La nueva regulación para las exportaciones aprobada por Obama permite a los cuentapropistas cubanos vender sus productos a Estados Unidos dentro de unas limitaciones. Sin embargo, hacerlo sigue siendo un problema para muchos por los costes y trámites necesarios para los envíos; el Gobierno cubano, además, tampoco ha facilitado las cosas y no está otorgando licencias de exportaciones.
Con este panorama, los únicos cuentapropistas que realmente están sacando provecho de este clima de apertura son los que realizan servicios relacionados con la informática. Programadores, desarrolladores de apps o diseñadores gráficos se están abriendo camino al mundo exterior exportando sus productos, sin necesidad de que pasen por aduana ni ocupen espacio físico. Sólo necesitan buscar una conexión a internet estable que les permita enviar su trabajo.
Tal y como recoge The New York Times en un artículo sobre los "emprendedores cubanos de la web", el hecho de que ahora los estadounidenses pueden comprar a los cubanos, aunque sea unos servicios y productos determinados, les "ha abierto al mundo". Para Tomás Bilbao, director ejecutivo del Grupo de Estudio Cubanos en Washington, "esto tiene un impacto inmediato ayudar a los empresarios en Cuba".
El embargo económico sigue vigente y, pese a los avances, cualquier tipo de comercio entre los dos países es aún complicado –si no imposible– de realizar, pero los empresarios estadounidenses se están beneficiando de muchos proveedores cubanos que les pueden dar este tipo de servicios. En la mayoría de los casos, eso sí, se tienen que valer de un intermediario de otro país para realizar el trato.
Como dice este diario, cada vez más y más cubanos están promocionando sus servicios vía online gracias a los conocimientos adquiridos en las universidades estatales. Páginas web como freelance.com, Behance o twago.es, que ponen en contacto a profesionales que ofrecen su trabajo con demandantes de servicios, tienen ya entre sus usuarios a muchos cubanos. Y los contratos pueden llegar desde cualquier lugar del mundo.
No existen datos de lo que pueden estar ingresando, pero para todos ellos conseguir cualquier tipo de contrato temporal a través de internet puede suponer su principal vía de ingresos. Los programadores informáticos son, además, quienes que más futuro tienen en este sector bajo las nuevas regulaciones.
Como reconoce John McIntire, quien preside la Fundación de Emprendedores Cubanos, una organización sin ánimo de lucro, los cubanos están entre los mejor preparados del mundo en este ámbito y tienen muchas posibilidades de progresar.
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La conexión a internet, clave para los cuentapropistas
Para que este grupo de emprendedores informáticos pueda exportar sus productos necesita un bien muy preciado en Cuba: la conexión a internet. En un país que acaba de anunciar oficialmente que hasta 2020 no habrá banda ancha en al menos el 50% de los hogares, enviar un simple email sigue siendo una tarea difícil, porque las conexiones son escasas y muy caras.
Si bien muchos de estos pequeños empresarios pueden hacer su trabajo sin necesidad de conexión, como programar o diseñar en sus computadoras, para estar en contacto con sus clientes y hacerles llegar su trabajo necesitan internet. Bien sea para transferir ficheros o para una simple teleconferencia por Skype, ese es el gran obstáculo para ellos.
Sin embargo, el lujo que supone para cualquier cubano comprar una hora de internet en un cibercafé (4.50$) o en los puntos wi-fi recientemente instalados en varias ciudades a 2 CUC, para ellos es sólo una inversión que rentabilizan gracias a las ganancias que obtienen. Además, muchos de ellos encuentran fórmulas para conseguir accesos a mejor precio.
Unos, compran en el mercado negro conexiones dial-up (muy lentas y que emplean la línea telefónica) a unos $200 mensuales o bien alquilan conexiones wi-fi en los grandes hoteles. Por eso no es extraño ver lobbys como el del hotel Habana Libre donde los jóvenes se concentran para usar su internet mientras escriben códigos para un nuevo software o crean aplicaciones para teléfonos móviles.
Aunque muchos las usan, pagar por estas conexiones no deja de ser un riesgo para la economía de cualquier cubano. Solo estos informáticos, que tienen la certeza de que obtendrán unas ganancias interesantes por exportar sus conocimientos, son capaces desembolsar esa cantidad. El resto, los miles de cuentapropistas que no llegan a ganar más de $30 o $40 al mes, lo tienen más difícil.