serán del agrado de todo el mundo ni qué esperamos de ellos. Vamos a ver qué sucede con el tiempo. Han sido 54 años bastante largos y penosos, esperando siempre algo, pero desgraciadamente no ha sucedido".
Pichardo se unió años más tarde a las fuerzas cubanas que combatieron al movimiento comunista que intentaba florecer en África, lo hizo en la poco conocida Operación Makasi. Décadas más tarde, sirvió como lanchero en Centroamérica.
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Todo contra el comunismo
Quizás el más conocido de aquella brigada sea Félix Rodríguez Mendigutía, porque fue asesor de las fuerzas bolivianas que dieron captura y muerte al guerrillero comunista Ernesto Che Guevara en 1967.
Su presencia encendió la ira de la delegación oficial cubana que asistió al foro de sociedad civil que se celebró en Panamá a propósito de la VII Cumbre de las Américas.
En 1960, con 17 años, participó en el "Plan Trinidad" que apoyaría a los 2000 alzados del Escambray; y con 19 años se había enrolado en la invasión a Bahía de Cochinos. Vivía desde 1954 en Estados Unidos y regresaba a liberar a Cuba del comunismo.
Dos meses antes de la invasión, Rodríguez Mendigutía entró como parte de un equipo de infiltración. Los sucesos de Bahía de Cochinos lo retuvieron en La Habana, hasta que pudo salir bajo salvoconducto de la embajada de Venezuela, donde lo mantuvieron hasta el 13 de septiembre de 1961.
Mendigutía saca un saldo bastante claro de aquel hecho: "Seguimos todos los brigadistas con el mismo propósito que nos llevó a Girón hace 54 años. Hay que seguir luchando por la libertad de nuestra patria".
"Vemos ahora con gran tristeza esta nueva apertura, que no creo que va a beneficiar en nada para la liberación de nuestra patria, sino que va a ser un factor que va a demorar la libertad de nuestro pueblo", indicó.
Rodríguez Mendigutía concuerda con los dos anticastristas anteriores, y con muchos más, en la falta de apoyo de la Administración de Kennedy para lograr los objetivos de la Brigada 2506 y que fueron abandonados, pero resalta que el Gobierno de Estados Unidos les apoyó en otras ocasiones.
"En el caso mío, después tuvimos la oportunidad de trabajar en Centroamérica, con la promesa del presidente Kennedy de eliminar a Castro y nos dio todas las facilidades y desgraciadamente lo asesinaron. Yo creo que fue el error de un presidente joven, y claro, lo pagamos muy caro todos los cubanos. Después, él trató de honestamente corregir ese error. Se hizo responsable de la invasión y yo estoy casi convencido de que le costó la muerte", finalizó.
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